Blanco, negro y bello gris

Capítulo 2.

Laia.

Mantengo mi visita fija en el piano, mientras lo entono, pensando en Luka... Su cabello castaño brillante y sus preciosos ojos esmeralda llegan a mi mente.

Sé que lo que pienso está mal, porque soy conciente de que tarde o temprano mi relación con el se tendrá que terminar, lo quiero, como nunca he querido a alguien, pero desde que tengo memoria me han dado a conocer que ya fuí elegida, para casarme con un príncipe que vive al otro lado del reino.

Pero no puedo evitarlo, porque lo quiero desde que lo conocí, han pasado dos años desde entonces.

Él ha estado en mis mejores y peores momentos, mi padre lo acepta y le agrada, pero a la vez, se que a él también le cuesta mantener su palabra, porque sabe que Luka es el chico de mi vida, aunque tenga que casarme con otro, un hombre al que ni siquiera conozco.

Escucho que los vigilantes comentan que acaba de llegar alguien, no se me hace raro, ya que en el palacio a cada nada recibimos a nuestros ciudadanos, que vienen a informarnos de las novedades del pueblo.

La tapa del piano es bastante alta, así que no puedo ver a la persona que acaba de entrar, aunque si escucho sus pasos.

El notar que se acerca me hace dejar de entonar el instrumento, levanto la mirada y me encuentro con un hombre, debe tener la misma edad que papá, es de cabello oscuro y ojos azules.

Siento como me detalla y le dedicó una sonrisa.

Se disculpa por interrumpirme y asiento, comentandole que no hay problema.

- ¿Cuál es tu nombre? - me pregunta sonriente.

- Laia - respondo con cortesía, poniéndome de pie.

Me sigue detallando, cosa que no me sorprende ya que estoy acostumbrada.

Luka lo hace cada que me ve, siempre comenta que soy como un diosa, un ser mitológico que no puede dejar de observar.

- Es un gusto conocerla, princesa - dice, haciendo una reverencia, antes de besar el dorso de mi mano.

- Vaya, veo que ya conociste a mi hija - murmura papá desde el umbral, mamá lo acompaña, dedicándole una sonrisa al hombre que tengo a mi lado.

- Altezas - hace un pequeño asentimiento en la cabeza, antes de saludarse con mamá y papá.

Sonrío, es un hombre muy amable.

- Es un placer tenerte en casa, Sirio - le hace saber mamá, mientras yo siento como mi sonrisa se evapora, el hombre que hace un momento estaba conmigo es el rey Sirio... El padre del hombre con el que me tengo que casar.

Ellos intercambian un par de palabras más, que no logro entender, porque mi mente ya está en otro lado, lo más seguro es que venga a hablar de mi boda.

De ese matrimonio arreglado que me ha puesto como trofeo desde que nací.

Ese tema es algo que no me gusta tocar, pero ahora se ve que llegó la hora de dejarlo de evitar, ya que el rey lo menciona, mientras mi padre lo acompaña a sentarse.

Espero de pie, hasta que mi madre me deja tomar asiento a su lado.

El rey da a conocer lo que piensa, habla sobre una muchacha llamada Meg, la situación del príncipe con ella y aunque me mantengo seria, no puedo evitar alegrarme por dentro, porque si ese príncipe esta enamorado de otra chica, podré llegar a un acuerdo con él una vez que nos casemos.

El hombre empieza a hablar de la chica como si fuera menos, cosa que me molesta, obligándome a dar mi opinión sobre el tema, me mira, más no murmura nada al respecto,simplemente trata de convencerme de que acepte la propuesta, con halagos cubiertos de mentiras, donde yo dejó claro cuál es mi punto de vista sobre todo esto.

Lo que estoy empezando a sentir me hace correr a los brazos de mi papá, porque el rey no va a dar marcha atrás con la boda, así como yo tampoco pienso separarme de Luka.

Necesito conocer a ese príncipe.

Papá besa mi coronilla, antes de pedirme que me retire a mi habitación, lo hago, al cruzar el umbral ya tengo a mamá detrás de mi.

- Laia - me escolta a mi habitación y una vez dentro me permito soltar lo que he estado guardando.

- No hay manera - le hago saber. - Mamá, no hay manera que yo sacrifique mi vida así.

Me siento en la cama y ella hace lo mismo a mi lado, acariciando mi cabello.

- La vida no siempre es justa, ¿sabes? - susurra. - Pero tu tienes la suerte de que tu padre te adore, se que él llegará a un acuerdo con Sirio.

- Esa vela tiene la culpa de todo - me frustro, sacándole una sonrisa.

- No lo llames así - me regaña.

Ruedo los ojos, sonriendo también, en medio de la frustración que siento.

- ¿Qué pasará con Luka, mamá? - le pregunto.

- Esa es tu decisión hija.

- Por supuesto que no, tengo que casarme mamá, aunque no quiera, debo hacerlo, es mi deber como heredera de este Reino.

- Luka conoce tu situación cielo, el sabrá comprenderte.

- ¿Como podrá comprenderme? Soy su enamorada y me casate con otro hombre, uno al que ni siquiera conocernos.

Sollozo, llena de sentimientos que me confunden más.

- Necesito hablar con él... Necesito decirle que...

- Shh - coloca su índice en mi boca. - Me pidió permiso para salir contigo hoy, vete ya o no llegarás a tiempo - sonríe.

- ¿Cómo lo voy a ir a ver, luciendo así? - me señalo, luzco un vestido largo color cielo.

- Vistete, pediré que ensillen tu caballo - propone, dejando un beso en mi coronilla, se dirige al umbral, pero antes de cruzar se tira en mi dirección. - Laia, conozco a tu padre y sé que el le buscará una solución a esta situación.

Asiento - Lo sé.

Se marcha dejándome sola y aprovechó para cambiarme, optando por unos jeans y un dividí blanco, me colocó mis botas que me llegan casi a la rodilla, antes de bajar me peino una trenza francesa.

Mamá me avisa que el caballo estará listo en unos minutos, noto que olvido mi collar, así que regresó corriendo a mi habitación para ponermelo, es un regalo de papá, significa; amor, lealtad y reino.

Me lo coloco, mirando mi reflejo en el espejo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.