Capítulo 5

Zar se encuentra entrenando como acostumbra, han transcurrido dos días desde su encuentro con Ker y no consigue sacar ese momento de su cabeza, « ¡Ya basta, Zar, fuiste demasiado lejos esta vez y debes olvidarlo!» se regaña apagando todo para volver a su habitación con la intensión de prepararse para salir. Una vez que se encuentra preparado se encamina a la salida de su habitación, al abrir la puerta se encuentra con los castaños ojos de Isabella, se encontraba a punto de tocar la puerta para anunciarse.

Isabella es una joven de cabello negro, lacio y a la altura de su hombro, de un metro sesenta y cinco de estatura, delgada, de tez blanca, labios color rosa suave y delgados, de carácter servicial y bastante tranquilo. Zar sonríe de manera amable, conoce a Isabella desde hace tanto tiempo que la considera parte de la familia aunque es el único que la trata de esa manera, ella le devuelve la sonrisa.

–Señor…

– ¿Qué te he dicho?–la interrumpe sin borrar la sonrisa de su rostro.

–Lo siento, Zar… la princesa te espera en la sala–informa la joven sin poder controlar el sonrojo que la invade, hablarle sin la formalidad debida le cuesta pero Zar siempre insiste en ello, detesta que lo llamen señor Dixon.

Tornándose serio de pronto mira al frente y avanza sin decir ni una sola palabra, es como quien sabe que puede caer en el precipicio si continúa en la misma dirección; sin embargo, a pesar de saber lo que le espera, no se detiene, no es que quiera perderse en el laberinto, es simplemente que no puede controlar sus acciones. Llega al borde de la escalera y desde ahí es capaz de vislumbrar a la joven princesa que espera pacientemente en el sofá de la sala, observando todo con atención.

– Es un placer recibirte, princesa–expresa aproximándose para saludarla, ella se pone de pie mirándolo.

– Joven Dixon, es un placer para mí verlo nuevamente.

– No me llames de esa manera, es inapropiado–indica llevando su mano hacia su cabello en un gesto que evidencia su nerviosismo.

– Todos aquí le llaman de esa manera, ¿Por qué no puedo hacerlo?

– Tú eres la princesa, ellos no.

– No encuentro la lógica pero no discutiré en esta ocasión–responde con una sonrisa, « ¿Tiene que ser tan perfecta?» se cuestiona moviendo su cabeza para mantener su mente lo más fría posible.

– De acuerdo, ¿Quieres algo de beber?

– Estoy bien así, Zar, gracias– expresa con tono dulce aproximándose para saludarlo con un beso en la mejilla.

– ¿Realmente me saludaras así?–cuestiona exteriorizando sus pensamientos sin poder controlarlo.

– No comprendo, Zar, ¿Qué es lo que tiene de malo? ¿No te gusta acaso?–pregunta llena de consternación.

– No tiene nada de malo, princesa, es únicamente que me acostumbre a tus labios unidos a los míos, es por ello que ese saludo me parece tan frío y distante– explica sonriendo al tiempo que toma asiento en el sofá de mayor tamaño.

– ¡Eres muy atrevido, Zar!– expresa Ker bromista al tiempo que vuelve al sofá que ocupaba antes de la llegada del joven.

– No lo negaré, estaba convencido de que no vendrías a visitarme realmente, soy un tanto impaciente.

– Yo siempre cumplo con mi palabra.

– Me doy cuenta de ello, linda, pero ven, toma asiento a mi lado, no muerdo, a menos que me lo permitas–comenta de manera coqueta, Ker mueve su cabeza de manera negativa al tiempo que se pone de pie para tomar asiento a su lado.

– Eres un joven muy divertido, Zar.

– Eso es porque piensas que es broma todo lo que digo.

– ¿Lo dices en serio entonces?– pregunta la joven elevando una ceja con incredulidad.

– ¡No puedo creer que pensaras que bromeaba!–exclama sintiéndose ofendido–. Ker, realmente me siento atraído por ti y sé que no debería pero no puedo evitarlo.

– Creí que jugabas al decirlo, lo siento.

– No estoy jugando, Ker– responde mirando directamente los ojos de Ker y tomando entre sus manos las de la joven–. Tú eres una mujer especial, desde que te conocí quede fascinado contigo, nunca te lo he ocultado, Ker, aunque siempre había mantenido mi distancia por respeto a tus sentimientos pero he estado pensando mucho y creo que ahora todo ha cambiado y nada me impide decir que me gustas.

– Gracias por eso–responde sin saber que mas decir.

Zar se limita a sonreír de la misma manera en que Ker lo hace, mantiene las manos de la joven entre las suyas, «Realmente me he enloquecido pero no me importa.» piensa acariciando la mejilla de Ker con su mano izquierda. Lentamente aproxima su rostro al de la joven que lo observa sin alejarse, Ker cierra sus ojos al sentir el aliento fresco del Zar tan cerca, se encuentra por unir sus labios a los de ella cuando se ve interrumpido sintiéndose molesto coloca en su rostro una clara expresión de fastidio que causa que Ker ría divertida.

– Disculpe que lo interrumpa joven pero el señor Ellerbee se encuentra aquí–informa Isabella, « ¡Maldita sea! ¿A que ha venido? ¿Qué hago ahora?» se cuestiona sintiéndose preocupado por la inesperada llegada de su amigo, nunca antes se sintió tan molesto por su manera de aparecer.

Blake se encontraba en el clan Ellerbee bastante aburrido por lo que decidió presentarse en el clan Dixon para poder hablar con su mejor amigo, hace algún tiempo que Zar no lo visita, lo cual le ha resultado bastante inusual. Especialmente después de haber escuchado los rumores que circulan por los clanes, al llegar lo recibió Isabella y le pidió esperar, pacientemente se mantiene en la antesala. Hasta que de pronto percibe un aroma sumamente familiar, «Debe tratarse de mi imaginación.» piensa cerrando los ojos dejándose invadir por ese aroma tan especial que despierta múltiples recuerdos en su memoria. Sonríe tranquilamente al abrir sus intensos ojos azules con la imagen de aquella joven en su mente, « Dije que me mantendría lejos de ella y lo he cumplido, si tan solo fuera posible arrancarla de mi corazón para que encontrarme en esta situación no me resultara una tortura.» piensa manteniendo su mirada en un punto fijo.