Prólogo

Britannia, nación de personas honradas, trabajadoras y fieles a los principios que todo ciudadano britanno adora respetar. Una nación que goza de grandes logros humanísticos y tecnológicos, descomunicada del mundo exterior por descontento del consejo real luego del tratado de paz pautado al final de las sangrientas Guerras mágicas que le costó al mundo entero millares de vidas y la casi aniquilación del mundo, pero la decisión del consejo real fue más que acertada pues solo una década después del tratado el mundo volvió a caer en las feroces garras de la guerra. Britannia se salvó de la extincion, salvaguardando su estructura y gente en paz fuera de toda destrucción apocalíptica que existe detrás de los muros.

En uno de los estados britannos ycerca de la ciudad de Crux, yace en una montaña el poblado de Belleville. Un pueblo no tan conocido en el reino pero visitado por los grandes conocedores de la robótica frecuentandola para conseguir metales de grandísima calidad para sus proyectos. Un poco más allá del pueblo, pero no tanto para que no sea considerado de Belleville se encuentra un pequeño taller rudimentario, con una fachada simple e incluso sin señalamiento alguno que le diga a los transeúntes que ahí se ubica uno de los mejores talleres del mundo, dirigido por un maestro herrero llamado Jeffrey Swallengh y su sobrino Siplhes, ambos especialistas en el arte de la fabricación de androides de todo tipo, en especial de vigilancia. Jeffrey encargado de forjar las partes reforzadas para los androides y Siplhes de la programación y control de calidad para que queden en un estado óptimo, la impecabilidad de su trabajo es tal que solo trabajan con clientes exclusivos y de confianza.

Además de tener un excelente y exclusivo negocio ambos son grandes aficionados al arte de las espadas, siendo la katana su preferida pues era un tipo de espada que estaba totalmente extinta desde hace muchísimo tiempo, incluso antes de que Britannia cerrase sus frontes levantando el muro. Según Jeffrey la primera vez que vio una fue en sus primeros años dirigiendo el taller, ya el muro se había levantado pero aún había gente fuera de este y los más capaces lograban colarse en Britannia para refugiarse de la guerra o simplemente buscar suministro, uno de esto fue un espadachín que pudo entrar en el reino y de alguna manera pudo enterarse de la existencia del taller, este espadachín le pidió Jeffrey reparar una armadura y mientras lo hacía noto que la espada de este espadachín era completamente distinta a todo lo que él había visto en su vida, al preguntar por ella el espadachín le respondió que era un tipo de espada que se había perdido mucho tiempo atrás pero que un puñado de personas aún utilizaba pues su técnica era superior a las demás, el espadachín le dijo que si alguna vez salía de Britannia buscará a los Sworders para que aprendiese de ellos sobre sus técnicas legendarias. Jeffrey quedó fascinado por la katana tanto que en el poco tiempo que pudo verla la memorizo en cada detalle y gasto más de veinte años de su vida para poder replicarla, cuando al final lo pudo hacer forjó dos katanas, una se la regalo al Rey de Britannia y otra a su sobrino Siplhes como regalo en su sexto cumpleaños cumpleaños, también le enseño como usarla usando las técnicas que el mismo creo usando la lógica. Siplhes desde el primer minuto amo usar su katana y mientras crecía superaba su técnica e incluso la mejoraba agregando nuevos aspectos.

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Una mañana Siplhes se despierta muy temprano para poder acomodar el desorden que dejó la noche anterior dónde se desveló hasta muy tarde reparando un nuevo modelo de androide diseñado enteramente por el. Muchos cables, componentes y herramientas estaban esparcidos por toda la habitación y el sabía que su tío se iba enojar por eso. Mientras organizaba un nuevo correo de voz le llegaba a su Holocodex (ordenador con monitor holográfico), el extrañado se acercó para ver de qué se trataba y justo en ese momento su tío entró en la habitación, asustando a Siplhes sin embargo que estaba a punto de borrar el correo de voz pensando que era más propuestas para estudiar en las universidades del país, cosa que Siplhes consideraba innecesario debido a su actual conocimiento, pero justo antes de darle al botón rojo notó que el remitente no era ninguna institución universitaria que el conozca.

—Esto es muy curioso, tío —exclamo al ver quién era el remitente —estaba seguro que el mensaje era de esos sujetos universitarios insistiendo que estudie en su institución, pero aquí dice "Real Academia de Crux", ¿Que es esto?.

—¿Real Academia? —respondió rascándose la barba intentando recordar —No recuerdo muy bien, pero creo que se trata de una institución muy especial para jóvenes excepcionales.

—Cuando dices excepcionales, ¿A que te refieres exactamente?

—No te podría dar una respuesta correcta porque siempre ha sido un misterio, esta siempre envuelta en secretos pues no muchos han entrado a ese lugar y nadie sabe cómo es el proceso para estudiar en ese lugar.

—¿Secretos? —Exclamo Siplhes, sola esa palabra captó su atención por completo y en lugar de borrar el correo de voz lo reprodujo.

{Holocodex} "Reproduciendo correo de voz...Buenos días joven Swallengh, le comunicamos que su archivo de admisión ha sido recibida exitosamente, leída con lujo de detalle y nos complace anunciar que luego de una breve reunión con el Real Consejo Académico de invitarlo a usted a estudiar en la Real Academia de Crux y así mejorar su vida exponencialmente en cada aspecto, esperamos su pronta respuesta, tendrá un límite de veinticuatro horas a partir de la reproducción de este correo de voz para responder, ¡Que tenga un buen día!... Fin de la reproducción"

—¡Enhorabuena! —Exclamó vitoreando Jeffrey acompañado de unos aplausos y una gran sonrisa llena de alegría.

—¿Pero qué es esto? ¿Has sido tú el que envío el archivo de admisión? —reaccionó Siplhes un poco molesto, al parecer no le ha gustado que alguien haya actuado sin su consulta.