Capítulo 44: Liga plata.

Han pasado dos semanas desde el último drama, y ​​mi hermana y yo hemos encontrado un poco de paz. Ella, con su eterna sabiduría fraternal, me dijo que no me molestaría hasta que termine mis épicos combates contra el Nivel 2. Qué considero yo pues, hasta parece un tratado legal firmado por ambas partes.

En cuanto a Yolanda, por fin me desbloqueó. ¡Aleluya! Me soltó que me estaba molestando por "lo de Haru". ¿Como si no supiera yo que era por eso? Vamos, Yolanda, dame un poco de crédito. Le expliqué con toda la paciencia del mundo que Haru es solo una amiga. Pero Yolanda, con sus celos, logra hacer que hasta el drama de una telenovela parezca un documental aburrido. Eso sí, los hombres, como seres superiores de madurez que somos, jamás haríamos algo tan... emocional. Claro, eso lo digo mientras me irrito porque ahora Yolanda y Maicol son "amigos" y hablan como si fueran compañeros de trabajo en una reunión de Zoom.

Maicol, ese astuto conspirador con sonrisa de cordero, claramente quiere reconquistarla. No es que tenga celos, no, para nada. Solo me "molesta", ¿vale? Estoy perfectamente calmado y no tengo ganas de patear una piedra cada vez que los veo juntos.

En fin, dejando el culebrón sentimental, voy camino al Coliseo de ligas mayores. Hoy es el gran día: me enfrentaré a los cinco mejores magos del Nivel 2. Nada especial, solo un día normal en la vida de un futuro héroe legendario. El director me envió el mensaje confirmando mi encuentro y, por supuesto, estoy listo. Aunque entre nosotros, un poco de nervios hay.

Llego al Coliseo y ¡guau! Está a vender, parece que regalaron entradas gratis o algo. La multitud es enorme, igual que cuando Dery y Raysa hicieron sus combates. Respiro hondo porque, sí, estoy nervioso. ¡Es mi primera lucha mágica a nivel profesional y con tanto público!

Luego viene lo divertido: me inyectan Quirio para teletransportarme al centro del Coliseo. Ah, sí, nada como una buena dosis de "suero desintegrador" para empezar el día. Al entrar en la cápsula, recuerdo el horror de la primera vez que me desintegraron. Esta vez dolió menos, así que parece que mi cuerpo ya está acostumbrándose a la idea de ser triturado molecularmente. Qué maravilla, ¿verdad? ¡La magia moderna es tan reconfortante!

Al llegar, me topo con mi oponente: un tipo que parece sacado de un club de fisicoculturistas rebeldes. Tiene un corte de cabello que grita “¡mírame, soy peligroso!” con los lados rapados y una cresta tan llamativa que podría usarse de marcador en un mapa. Por si fuera poco, lleva unos aretes tan grandes que podrían captar señales de radio intergalácticas. Honestamente, parece el presidente del club de “estudiantes problemáticos con tatuajes ilegales”. Y digo yo, ¿aquí nadie les enseña disciplina? ¿Dónde está el prefecto cuando lo necesitas?

— ¿Te gustan las mariposas? —me suelta de arrepentimiento. ¿Perdón? ¿Qué clase de pregunta es esa en plena batalla mágica? ¿Vamos a pelear o a charlar sobre insectos?

—Pues sí, son bonitas. Creo que son de lo más tranquilo en la naturaleza —respondo, porque, sinceramente, ¿quién odia las mariposas? ¿Y esto cuenta como examen sorpresa? Porque creo que lo acabo de aprobar.

—¡Excelente! Me alegra saber que vas a morir adorando a mis mariposas —dice con una sonrisa tan macabra que podría vender entradas en una casa del terror.

De repente, mete las manos en los bolsillos como si buscara caramelos, pero no. Saca su mano nuevamente y, ¡zas!, abre la palma. Un agujero negro aparece ahí, como una puertecita a otra dimensión, y empiezan a salir miles de mariposas rojas. ¡Miles! Esto parece un desfile insectil apocalíptico.

—Supongo que tus mariposas no pueden ser tan peligrosas, ¿no? —pregunto con la esperanza de que sean solo un espectáculo visual. Pero algo me dice que no, porque estas mariposas tienen actitud.

—Oh, claro que sí lo son. Mis mariposas absorberán toda tu sangre hasta dejarte más seco que una pasa al sol —me responde con una tranquilidad que asusta.

—¿Son una especie de mariposas vampiro o algo así? ¡Qué creativo! —comento mientras me río nerviosamente. Esto es la Liga Plata, y al parecer, aquí las habilidades mágicas son directamente proporcionales al nivel de locura.

—Exacto. Y no puedes aparecerte mágicamente cerca de mí porque mis mariposas te atraparán, te drenarán como a un jugo de frutas, y ni siquiera tendrás tiempo de pestañear. Si decides correr, enviaré un enjambre tras de ti, porque, sinceramente, me encanta ver a mis víctimas correr. ¡Es tan divertido!

El tipo, sin previo aviso, empieza a reírse como villano de película mala, sacando la lengua y poniendo caras que no ayudan a su reputación. Y justo cuando pienso que esto no puede volverse más surrealista, me lanza su ejército de mariposas rojas mientras miles más se quedan flotando a su alrededor como un ejército privado de bichos vampiros.

¿Y ahora qué hago? ¿Correr, luchar, o escribir una queja formal a la Liga Plata por no hacer chequeos psicológicos a sus participantes? ¡Este tipo está más loco que un murciélago en una fiesta de luces!

Rápidamente hago un sello para lanzar un ataque de fuego con mis manos, no soy tan bueno como Dery con el elemento fuego, pero tengo unos cuantos hechizos con ese elemento.

Al realizar el sello con mis manos lanzo un fuego muy extenso el cual elimina de forma inmediata todas las mariposas rojas que se dirigían hacia mí.

Procedo a realizar otro sello, pero esta vez para lanzar un rayo eléctrico por mi mano, al terminar del sello una fuerte corriente de electricidad corre por todo mi cuerpo hasta llegar a mi mano derecha donde la expulso en forma de rayo hacia donde está el estudiante de Nivel 2 con cabello de cresta.

Cuando el rayo llega a su pecho este se desintegra en miles de mariposas más, era un clon de esos insectos.

Se aparece mágicamente atrás de mí y me sujeta con fuerza con las dos manos.

—¡No escaparás de mis mariposas! ¡Vengan ahora, queridas, a disfrutar su buffet humano! —grita el tipo con la emoción de alguien presentando un plato gourmet.