Blaker: El despertar de la princesa

Héroe anónimo

Ker avanza buscando en el exterior de manera minuciosa, tratado de mantener en su corazón la esperanza de conseguir ubicar a su hermano. La joven se encuentra cerca del estacionamiento cuando alguien toma su brazo con brusquedad haciéndola girar, ella reconoce de quien se trata de manera inmediata. Ker lo mira con extrañeza al no comprender que es lo que desea, « ¿Por qué me ha seguido hasta aquí? ¿Dónde se encontrará Chase? Al menos cerca de mi hermano me encontraría segura. » Piensa tratando de controlar la angustia que la invade ante la actitud de ese joven.

– ¿A dónde vas con tanta prisa, linda?–pregunta sin liberarla de su agarre.

–Busco a Chase– responde con tono hostil, liberándose  de su agarre bruscamente.

–No lo encontrarás, se ha marchado hace tiempo con Harper, mejor hagamos algo juntos y después, puedo llevarte a tu casa sin problemas–comenta aproximándose a Ker.

–No es necesario, gracias–responde dispuesta a marcharse pero vuelve a sujetarla provocando que en ella se despierte un sentimiento inusual–, ¡¿Qué te ocurre?! ¡Suéltame!

–Vamos, linda, por la clase de baile regálame aunque sea un beso de despedida–expresa el joven intentando besar a Ker.

–Déjame tranquila–le pide con la poca tolerancia que le queda; sin embargo, él la ignora–, ¡He dicho que me dejes tranquila!

– ¿Acaso no has escuchado a la señorita?–interviene de pronto alguien saliendo de las sombras.

– ¡¿Por qué te involucras en un asunto que no es tuyo?! ¡Márchate de aquí!–ordena el joven acosador con molestia, liberando de su agarre a Ker para enfrentar a quien sea que obstaculiza sus objetivos.

–Te equivocas, claro que es mi asunto pero no entrare en detalles ahora–comenta con frialdad.

– ¿Quién eres? ¿Y Qué quieres?

–Yo soy la obscuridad del mundo, el caos mismo y lo que quiero, es que dejes  tranquila a la señorita y te marches de aquí, de lo contrario te daré una lección que jamás olvidaras–indica aquel individuo con voz fría y amenazadora.

El joven de ojos verdes mira directamente los ojos de aquel individuo, sin comprender que es lo que sucede el temor lo invade, de manera inmediata se aleja de ese lugar sin comprender lo que ha sucedido. Ker permanece atónita observando como el joven se aleja con evidente terror en su rostro.

– ¿Te encuentras bien?– cuestiona aquel joven que ha ayudado a Ker dirigiendo su atención a ella.

–Estoy bien, gracias por defenderme de ese tipo–expresa de manera educada–. Ahora debo irme, mi hermano debe estar buscándome.

–Escuche que tu hermano se ha marchado–replica aquel individuo con una sonrisa descubriendo la mentira de la joven que se sonroja de manera inmediata–. Si me lo permites, puedo llevarte a casa, es de noche y no es seguro para una jovencita como tú deambular sola por este lugar.

–Gracias pero a decir verdad es muy lejos de aquí, ya has hecho suficiente salvándome de ese acosador, consideró que será mejor que llame a mis padres o bien, tomé un taxi.

–No consideró que vivas mas lejos de lo que yo vivo además un taxi no es seguro y si vives muy lejos, tus padres tardarían mucho, déjame llevarte–insiste con amabilidad y tono dulce.

–Se encuentra fuera de la ciudad, más allá del pueblo, a decir verdad, por el bosque, no consideró adecuado molestar pidiendo que me lleve tan lejos.

–Puedo hacerlo sin el menor problema–responde mostrando su perfecta sonrisa.

– ¿Cómo?– pregunta sin ocultar su estupefacción.

–Que no te preocupes, vamos.

– ¿Puedo confiar en ti?– cuestiona evidenciando su desconfianza.

–Siempre puedes hacerlo, de eso no dudes ni un segundo Ker–replica sorprendiendo a la joven por conocer su nombre cuando él para ella es un desconocido–. No tienes razones para preocuparte, yo jamás te lastimaría.

–De acuerdo–accede al fin la joven.

El desconocido sonríe y la guía hasta su elegante automóvil negro, él abre la puerta del copiloto ayudando a la joven para que pueda subir. Por alguna razón Ker confía en aquel joven alto, de silueta atlética, ojos negros aunque en medio de la obscuridad le es difícil ver con mayor detalle y no puede asegurar que sean de ese color, cabello un poco largo que cubre un poco sus ojos, lacio, sonrisa perfecta aún en la obscuridad de la noche el blanco de sus dientes reluce, una vez que ambos se encuentran en el interior del vehículo el joven conduce sin pensarlo.

Ker mira hacia el exterior, mientras el conduce en absoluto silencio, «Tal vez si tuviera la oportunidad de apreciarlo mejor sería capaz de reconocerlo como mi compañero en algunos cursos aunque su voz no me resulta familiar además la tranquilidad y seguridad que trasmite me sorprende, tal vez es algún amigo de Chase.» piensa la joven tratando de adivinar la identidad de aquel individuo que la ayudado tan amablemente.

– ¿No te da un poco de miedo?–pregunta de pronto sacando a la joven de sus pensamientos.

–No comprendo– responde sin ocultar su desconcierto ante el cuestionamiento del individuo a su lado–, ¿A qué te refieres?

–Me refiero a mí, es decir, no sabes quién soy, podría raptarte, llevarte aun solitario lugar y abusar de ti, podría incluso quitarte la vida– comenta de manera casual.

– ¿Y lo harás?– cuestiona la joven sin comprender como puede tomar tal comentario con tanta calma.

–No– responde con seguridad.

–Es por ello que no tengo miedo, si esas fueran tus intenciones, ya las habrías realizado– expresa con confianza.

– ¿Por qué las habría realizado? La noche es larga y oportunidades tendría muchas, tal vez únicamente espero el momento adecuado– indica como si sus palabras fueran lo más común del mundo.

–Tienes razón y posiblemente sea como lo dices; sin embargó, no me causas temor, al contrarió, algo me dice que no me lastimarías y que puedo confiar en ti–responde con sinceridad, al escuchar su respuesta el joven se limita a sonreír.

Al ver que el joven se estaciona fuera de su casa, Ker se convence de que se trata de un amigo de Chase, muy seguramente el único amigo de Chase que es educado y todo un caballero. Todos los amigos de su hermano que la joven conoce suelen ser groseros pero ese joven no lo es; sin embargo, es la única explicación lógica a que el joven conozca su dirección.




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