Borja

Capítulo 16 -A veces La Muerte Es Mejor Que La Vida-

Era domingo por la tarde y Vanesa se encontraba sentada en una silla enfrente del sillón donde su hermano dormía profundamente, ella estaba preocupada al no saber cómo despertaría Borja, por norma general luego de un ataque de ansiedad caía en un sueño profundo y en ocasiones pasaba hasta dos días en ese estado inconciencia, al principio ella no entendía por qué después de sus crisis se desconectaba de esa manera del mundo pero conforme pasaron los años lo comprendió, el cerebro de su hermano era tan complejo que para evitarle más dolor lo mantenía en ese letargo que el sueño le proporcionaba. Otra de los efectos que tenían en él las crisis era su forma de actuar al despertar. Había dos opciones. La primera, que simplemente se despertara con un gran dolor de cabeza y su comportamiento sería normal. La segunda opción era que al despertar no emitiera palabra más que el nombre de una persona. Una persona que no era para nada de su agrado.

Sin saber cuánto tiempo pasaría su hermano en esa situación por lo que se  encamino hacia la cocina con la lentitud de una tortuga o al menos ese era el ritmo que le permitían las muletas, estaba harta de ellas y solo llevaba tres días con esas cosas. Sin perder más el tiempo puso a trabajar a la cafetera, necesitaría muy cafeína para afrontar la situación.

A Vanesa le destrozaba el corazón ver como su hermano perdía control sobre si, ver como poco a poco su aparente felicidad se desmoronada frente a sus ojos mostrando que en realidad que nada había sido superado que por mas años que pasaran su corazón, su cuerpo y su mente están rotos a tal punto que con mínimo estimulo estos se quebraban aun mas. Ella sabía que debía ser fuerte, que no podía echarse a llorar cada vez que Borja tuviera una crisis, peros su preocupación solo iba en aumento al preguntarse ¿Qué pasaría si en algún momento tenía otro ataque y ella no estaba para ayudarlo?, ¿Cómo podría superar su hermanito el estar solo sin nadie que le guiara para salir de ese oscuro lugar donde su mente lo llevaba en repetidas ocasiones?, solo de pensarlo la impotencia se apoderaba de cuerpo.

Dejando la taza en el fregadero regreso al salón donde para su sorpresa se encontró con un Borja bastante despierto pero con la mira perdida. Y como sospechaba de sus labios solo salió una palabra y sin siquiera verla se dirigió a su habitación. Vanesa sabía lo que tenía que hacer así que resignada tomo su móvil y marco el número de la única persona que sería capaz de ayudar a su hermano en ese momento.

Una hora más tarde sonó el timbre y tomando una gran bocana de aire abrió la puerta, ante ella se encontraba una pelirroja que por más que pasaran los años a ella no terminaba por gustar.

  • ¿Dónde está?- fue las primera preguntas de la chica.
  • Hola. A ti también Isabel- respondió Vanesa.
  • No estoy para formalidades, ¿Dónde está?
  • En su habitación, ¿Sabes dónde se encuentra?
  • Si, lo he visitado una que otra ocasión.
  • Bien- fue la única respuesta de Vanesa permitiéndole la entrada a la chica que durante años había sido amiga de su hermano.

Sin perder el tiempo Isabel se dirigió hasta la recamara de su amigo, no sabía con que se iba encontrar pero esperaba de corazón que no fuera tan grave porque no estaba segura poner contener las ganas de llorar que le provocaba ver a Borja en ese estado. Al llegar a la puerta que la separaba de uno de los chicos más importantes de su vida las manos le comenzaron a temblar por lo que tomo una fuerte respiración y agarro el pomo de la puerta para girarlo y poder ingresar y la imagen que la recibió fue una que por muchas veces que la observara siempre tenía el mismo efecto en ella, un efecto que solo le producía ganas de llorar. Borja estaba sentado en la cama con las manos entrelazadas hacia el frente y la vista clavada en ella.

Isabel pudo notar como los ojos del chico se llenaban de lagrimas y eso solo se podía significar una cosa, por lo que cerró la puerta y se encamino hacia él, se arrodillo entre sus piernas y tomo sus manos, las cuales están muy frías por lo cual ella comenzó a frotarlas, sabía que no tenía que hablar hasta que él lo hiciera, así que espero pacientemente hasta que Borja se sintiera con la fuerza para hablar.

