Blanco, negro y bello gris

Capítulo 1.

𝐒𝐢𝐫𝐢𝐨.

El carruaje se estaciona frente al Palacio del Sur, esta visita es algo que ya no se puede posponer más, necesito conocer de cerca a mi futura nuera, a pesar de que la he mantenido vigilada desde que nació, necesito acercarme a ella, necesito conocerla y que me conozca.

He escuchado mil veces el tipo de mujer que quiere mi hijo a su lado; amable, educada, inteligente, bonita y obediente, eso es lo que el espera de una mujer.

Pero estoy seguro que ella será mucho más de lo que él espera.

La crianza que ha recibido no es solamente la de una princesa, es la de una reina, una reina de verdad.

Mis guardias se ubican detrás de mi cuando bajo, admirando lo que me rodea, el Palacio está en medio de la nada, pero su estructura es elegante por donde se le mire, no por nada el reino del Sur es uno de los reinos más hermosos del mundo.

El asesor del rey Eliat se me acerca, encantado por mi visita, ya que ha sido el encargado de ponerse en contacto conmigo durante los últimos años.

- Su majestad - hace una pequeña reverencia. - Sea usted bienvenido al Palacio del Sur, ¿Desea ver al rey Eliat o a alguien en específico? - indaga, con curiosidad.

- Al rey - murmuro.

- Oh, claro, enseguida - me invita a pasar y lo hago, esperándo en el salón, donde unas bellas notas musicales resuenan del piano que hay en la otra esquina, el piano es tan grande, que no logró observar a la persona que lo entona, lo único que puedo percibir el sentimiento en cada nota.

Me acerco con cuidado de no interrumpir a la persona que está detrás, ya que se me hace una falta de respeto total, pero me quedó atónito cuando observo al angelito que está frente a mi.

El cabello dorado le cae por los hombros, la piel de porcelana le brilla por la luz del sol que entra por la pequeña ventana, todo en ella es precioso y denota elegancia, pero lo que más llama mi atención, son sus ojos, grandes, brillosos y muy hermosos, color tormenta.

- Discúlpeme, señorita, lamento interrumpirla - le pido al bello ser, que para mí es irreal, he visto muchas mujeres hermosas, pero ninguna como la mujer que tengo al frente.

- No sucede nada, solo practicaba - me sonríe con dulzura, aún me encuentro anonado por lo preciosa que és.

- ¿Cuál es tu nombre? - indago, con curiosidad.

- Laia - se presenta, poniéndose de pie.

Es físicamente atractiva, tiene una dulzura encantadora y me queda claro quién es, incluso antes de que me la presenten.

- Un gusto conocerla, princesa - le hago una reverencia, para besar su pequeña mano.

- Vaya, veo que ya conociste a mi hija - Eliat aparece detrás de mi, Dirse está a su lado, con una sonrisa cálida, veo el parecido de Laia con sus padres, pues tiene los ojos de su padre.

- Altezas - los saludo con un pequeño asentimiento de cabeza, algo mínimo, para la reverencia que hice en honor a su hija.

- Es un placer tenerte en casa, Sirio - habla ella, encantada, acercándose, dejó un beso en su mejilla, antes de saludar a Eliat con la mano.

- Muchas gracias por recibirme - no soy capaz de concentrarme con el ser mitológico que ahora me mira de manera diferente, pues es obvio que algo cambio cuando supo quien era.

- Cuéntame, querido amigo - me dirijo a Eliat - ¿Cuándo realizaremos la boda? - indago, ella no parece sorprendida con mi pregunta, así que supongo que esta al tanto, lo que sí parece es algo frustrada con la situación, por la mirada que le dedica a su madre.

- Laia cumple 18 en dos semanas y media, ¿Qué te parece si se casan dentro de unos... Tres meses? - propone.

- No, no hay manera - les aseguro. - Necesito que la boda sea lo antes posible, me encuentro en una situación desesperada - les soy sincero, ya que desde jóvenes fuimos muy amigos.

- ¿Qué es lo que sucede? - él se acerca, invitándome a sentarnos.

Tomó asiento junto a él, Laia nos mira en espera de algo, así que su madre señala el lado libre junto a ella, Laia toma asiento, cruzando sus piernas.

El que una princesa este en una conversación de este tipo, es prohibido, pero al parecer hasta en eso, la educaron diferente, por en la monarquía, la mujer ayuda, más no dirige.

Laia recuesta su mejilla sobre el dorso de su mano, atenta a lo que tengo que decir, ya que para ella también es importante estar al tanto de estas situaciones.

El gesto me hace sonreír Dirse era igual a su edad, de hecho era mi amiga más cercana, por eso tomé esta decisión al enterarme de que estaba embarazada.

- No veo porque darle vueltas a la situación, así que iré al grano - ellos asienten, menos Laia, que simplemente me mira, atenta a lo que voy a decir. - Hay una chica - ella rueda los ojos. - Su nombre es Meg, él la quiere también... Lo que quiero decir es que ella quiere tener algo más con mi hijo, pero desde mi perspectiva ella no es lo que él heredero del reino merece - les explico, consiguiendo que las cejas de Laia suban y bajen, observándome. - Es por eso que me he visto en la obligación de venir a verlos, ya que necesitamos fijar la boda cuanto antes, por mi los casaba mañana mismo, pero dado el caso de que Laia es menor de edad...

- Un momento - pide la menor, poniéndose de pie. - Su majestad, acaba de decir que hay otra chica en la vida de su hijo, que él la quiere... y usted lo que quiere es... ¿Adelantar la boda? - el tono en el que lo dice me hace mirarla, ya que no me trata con miedo, ni con vergüenza, a diferencia de Meg que pide ayuda a gritos cada que me ve, Laia se mantiene serena, a pesar de estar algo confundida por la situación.

Sus padres no dicen nada, simplemente dejan que su hija de su opinión libremente, cosa que es sorprendente, porque en la monarquía pocas veces - por no decir nunca - se ve algo así.

- Exacto.

- ¿Si se da cuenta de que ellos podrían tener algo juntos?

- Si.

- ¿Y entonces..? - ella me mira, esperando una respuesta.

- Seré sincero contigo, Meg no me cae para nada bien, necesito a mi hijo centrado y siento que tu eres la persona ideal para centrarlo, Meg no es una mala chica - aclaro - pero es muy poca cosa para lo que se merece un heredero, es muy poca cosa para un reino, es muy poca cosa para la familia y la sociedad...




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