Posible reencuentro.
Emma.
La cena de fin de año está cerca, reviso los preparativos, mando a comprar el vino, la champaña y todo lo que se necesita, mando a realizar el menú para niños, el cual comerá mi pequeña sobrina, compró, reviso y despacho todo lo que tiene que ver con manteleria. Así se resumen mi mañana y tarde, pasadas las cinco llega Ahlan y se tira dramáticamente en su sofá-cama, el cual hace parte de mi despacho.
-¿Por qué nadie me aviso que ser un Miranov era tan agotador? - se queja, acomodandose.
Lo miro con una sonrisa burlona.
- Y eso que aún no has iniciado las prácticas en la empresa - lo molesto.
- ¡No me lo recuerdes! - se pasa las manos por el rostro. - Por cierto - me medio mira - Tenemos una cena, por fin de año, es de la empresa y no puedes faltar - me advierte.
-Ok, no hay problema - murmuro, no tenía planes de todas formas.
El suelta una sonora carcajada. - Claro que los hay. ¿Adivina dónde es?
- No lo sé - soy sincera, ningún lugar me parece desagradable.
- Es en la casa de Laura - suelta.
Finjo que no me afecta el que la cena sea en casa de la actual esposa de esa persona, con mi mejor armadura empresarial, fijo mi mirada en él.
-No podré asistir, encargate de hacerles llegar un presente de mi parte a los anfitriones.
Me pongo de pie, dispuesta a marcharme, pero su mano rodea mi brazo, impidiendo mi huida.
- Emma - esta vez ya no hay gracia en sus palabras. - Han pasado tres años - me dice.
- Lo sé, pero aún así, no quiero verlos, ni hablar de ellos - le informó, saliendo del despacho, para dirigirme a mi habitación, donde me quito la ropa de manera apresurada, pongo la bañera a llenarse con el agua más helada posible y bajo la calefacción por completo, el frío me recorre, mientras me meto en la bañera, desnuda, haciendo que mis pensamientos se congelen, por al menos... Un momento.
Aún no lo olvido, pero lo haré, porque debo odiarlo más de lo que lo amé.
Ahlan.
Hago la reservación del hotel en que me quedaré con Emma, por mucho que me desagrade la idea de un posible reencuentro, es trabajo, nuestra empresa se caracteriza por mantener los lazos, a pesar de los posibles desacuerdos y aunque comprendo a Emma, ya han pasado tres años, es hora de hacerle frente a la situación.
Mateo fué un cobarde al dejarla, pero ella no será ningúna despechada, saldrá adelante, ya lo ha ido haciendo,mantiene un trabajo impecable en la empresa, una vida social activa, etc, pero todo eso queda de lado cuando llega a casa, sin embargo, creo que la llegada de Lia al mundo, la ha ayudado mucho.
- Ahlan - entra mi madre, con el cabello negro, recogido en una coleta alta. - ¿Qué haces?
Le doy un beso en la frente como saludo.
- Reservando una habitación - le digo.
- ¿De hotel? - asiento - ¿Cón quién irás? - la cara se le descompone y ruedo los ojos.
- La reunión de socios inversionistas de una de las empresas organizarán una cena por fin de año, Emma debe ir, así que la acompañare - le informó de una vez.
-¿No puede ir sola? - indaga. - Siempre viaja sola a este tipo de eventos.
-El evento incluye a la familia Volkov, es obvio que Mateo Volkov estará ahí, por eso no puedo dejar que vaya sola - le explico. - Tu la viste, tu sabes como estaba aquella vez, tan depresiva, tan dolida, tan muerta en vida, mamá, no puedo dejar que viaje sola y se exponga a todo esto sola.
Asiente, mamá quiere mucho a Emma, ya que desde niña ella y yo fuimos muy unidos.
-Tienes razón, pero ¿que hay de Lia? - indaga, tomando asiento.
- Se quedará con Maggie, me llamó a avisarme hoy en la mañana, pasaré a recogerla el próximo lunes - le aviso.
-Oh, me hubiese gustado pasar el fin de año con mi nieta - murmura apenada.
- Lo harás, Maggie me comentó que te enviaría la invitación, ella te aprecia mucho, lo sabes - le recuerdo.
-Si, era una buena muchacha, pero sobre todo, me dió lo más bello de mi vida...
-Si, si, a Lia - le ruedo los ojos. - Yo soy tu hijo - le reclamo - debería ser lo más importante.
Se ríe abiertamente.
- ¡Ay cariño! No te ilusiones tanto - continua con la risa, cosa que de alguna manera me alegra, ya que se que mientras yo no esté, ella cuidará de mi hija, porque Lia Miranova, con apenas dos años, ya es la persona más importante en mi vida y la dueña de mis negocios.