Black Wolf

1. Isla de Elba

 

Presente.

<Que fresco>

El aire relente junto a la brisa del mar me inunda profundamente, aun en medio de estos árboles, tan grandes y joviales, tanta vida a mi alrededor, esto no es más que un simple momento pasajero ahogado en la memoria. No logro recordar, hace cuantos años que no he venido a este lugar, el bosque que antes conocí ya no existe más, y la vista de aquel paisaje al borde de este precipicio es casi la misma, rodeado por la hierba. Me inclino suavemente hacia el centro para ver más claramente, sacudir un poco la tierra y la hierba que aquí ha quedado, no puedo evitar rosar con mis dedos la vieja inscripción; ahora ya no es más que un despojo de garabatos y marcas perdidas en el tiempo, una simple roca de este viejo bosque.

 

Detrás de mí escucho un gruñido, el sonido de los pasos entre la hierba sus pisadas son claras y firmes, quieren que sepa que están aquí. Su mirada iracunda y el pelaje erizado indicando rabia, hace tanto que no regresaba a este lugar, me rodean entre los tres, una pequeña jauría de lobos color grisáceo frente a mí. Puedo percibirlo, mi presencia es una amenaza en sus tierras, su respiración agitada y sus dientes afilados, la tierra bajo sus patas clavando las garras, y sé que ellos pueden escuchar mis pensamientos, un simple “vengan tras de mi” es todo lo que oirán. Sin paciencia se abalanzan sobre mí pidiendo tomar mi vida. Lo único que estas bestias pueden oír ahora no es más que el simple y tenue susurro de los pasos de la muerte acercándose justo por mi espalda…

     —En ocasiones me pregunto, si no haces esto, solo para hablar conmigo— su voz tenue y suave, daba una leve sensación de paz, “como se supone debía ser”

     —Tenía tiempo sin verte Azr…— interrumpió de inmediato.

     —Aun no es tu hora, cuando así sea, lo sabrás tú mismo, viejo amigo— Inquirió al final, con melodiosa calma e ironía en su voz. Me levanté y dejé de inclinarme hacia la roca frente a mí para verlo; cabello negro y largo amarrado con una coleta al final, ojos claros color marrón y la alta y gallarda figura de un joven no mayor a los veinticuatro años, vestido de traje, pero con sus pies desnudos caminando sobre la tierra, hierva y acariciando un lobo color grisáceo con su mano mientras este se desvanecía, el rostro de la muerte misma, esta vez.

     —¿Aun prefieres esa forma Azrael?, escuché que ahora la muerte viene como una bella joven de cabello claro —la sensación de enojo se acumulaba dentro de mí, habían pasado ya casi treinta años desde la última vez que le vi.

     —Oh, ¿Te he decepcionado? Si eso prefieres —Azrael se cruzó de brazos y con un tenue brillo frente a mis ojos, se acercó a mí y con sus manos delicadas y suaves acaricio mi rostro mientras acercaba sus labios hacia mí,

     —Ahora, te gusto más así, mi querido… justo ahora ya no sé cuál es tu nombre —Aleje a Azrael suavemente de mí; se trataba de una hermosa joven de cabello rubio platinado, casi blanco y lacio, poseedora de cautivantes ojos grises, esbelta y de piel clara, luciendo un simple vestido color negro y descalza en la tierra bajo nuestros pies, sin duda que miles de hombres no lamentaron su muerte al verla, pues ella se los llevaría al descanso eterno.

     —Nunca te cansas de jugar así Azrael? —Mi voz seca no dejaba ocultar la ira que contenía, pero no era su culpa, no debía culparle, solo fue…—Nathaniel, así fue como me nombraron la última vez— respire hondo, tratando de disipar mi ira.

     —Nathaniel… pienso que para esta época sería más fácil para ti llevar un nombre menos formal. Y sí, disfruto mucho de esto, es mi razón para existir después de todo, yo… no tengo nada más a lo que podría aferrarme —La voz de Azrael se tornó suave y delicada, no solo su apariencia ha cambiado, sino también sus emociones con ella.

     —¿Qué me sugieres de nombre? — Caminamos en dirección al acantilado, quería ver nuevamente el inmenso mar ante el cielo despejado y sereno, tal vez así, mi cólera disminuiría.

     —Nathe, es simple, elegante y en ti, es perfecto ya que justo ahora luces como un atractivo muchacho de veintidós años, seguro cautivarías a muchas jóvenes en la ciudad— Azrael se acomodó hacia mi hombro y me sonrió, yo solo le desvié la mirada en dirección del mar. Azrael alejándose de mí se colocó detrás, un destello se asomó por mi espalda y con mis manos en los bolsillos del pantalón lo vi nuevamente. Azrael había cambiado su forma una vez más, esta vez se trataba de un muchacho, de cabello negro y rallones cobrizos a la luz, ligeramente largo, que algunos mechones en su cabello despeinado se asomaban por frente a su rostro, más al contrario de su primer rostro este era fino y detallado, este no podría hacerse una cola de caballo, vestía de pantalón negro en mezclilla verdoso, y una camisa blanca arremangada en sus brazos. Me acerque a él, y como un espejo, él me imitó.




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