Blood (borrador)

Día 1

Me encontraba durmiendo cuando escucho un fuerte golpe en la puerta de mi habitación, seguido de ello una voz que resono en mi cabeza. 

- ¡Kyle levantate, llegarás tarde a la escuela!

- ¡ah! ya voy, ya voy -digo de manera molesta- uff tengo tanto sueño creo que el desvelarme no fue una buena idea.

Con mucha pereza me levante de la cama y aún somnoliento tome una toalla y me dirige al baño para poder asearme, después de bañarme tome mi uniforme este era de color gris, coloqué la camisa blanca y amarré la corbata la cual era de un color azul, seguidamente coloque la chaqueta la cual al igual que el pantalon era de un color grisaceo, esta al lador derecho poseia el logo del instituto con el respectivo nombre de este Saint Clau -leí en mi mente- una vez listo peine mi cabello y sali de mi habitación en dirección al comedor no pensaba ir con el estómago vacío al instituto, la comida era muy grasosa ahí y no soy alguien fanático del aceite que se diga.

Una vez que baje las escaleras (mi cuarto se encontraba en la segunda planta) escuche el sonido de unas patitas que corrían hacía a mi, era Shiro mi perrito era un hermoso samoyedo aunque algunos no lo consideraban así debido a que era de color negro

- Buenos días Shiro -digo mientras le acariciaba la cabeza-

- Wof -lo oí ladrar mientras movía su cola-

- Bueno vamos a ver que desayunare hoy -le digo a Shiro mientras me adentro en la cocina- vamos shiro

Shiro me siguió y una vez entré saque de una gaveta la comida para alimentar a mi cuadrupedo peludo, eche la comida en su plato y él en seguida empezo a comer.

-Buenos días, hasta que te dignaste a levantarte -me dice mi madre-

-No tengo ganas de ir a estudiar -le contesto- prefiero seguir durmiendo, a parte sabes que no enseñan nada

-jajajja lo se hijo -contesta mi madre riendo- pero sabes que necesitas estudiar y sacar buenas notas para conseguir entrar a una buena universidad 

-lo se mamá -le dije algo aburrido- pero realmente no me gusta ir

-pues ni modo tienes que ir -me dice mientras se acerca con un plato de omelette y una taza de café-

Me siento y empiezo a comer mi omelette se encontraba delicioso, termino mi desayuno con la taza de café y esta me ayuda a despertarme un poco más, luego de terminar el desayuno voy al baño y lavo mis dientes. Una vez listo tomo mi mochila y me voy al intituto no sin antes darle un beso a mi madre.

- ¡Ten! cuidado -me grita mi madre desde adentro de la casa- recuerda que tu padre vendrá a almorzar a la casa

¡Ok! -le contesto mientras salgo rápidamente rumbo a la escuela-

Si no llego pronto me dejarán afuera -pienso y apresuro un poco mas mi paso-

Mientras me encuentro caminando a lo lejos diviso dos tipos enmascarados saliendo de una casa, por instinto me escondo algo me dice que es mejor que no me vean, los tipos salen corriendo de la casa y se meten a un auto y lo ponen en marcha a toda velocidad. A lo lejos se escucha a  una mujer pidiendo ayuda me dirijo a la casa para ver como se encuentra la mujer, ya que ver a dos tipos enmascarados y a una mujer pidiendo ayuda no es una buena señal.

Al entrar a la casa me encuentro a un hombre que a duras penas se encuentra vivo y a una mujer llorando sobre él diciéndole que todo estará bien, la mujer de pronto levanta su vista y me ve un poco asustada y con desconfianza, pero un poco dudosa me pide que le ayude, decido ayudar a la mujer entre sus brazos se encontraba una pequeña niña de unos cinco años con los ojos cerrados al parecer le dispararon, viendo a esa pequeña criatura me lleno de un profundo enojo realmente no puedo creer que las personas puedan tener tanta crueldad contenida dentro de sus corazones, salgo de mi pensamiento y llamo al 911

*Un tono, Dos tonos, Tres tonos*

- Aló habla a emergencias ¿En qué le puedo ayudar?

- Disculpe señorita pero solicito una ambulancia hay dos personas que han sido disparadas

- Comprendo ¿Pódría darme la dirección de donde se encuentra?

- Si -le contesto- me encuentro entre la colonia Matías Durán

- Esta bien, ya mandamos una ambulancia hacía allá

- Muchas gracias -le contesto cortesmente-

- De nada joven, estamos para servirle

Corto la llamada y me dirigo a la mujer y esta al verme me dice gracias, asiento con la cabeza y salgo de esa casa ahora deberé correr más para llegar a clases, ya que si llego tarde y cuento lo sucedido dudo mucho que me crean y seguramente pensará el portero que es una pobre excusa que doy solo por el simple hecho que no me importa respetar los horarios de entrada.



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En el texto hay: fantasmas, sombras

Editado: 20.07.2019

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