  • Era él- dijo él en un susurro, provocando que Isabel se tensara de pies a cabeza.
  • ¿Él?- pregunto ella sin querer creer que ese monstruo tuviera el valor de hablar con Borja.
  • Si- con la confirmación ella apretó las manos de su amigo,
  • ¿Qué te dijo?- pregunto ella con cautela. Cuando él la escucho cerró los ojos.
  • Que me extrañaba- Isabel sintió unas nauseas tan grandes que tuvo que contenerse para no salir corriendo al baño y desechar en el todo su almuerzo- que extrañaba a su perra- finalizo él con la voz temblorosa y lagrimas recorriendo su rostro. Ella se levanto y lo abrazo.
  • Será hijo de puta- espeto ella, con ganas de encontrara ese mal nacido y castrarlo.
  • Solo no quiero… recordar- Borja a penas era consciente del abrazo que su amiga le proporcionaba, ya que su cuerpo era sacudido por fuertes sollozos que no podía controlar, como había dicho antes no quería recordar cómo había perdido el alma hace muchos años en manos de un monstruo que supuestamente debería protegerle.
  • Shhh- Isabel intentaba calmarlo y darle algún tipo de consuelo- ese tipo jamás volverá a estar cerca de ti- le decía una y otra vez intentando que sus palabras lo reconfortaran o al menos eso se decía para no  derramar las lagrimas que quemaban en sus ojos.
  • Yo…. Quiero dejar de sentir, haz que deje de sentirme así, por favor- esas palabras quebraron un poco más el corazón de la pelirroja.
  •  No sabes cuánto deseo que todo el dolor que sientes en este momento fuera solo mío- dijo mientras se separaba un poco de él y así poder tomar su rostro entre sus manos y con sus pulgares limpiar las lagrimas que surcaban su rostro. Ver esos bonitos ojos hinchados y rojos solo así que ella deseara matar a ese tipo.
  • Pero no puedes hacer eso- respondió él.
  • Lastimosamente no, pero daría todo lo que tengo por qué fuera así.
  •  Odio que esto siga dominando mi vida, yo estaba bien ¿Por qué tenía que volver?- ella lo entendía, claro que lo hacía.
  • No lo sé, pero de lo que estoy segura es que no volverá acercarse a ti.
  • Eso no lo puedes garantizar.
  • Primero tendrá que pasar sobre mi si quiere llegar a ti- eso le aterro, sabía lo que era capaz ese hombre con tal de conseguir su objetivo.
  • Jamás permitiría que hiciera daño, no podría con la culpa de que también te robara él alma- aun esta situación pone por encima mi bienestar al suyo pensó ella.
  • No me importaría  perderla con tal de que tu estuvieras a salvo- eso lo hizo reaccionar y se a parto totalmente de su amiga.
  • No vulvas a decir eso- ella se sentó en la cama mientras Borja se mantenía de pie frente a ella.
  • Es la verdad- objeto Isabel.
  • No, no y no. Jamás permitiría eso- respondió Borja comenzando a perder los papeles, otro de los efectos que tenía en el las crisis es que pasara del llanto a la furia en cuestión de segundos.
  • Es mi decisión.
  • Claro que no, primero dejo que haga conmigo lo que quiera antes de que toque alguno de tus cabellos- ahí estaba su instinto protector que muy pocas veces salía a la luz al ser una persona muy tímida como para demostrar esa faceta con facilidad pero si  de alguna persona que quería estaba en peligro salía a relucir como en ese momento.
  • No volverá a tocarte, eso jamás, me muero si algo como lo que presencie hace siete años te vuelve a pasar- él apretó las manos formando dos puños. Ella no dejo que el agregara nada y se levanto de la cama para volver abrazarlo, sabía que los cambios de humor en su amigo eran muy marcados en esta situación y su objetivo principal no era alterarlo más si no todo lo contrario, necesitaba que Borja llegara a un estado de paz y tranquilidad aunque viendo la situación era algo complicado y mas al saber quien había provocado ese ataque de ansiedad. Isabel sabia que se hombre había desaparecido de la vida de su amigo hace poco más de cinco años. No entendía la razón por la que se volvía, aunque sabiendo lo sádico que era ese tipo, no dudaba que solo realizo esa llamada para hacer sufrir al pobre chico que tenia entre sus brazos.
  • No quiero pensar más, estoy cansado de que siempre el miedo me domine- admitió derrotado.
  • Sé que esto es una mierda.
  • Mas que una mierda, no tienes idea de lo que es perder el control de tu cuerpo y de tus pensamientos, que el aire te falte y que todo tu sistema nervioso se altere a tal punto que te conviertes en una masa de temblores incontrolables, el sentir como todo tu mundo se derrumba sin que puedas hacer nada y saber que en ese estado el único sentimiento que te domina es un miedo tan profundo que estar muerto seria el  jodido mejor regalo que podrías pedir.
  • Sé que para ti en esos instantes la muerte sería la mejor solución pero me niego a perderte.
  • Isabel, me perdí esa noche y lo sabes bien, tu estuviste ahí- ella no pudo controlarse más y dejo que las lagrimas salieran, él tenía razón, lastimosamente ella había presenciado como destrozaban a su amigo y se sentí tan culpable por no ayudarle y salvarlo de las garras de ese monstruo.
  • Esa noche los perdimos algo, pero nos tenemos el uno al otro, recuerda eso, yo jamás me alejare de ti.
  • Lo sé y deja de sentirte culpable. Lo noto en tu mirada aunque nunca hemos hablado de eso, no podías hacer nada sin ponerte en riesgo, solo tenias quince años.
  • Yoo..
  • Deja de hacerlo, no tienes la culpa, nadie la tiene más que ese cerdo.
  • Yo pude haber hecho más.
  • No podías, entiéndelo- ella jamás se perdonaría el no haber movido un solo dedo para salvarlo.
  •  Creo que lo mejor es que te des una ducha mientras te preparo algo para que comas- dijo ella cambiando radicalmente de tema, no quería seguir por ese camino por qué sabía que no los llevaría a ningún lado simplemente les haría más daño del necesario.
  • No tengo hambre, solo quiero descansar.
  • No era una pregunta, te estoy diciendo que vas a comer- eso provoco en él una media sonrisa a pesar de la situación en la que se encontraba.
  • Siempre tan mandona.
  • Siempre- afirmo ella.
  • Te quiero pelirroja.
  • Y yo a ti castaño. Ahora ve a la ducha te espero en la cocina.
  • Está bien- acepto Borja mientras Isabel se encaminaba a la puerta y antes de que esta dejara la habitación él le hablo- gracias por estar siempre que te necesito.
  • No tienes nada que agradecer.
  • Claro que sí.
  • Que no bobo.
  • Que si, gracias por ser mi amiga a pesar de todo lo que te hecho pasar en los últimos años.
  • ¿Te recuerdo quien me salvo a mi hace unos años?- Borja no respondió por que no creía haber hecho nada bueno por esa chica que le entregaba su amistad incondicionalmente.
  • Me voy a duchar.
  • Así me gusta.



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En el texto hay: depresion, amor, ansiedad

Editado: 12.06.2020

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