Blasphemy

CAPÍTULO 10: VIAJE RUMBO A TERRITORIO SAGRADO PARTE 2

Dos días después, Harry los guía por un camino rápido y directo hasta donde se encuentran apostadas las sirenas sin que ningún humano pudiera sospechar que existen entre ellos.

Las sirenas, una leyenda de navegantes perdidos en el amor o la desilusión amorosa, son seres que conceden el deseo de la aventura sensual y erótica, pero con tu cuerpo y alma siendo entregadas a ellas. Son mujeres hermosas como forma alternativa pero la real es completamente diferente.

Se dice que son hijas de tritón, un señor del océano de la antigüedad, otras leyendas las confirman como mujeres desdichadas en el amor que fallecen en el mar y reencarnan en monstruos con hambre de hombres que sufren de lo mismo.

La realidad es que en un mundo donde la iglesia ha cazado miles de ellas por siglos hasta dejarlas casi en extinción tuvieron que adaptarse para convertirse en navegantes para ayudar a críptidos como una forma de resistencia. Lógicamente siempre es con un pago, aunque se dan ciertas excepciones.

El grupo llega a un pequeño muelle donde se encuentran cinco mujeres de cabello colorado y piel de porcelana tan blanca que es increíble que existan. Rápidamente las cinco alzan su mirada y detienen sus quehaceres para mirar a Theressa.

Una de ellas se acerca con una escoba y le apunta a Harry:

 

—¿Quiénes son ustedes y porque esa chica emana un olor humano y a la vez críptido?

—No estamos aquí para pelear ni nada por el estilo. —responde Harry.

—Entonces tu explicación debería ser más que convincente.

 

Theressa se acerca y dice:

 

—Por favor, no pelee. Mi nombre es Theressa Van Helsing y…

—¿Van Helsing? —retrocede sorprendida— Eso lo explica bastante. ¿Quieren ir a Hayling Island?

—¿Es posible? —pregunta Theressa.

—Puede ser. Todo dependerá de que me respondas esta pregunta.

—¿Cuál?

 

La mujer se acerca al agua y como si fuera un imam, el agua y ostras la envuelven convirtiéndola en una criatura con fauces y dientes afilados. La mitad de su cuerpo se convierte en una cola de criatura marina color verde, sus pechos quedan al descubierto y de los codos salen aletas filosas mientras que sus uñas se ponen en punta larga. Mientras tanto, las demás mujeres se ponen en fila con rostros de cierta pena ante la soledad que las abruma:

 

—¿Crees que somos monstruos?

 

Theressa no duda y niega con la cabeza, que para sorpresa de la sirena es una respuesta atípica pero que necesita de una justificación convincente:

 

—Dime ¿Por qué?

—No me pareces un monstruo, eres alguien muy hermosa y siento que vives con una pesadez en tu corazón que necesita ser sanada. —se acerca a la sirena metiéndose al agua y con ambos brazos la envuelve con cierto amor maternal.

—¡¿Q-Que es lo que haces?! —se exalta la sirena.

—Ninguno de ustedes es un monstruo o algo parecido. Monstruos son aquellos que no valoran la vida de los demás ni piensan en sus sentimientos. Monstruos también son los que obligan a los demás a seguir una ideología que no concuerda con sus sentimientos, para mi esos son los verdaderos monstruos.

—Loana. —dice la sirena.

—¿Huh? —deja escapar Theressa.

—Me llamo Loana.

—Es un placer Loana. —sonríe la bruja.

—E-El placer es mío…Theressa.

 

Loana vuelve a su forma humana y tomada de la mano con Theressa regresan a la superficie. Una de las sirenas la mira con mejor detalle y sorprendida pregunta:


—¿Estás llorando?

—C-Claro que sí, ¿Qué no ves? Ella es la elegida por Gaia.

 

Inmediatamente las sirenas se inclinan ante Theressa. Ella aún no es capaz de entender la magnitud de ser la elegida por Gaia.

Harry vuelve al tema en cuestión:

 

—Loana.

—Si, yo los llevaré en mi barcaza y los ayudaré a obtener el servicio del transporte. Confíe en mí, Theressa es la garantía de que funcionará.

 

Harry saca de sus ropajes una bolsa de piel con decenas de monedas de cobre y plata que, para los críptidos, alejados en cierta forma de las nuevas costumbres del mundo impuesto por la iglesia, tienen mucho mas valor que el dinero en papel. Sin embargo, Loana rechaza el pago y señala disimuladamente a Theressa:

 

—Se que sonará cursi pero nuestro pago es que esa chica llegue al reino de Gaia. Así que guarda esa bolsa y úsenla para comprar víveres una vez lleguen y ropa adecuada para ella.

—Entendido. —responde Harry.




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