Capítulo 32.-

Liam

—Ya mucho drama — hablo Casandra y Olivia trato de huir — Sicut lapis animam tuam vivificabis— Cassandra le lanzo un hechizo inmovilizándola

— Todo estará bien, lo prometo —la cargue en mis brazos mientras que sus ojos se llenaron de lágrimas, entramos al palacio que estaba iluminado por algunas velas rojas. — ¿Segura que funcionará?

—Confía en mi, solo hay que traerla de vuelta al cuerpo de Olivia — la recosté en el piso y ya no había vuelta atrás —Redi ad esse quod semper voluit— las velas que había al rededor se apagaron quedando en completa obscuridad pero en menos de 3 segundos se volvieron a encender y Olivia había desaparecido.

—Buen truco Lesat, jugando escondidas como la persona madura que eres— Casandra comenzó a reír — ¡Sal maldita estúpida!

—De nuevo se repite la historia Liam— apareció Lesat tras de un pilar— vuelves a traicionar la confianza de la persona que dices amar.— Camino hasta el trono y se sentó en el cruzando sus piernas— Sabia que mentiras sobre el aniversario pero quería ver hasta donde eres capaz de llegar por Casandra, así que traje refuerzos, Max apareció a su lado al igual que mis padres y la madre de Olivia.

—Hijo, recapacita, no vuelvas a cometer el mismo error...— baje la mirada en silencio, nadie sabía realmente el motivo por el cual le pedí ayuda a Casandra.
—Hermanito, no aprendes de tus errores.

—Hazlo por el amor que alguna vez le tuviste a mi hija

—Justo por eso estoy haciendo esto— Mire frustrado a la madre de Olivia y mis ojos se llenaron de lágrimas —Lesat no liberará a Olivia, ni se funcionarán como ella lo dice, ¡No lo ve! Matara lo que queda de ella.

—Lesat también es mi hija muchacho y si tengo que sacrificar el alma más débil de alguna de ellas lo voy a hacer.

—La reunión familiar se terminó, es hora de entregarme el trono.— hablo casandra— Sus ojos brillaban con una determinación feroz mientras el aire se cargaba de energía mágica,— umbrae latentes mali aemulo secant aere—con un grito desgarrador, convocó sombras retorcidas que se enroscaron alrededor de Lesat buscando sofocarla en un abrazo mortífero. Máx quiso interferir pero me lance a el deteniéndolo sacándolo del palacio por una de las ventanas.

—Liam debes detener esto— sus colmillos salieron y sus ojos se tornaron oscuros — Volverá a repetirse la historia y tu serás el culpable.— una lucha de fuerza comenzó entre Max y yo, mis padres trataban de frenar todo lo que pasaba.

—No puedo detener algo que ya comenzó.

—Liam hijo serás decapitado y vuelto cenizas por la Inquisición si no haces que esto se detenga.—Arroje a Max contra mis padres derribando los a todos ellos, volví dentro del palacio, la lucha entre Cassandra y Lesat era muy poderosa. — Yo solo quiero a Olivia de vuelta

—Lux vitae tenebras mittit ad infernum—Lesat con un gesto rápido, invocó una espada de luz pura que cortó a través de las sombras con una fuerza imparable liberándose del hechizo de Casandra.
Fuego y hielo se entrelazaban en una danza letal mientras ambas lanzaban rayos y proyectiles mágicos con una intensidad devastadora, parte del palacio comenzó a derrumbarse por la fuerza que se estaba metiendo en el lugar quedando entre muros y naturaleza, el suelo temblaba con la fuerza de sus hechizos, los árboles se retorcían con el poder liberado y el cielo se iluminaba con destellos de magia desenfrenada.
En un momento de pausa, ambas Lesat y Casandra se encontraron cara a cara, respirando agitadamente, sus miradas se encontraban chispeando con una mezcla de odio y rencor, sabían que solo una de ellas saldría viva de ese enfrentamiento. Se lanzaron una contra la otra con una ferocidad inigualable, la magia estallando a su alrededor en un frenesí de fuerza desatada. El choque de sus poderes resonó en el bosque, anunciando el desenlace inevitable de su batalla.
Con un estallido de luz cegadora, todo se detuvo a nuestro alrededor, Lesat cayó al suelo derrotada por el poder abrumador de Casandra.

—Es ahora o nunca Liam — Casandra me miró y yo solo asentí— Mater naturalis, hanc animam serva quasi semen tui mundi et florem fac cum tempus iustum est.— Clavo una pequeña daga en su pecho justo en el corazón su mirada se cruzó con la mía y su cuerpo comenzó a emanar una luz brillante. Casandra quito la daga del pecho de Lesat y el suelo comenzó a vibrar, en un abrir y cerrar de ojos Casandra desapareció del lugar sin saber si el hechizo realmente había funcionado.
Me acerque a ella lentamente y la levanté del suelo, abrazándola fuertemente, no quería dejarla ir.

—Liam...— susurro — Tengo frío — su voz era débil y la herida de su pecho no estaba sanando, puse mi mano en su pecho haciendo presión en el.

—Ella no va a sanar hijo...— mi padre se acercó y se sentó mi lado.

—Claro que no, Olivia va a morir — su madre se acercó viéndonos con desprecio— Casandra solo devolvió su alma, pero Olivia sin Lesat es solo una humana común.

—Ayudela, es su hija, ya la devolvió de la muerte una vez...— mi madre la tomo de la mano pero ella se negó.

—Olivia solo fue un envase para devolver a la reina, me temo que no puedo ayudarla más — lágrimas bajaron por sus mejillas —La reina desapareció totalmente así que mi misión aquí a terminado, se puso de rodillas junto a Olivia, mientras agonizaba.

—Mamá...— lágrimas salían de sus ojos, le suplicaba ayuda como cualquier hija lo hace con su madre pero ella simplemente , acaricio su rostro y se fue.

—No te preocupes te ayudare— hable desesperado — Max me ayudas a cargarla, tal vez si la llevamos a urgencias— el asintió sin dudarlo pero al tratar de moverla, sus gritos de dolor inundaban el lugar.
—¡Basta! Detente por favor...

—Olivia, no se que hacer— un nudo en mi garganta me ahogaba, no la quería perder, no de nuevo por una estupidez mía — ¿Que hago? Susurré y ella acaricio mi mejilla, su tacto era frió y su piel ya estaba pálida, perdía mucha sangre — No se cómo salvarte — me solté a llorar como si fuera un niño pequeño mientras ella solo me observaba