Boss || 1#

Chapter 9


~ S O F Í A ~
 

Me sentía entre la espada y la pared. Seguía llamando mi atención los ojos azules de mi jefe pero a la vez sabía que mi corazón no soportaría ser la otra. Ya me habían engañado y no haría que alguien más pasará por ese dolor, menos estando consciente de su matrimonio.

 

—Estás loca Sofía... —Faltaban dos días para el viaje a Londres, yo aún no sabía si iría pero por las órdenes que había estado dándome Santino, tenia el presentimiento de que iría—. Ahora estás hablando sola.

 

Era domingo, un día de ocio, había decidido abrir espacio en mi sala para poder poner música y bailar como antes, estaba con ganas de improvisar. Por eso dejé que mi reproductor andara en aleatorio.
 

—¡FEEL SO GOOD TO DANCE AGAIN! —La música era lo único que me hacía sonreír. Era lo que más me gustaba hacer y habría deseado dedicarme a esto.
 

Para mi sorpresa mi celular comenzó a sonar, era un mensaje pero había soñado varías veces. Abrí el chat de un teléfono desconocido.
 

No puedo evitar pensar en ti.
Eres como una fruta prohibida Sofía.
Tienes que dejar de provocar esto en mi, niña.
 

¿Qué? ¿De quien se podría tratar? Tal vez podría ser Nicolás, era el único que podía enviarme un mensaje así. Pero... ¿Niña? ¿Llamarme Niña? Cuando éramos contemporáneos.
 

¿Quién eres?
 

Respondí luego de unos minutos pensando quién podría ser pero no tenía una foto en su perfil, así que era imposible adivinar.
 

Alguien que no deja de pensar en ti , niña.
 

¿Crees que tengo tiempo para perder? Dime quién eres...


No.


Adiós.


Nos vemos.
 

Loco.
 

Odiaba esos mensajes, sea quien sea, se había ganado mi malhumor de hoy. Ahora se acabaron mis ganas de seguir bailando y me acosté en mi cama, me daría un baño y comenzaría a arreglar todo para mañana.
 

Pero antes de que pudiera mi celular comenzó a sonar, está vez era una llamada. Un teléfono privado.
 

—ProntoHablé en italiano al no saber de quién se trataba.
 

—Sofía, necesito que tengas tus maletas listas para mañana —Santino...
 

—Señor Rinaldi, ¿Iré con usted a Londres? —Pregunté con entusiasmo.
 

—Si, y nos iremos mañana mismo. Quiero hacer un par de cosas antes. Así que pasaré por usted a las 10 de la mañana para irnos al aeropuerto juntos, espero tenga sus cosas listas para ese momento.
 

—Por supuesto, estaré lista señor.
 

—Y otra cosa... —Lo escuche suspirar. Estaba segura de que ahora mismo tenía una sonrisa en su rostro—. ¿Cuál es tu comida favorita?
 

¿Mi que?
 

—Pollo —Dije sin pensarlo mucho.
 

—Excelente, nos veremos mañana —Se tomó unos segundos y volvió a hablar. Dejándome helada—, niña.
 

No me dio oportunidad de responderle. 

 

¡ERES UN DESGRACIADO! Me estaba escribiendo esos mensajes mientras estaba casado con alguien más, no había manera que yo fuera a olvidar algo así.
 

Pero es que Santino me volvía loca. Desde ese día que fuimos a comer juntos había estado apreciando sus momentos de tranquilidad, donde me llamaba por mi nombre y sonreía.

 

Esto está mal y lo sabes.


 

 

Me atreví a escribirle luego de un rato pensándolo. Debíamos aclarar todo esto.
 

No me interesa.


Pero a mi si.


Deberías dejar todo en mis manos Sofía.
Además, no puedes negar que yo te gusto tanto como tú a mí.
 

¡LE GUSTO A MI JEFE!
 

Espero lo disfrutes.
 

¿Qué disfrute qué?
 

El timbre de mi departamento sonó haciéndome saltar. ¿Era una clase de broma? Al abrirlo, había un repartidor.
 

—Señora Rinaldi, su pedido —El hombre me entregó una bolsa de papel. ¿Rinaldi?
 

—Yo no pedí nada y yo no soy señora Rinaldi.
 

—El pedido está para esta dirección, pero fue realizado por Santino Rinaldi. —¿Por eso me preguntó qué me gustaba comer?
 

—Gracias —Dije finalmente.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.