Black Ghost

Capítulo 78: Los Maestros.

El primero en entrar en combate será el director Orlando. Tras él, vendrán Anderson, Estuar y dos maestros más cuyos nombres aún desconozco.
Esta no será una simple pelea… es una guerra entre profesores, y se lucha hasta la muerte. No hay reglas deportivas cuando el Quirio no está presente en las venas, ni las cápsulas desintegradoras.
La única salida para no morir es rendirse, y solo el luchador mágico que desee vivir puede tomar esa decisión. En esta ocasión, son los profesores de Herel quienes enfrentan ese destino.

El director Orlando avanza con paso firme hacia el centro del terreno llano, donde lo espera el inicio del combate.
Entonces, tal como lo había profetizado aquel legendario criminal, la gigantesca puerta se abre con un estruendo.
De entre las sombras, emerge el primer oponente… y acto seguido, la puerta se cierra con un golpe sordo, sellando el destino de ambos combatientes.

El aspecto de aquel hombre impone desde el primer instante. Se alza como un guerrero temible, de fuerza brutal. Lleva un casco oscuro que envuelve su cabeza por completo; su interior es una sombra impenetrable, ocultando por completo su rostro y dejando solo una sensación de amenaza.

De sus hombros y codos brotan afilados cuernos, retorcidos como si fueran parte de una criatura infernal. No lleva camisa ni calzado, solo un pantalón desgastado cubre su cuerpo. Su piel desnuda tiene un tono enfermizo, un aspecto monstruoso, como si hubiera sido arrancado de otro mundo.

Entonces, con un rugido de guerra que sacude el aire, alza los brazos. Y es ahí cuando ocurre lo imposible: de los cuernos de sus codos emergen dos espíritus retorcidos, tomando forma frente a todos. Son brujas ancianas, flotantes, de uñas grotescamente largas y dientes afilados como dagas. Sus risas agudas atraviesan la tensión del campo de batalla como cuchillas.

La oscuridad ha enviado a su campeón... y no viene solo.

Las brujas flotan hacia Orlando con un movimiento espectral. No tienen pies; bajo sus cuerpos solo cuelgan largos vestidos rasgados que se agitan con un viento invisible. Sus formas son casi translúcidas, como si el mundo real apenas pudiera contenerlas.

Con un chillido agudo, se lanzan sobre él, intentando desgarrarlo con sus uñas imposiblemente largas y afiladas como cuchillas. Pero Orlando no se inmuta. En un instante, salta y gira en el aire con precisión milimétrica, esquivando a ambas criaturas al mismo tiempo.

Sus pies tocan tierra con firmeza… y de inmediato desaparece en un destello de velocidad. Es imposible seguirlo con la vista. Cuando vuelve a ser visible, ya está frente al guerrero del casco, y le propina una patada brutal directamente en la cabeza.

El impacto resuena como un trueno metálico. Por un momento, creí que el casco volaría despedido… o que su cráneo estallaría. Pero el guerrero apenas retrocede tres pasos. Se mantiene en pie, firme, como si su cuerpo estuviera forjado en piedra.

Desde la espalda de Orlando, las dos brujas reaparecen, furiosas, lanzándose de nuevo hacia él con gritos que hielan la sangre. Pero Orlando reacciona sin vacilar: gira hacia atrás en un movimiento fluido, esquivándolas una vez más, y en el mismo instante… desaparece. Se esfuma como un parpadeo de luz, volviendo al punto inicial donde estaba.

Las brujas giran violentamente en el aire y se lanzan de inmediato en su persecución. Pero Orlando ya está preparado.

Con calma y determinación, traza un sello con ambas manos. Del aire mismo surge un papel brillante con un símbolo antiguo, desconocido y vibrante. El talismán flota delante de él... y entonces, como si invocara un poder ancestral, el sello comienza a absorberlo todo como una voraz aspiradora espiritual.

Las dos brujas son arrastradas por la fuerza del conjuro. Chillan con furia y desesperación, retorciéndose, arañando el aire con sus garras mientras intentan resistirse. Pero es inútil. Sus cuerpos etéreos se deforman, se estiran, y finalmente son tragados por el papel sellado, que brilla intensamente antes de cerrarse con un destello y desaparecer.

El campo queda en silencio.

Orlando se mantiene de pie, sereno, mientras el guerrero de casco oscuro lo observa. La verdadera batalla apenas comienza.

Sin siquiera un pestañeo, el guerrero del casco aparece justo frente a Orlando. Su puño, pesado como una roca, va directo al rostro del director. Orlando apenas alcanza a cubrirse con su brazo izquierdo, bloqueando el golpe, aunque la fuerza detrás de él sacude el aire a su alrededor.

Pero Orlando no vacila. En una fracción de segundo, canaliza su magia. Su puño derecho comienza a cargarse con energía plasmática, y destellos eléctricos amarillos chispean alrededor de su mano como serpientes vivas.

En un movimiento veloz, casi imposible de seguir, Orlando se agacha y lanza un golpe directo al estómago del enemigo. El impacto retumba como un trueno. Todo ocurre tan rápido que apenas puede percibirse: velocidad, precisión y poder en una sola acción.

El cuerpo del guerrero se sacude violentamente hacia atrás, retrocediendo varios pasos con un agujero abierto en el abdomen. El daño es evidente… por un instante.

Y luego, lo imposible: la herida comienza a cerrarse. La carne se regenera, el tejido se recompone, y en cuestión de segundos no queda rastro alguno del impacto. Es como si jamás hubiese sido herido.

Un escalofrío me recorre al ver eso.
¿Acaso esta criatura es inmortal?

El guerrero del casco salta de repente, lanzando dos patadas consecutivas con una velocidad feroz. Pero Orlando, con una calma imperturbable, las esquiva con elegancia, como si ya supiera cada movimiento que su enemigo haría.

Al ver su ataque frustrado, el guerrero se enfurece. Sus cuernos se estremecen con una energía oscura… y de ellos emergen dos nuevas entidades. Esta vez, son perros espectrales, parecidos a las brujas anteriores, pero con una diferencia clara: no flotan, corren. Sus cuerpos hechos de humo y sombra se deslizan por el suelo con rapidez demoníaca, mostrando colmillos tan largos como cuchillos.



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En el texto hay: fatasia, cienciaficion, amordehermanos

Editado: 18.07.2025

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