Boss || 1#

Chapter 10

 

~ S O F Í A ~
 

¡El día había llegado!
 

Ese día me desperté tan temprano que siento que no había dormido nada pero tenía un gran nudo en mi estomago que me hacía sentir extraña, por eso para las 8 de la mañana ya tenía todo listo cerca de la puerta. No tenía tantas cosas que llevar, así que solo hice una maleta.
 

Estaríamos un par de días por allá, días donde tendría que trabajar la mayoría del tiempo, así que conocer el lugar no estaba entre mis planes.
 

Buenos días niña.
Espero estés despierta, yo estoy contando los minutos para verte.
 

Santino estaba dispuesto a matarme con aquellos mensajes que estaba enviándome. Pero, siento MUY sincera, me encantaba ver esas palabras en mi celular. Me hacían sentir tan bien, tan especial
 

Buenos días señor. La verdad es que ya estoy lista desde hace horas, no pude dormir bien.
Estoy nerviosa.

 

¿Pasa algo? ¿Estás enferma? Podemos viajar mañana si así lo prefieres.
 

¡No! Para nada. Estoy en perfecto estado, pero siempre he querido conocer Londres, era mi sueño desde pequeña.
 

Te cumpliré ese y muchos sueños más, niña.
 

Oh, mierda.

 

Esas palabras lo me hicieron temblar más. Pensar que Santino estaba dispuesto a hacer que mis sueños se cumplieran era algo que me volaba completamente la cabeza. Pero debía ser fuerte, no podía volver a caer en sus juegos tan fácilmente.
 

Contrólese, por favor.
 

Contigo no tengo porque hacerlo niña. Eres dinamita y yo soy la flama que te hará explotar.
Confía en mi.
 

¿Cómo podía confiar en un hombre que ya me había mentido antes? Porqué... No decirme que estaba casado y besarme, era eso, mentiras. ¡Te odio tanto Santino!
 

Vayamos a desayunar antes de irnos al aeropuerto.
Estaré en tu casa en 10 minutos.
 

Mierda. Yo no estaría lista en 10 minutos. Pero como pude logre arreglarme lo mejor que pude para su encuentro con ese hombre. Estaba segura que algo pasaría en ese viaje que estábamos apunto de hacer.
 

No quería pensar en eso. Me ponía nerviosa que algo fuera a cambiar en nuestro viaje. Estaríamos lejos de todos, en otro país y donde nadie nos conoce. Cualquier cosa podría pasar.
 

Mientras mordía mis uñas y pensaba que podría pasar entre nosotros en un futuro, el timbre sonó por toda la casa. Seguía sin tener muchos muebles y eso me hacía morir de la vergüenza. Una vez que abro la puerta, el me estaba esperando con una sonrisa, pero luego de que vio cómo estaba mi departamento aún, la borro. 
 

—Arreglaremos esto para cuando regresemos del viaje... ¿Dónde están tus cosas? —Ni siquiera me saludó. Entró en el departamento y tomó mi maleta. Estaba temblando. Nuestro vuelvo salía para el medio día y aún faltaban unas cuantas horas para eso. Me moriría antes de que llegáramos a Londres.
 

No sé cómo pude sobrevivir a un viaje en auto con Santino, estuvo silencioso pero tranquilo, sus miradas me hacían temblar. Sobre todo cuando "accidentalmente" su mano me rozaba.
 

—Debes relajarte Sof... Eres muy hermosa para estar tan tensa, además me haces sentir extraño —Dijo el despreocupado. ¿Tan bien se sentía con lo que pasaba entre los dos? Estaba engañando a su esposa.
 

—Lo siento señor Rinaldi... Pero no puedo estar cómoda con saber que me estuve besuqueando con un hombre casado —Santino rodó sus ojos al escuchar eso de mi parte. Estaba segura de que no le gustaba tampoco recordar eso.
 

Luego de pedir nuestra comida, Santino permaneció callado y en su celular, yo no sabía qué hacer en ese momento más que mirar el restaurante donde habíamos parado. Era lindo y despreocupado.
 

Decidí mejor fijarme en la ropa que estaba usando Santino hoy, llevaba una camisa blanca que se entallaba perfecto a su cuerpo y podía asegurar de que llevaba unos pantalones negro que iban a juego.
 

—Aquí está su comida... —Olvide que había pedido para comer, pero era algo sencillo. Un par de tostadas, aguacate y tomate. Santino había pedido algo similar.
 

—No creo poder acabarme todo esto —Las porciones eran grandes y sabía que mi estómago se había reducido los últimos meses, estaba segura de que no podría con eso.
 

—Pues vas a tener que comerlo todo, Sofía. ¿Crees que no me he dado cuenta de que estás muy delgada? Antes tenías unas lindas curvas y ahora parece que vas a romperte...
 

Santino siempre se había fijado en mi cuerpo. Ya no estaba en forma como antes, en realidad, a veces me sentía gorda. Tal vez no lo estaba, pero tenía pancita. Eso sí.
 

—Lo intentaré.
 

Luego de comer todo lo que había en mi plato, era hora de irnos al aeropuerto. Yo creía que iríamos en un vuelo comercial pero no. Estábamos por subirnos a pequeño avión privado. Santino estaba loco.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.