Hasley
—Deja de reírte —le susurré a Luke intentando ser seria, pero no funcionaba.
—No puedo —balbuceo él entre risas.
—Nos van a sacar.
Luke puso su cabeza entre sus brazos sobre la mesa intentando ahogar las risas que escapaban de
su garganta, estaba segura de que alguien se quejaría causando que nos sacaran de la biblioteca, se
suponía que veníamos para leer el libro que la señorita Kearney nos había dejado para una tarea,
pero el chico no superaba la mancha de pasta de diente que yacía sobre mi blusa.
—Eres muy torpe, Weigel —murmuró mirándome todavía con su cabeza sobre la mesa.
—No es la primera vez que me ves con una mancha —farfullé rodando los ojos.
—Es que ahora tiene más sentido.
—¿Ah sí? —Elevé una de mis cejas—. ¿Cuál? —inquirí.
—Que me gusta alguien que se mancha con pasta —respondió cómodamente con una sonrisa
lobuna en sus labios.
Desvié mis ojos de los suyos, el color rojo se estaba apoderando de mis mejillas, y quise ocultar
mi rostro del rubio. Detestaba que Luke tuviera ese efecto en mí, con tan solo unas simples
palabras podían ponerme de
cualquier manera, hacía efecto y prendía todas las chispas que quisiera cuando fuera.
—Le contaré a mi psicóloga de eso —informó.
—¿Psicóloga? —pregunté confundida— ¿Vas a psicología?
—Sí, obligación por parte de mis padres —murmuró.
—¿Y cómo van tus citas?
—Blodie me aburre demasiado.
—¿Blodie? —cuestioné el nombre.
—Así le digo… —Arrastró sus palabras—. Pequeños detalles, pero no importa ella.
Luke alzó su cabeza y se acercó lo demasiado a mí para que pudiera sentir su respiración. Estaba
muy cerca que podía oler aún el aroma del rollo. En estos momentos me había acostumbrado tanto
que lo podía soportar. Podría decir que se estaba volviendo mi olor favorito, quien lo diría, hace
unos meses atrás lo detestaba.
Hizo rozar su nariz con mi oreja causando que me hiciera a un lado, pero eso no lo detuvo porque
lo volvió a hacer ahora con una risita acompañada.
—No, basta —lo regañé.
Él hizo un ruido en forma de negación y se acercó una vez más susurrando algo que no pude
entender. Lo miré directamente a los ojos seria. Él cargaba una sonrisa arrogante con sus ojos
azules penetrando mis pensamientos.
Tienes novio.
—No hagas esto, no aquí. —Puse mis manos en su pecho intentando alejarlo.
—¿Porqué?
—Porque hay gente —expliqué.
—¿Y eso qué? —mofó encogiéndose de hombros.
No quería ser explícita, pero él me estaba dando razones. Con una de sus manos me tomó de la
nuca para volver a unir nuestros labios, esta vez, no me opuse o si quiera me alejé. Seguí el beso,
sabiendo que estaba mal y exponiéndome a mucho. Su arito le hacía cosquillas a mi labio inferior.
Reaccioné al instante que la imagen de Matthew apareció en mis
pensamientos y ejerciendo fuerza lo alejé. Esta vez él me miró con un rostro cansado, ¿ahora él
era el digno? Luke sabía perfectamente que ante todos yo tenía novio, y claramente, él no lo era.
Dio un suspiro y miró a la nada con el semblante serio.
—Luke… —lo hablé, pero me ignoró. No quería decir lo que tenía en mente, pero mi lengua me
ganó antes de que pudiera tragarme mis palabras—. Dios mío, Luke, sabes que varios conocen a
Matthew y con eso saben que soy su novia, no quiero que… —él me interrumpió arrebatando mis
palabras.
—¿Qué sepan que lo has engañado con el drogadicto? —siseó entre dientes haciendo que la vena
de su cuello se resaltara.
—¿Qué? —dije frunciendo el ceño—. ¡No! ¿Qué demonios dices?
—Sé que muy en el fondo piensas eso —acotejó y sus ojos azules penetraron los míos con severa
seriedad—. Aunque tienes razón, no puedes tener una vida al lado de alguien que no sabe cómo
manejar la suya.
—Luke, yo no…
No pude terminar porque con mucha brusquedad se levantó de la silla haciéndola sonar e irse a
pasos demasiados rápidos de allí viéndolo anonadada, ¿qué ha sido eso? Ni siquiera he tenido
algún pensamiento sobre aquello. Pensé que ya estaba acostumbrada a sus cambios de humor, pero
esta vez su cambio fue más allá de lo normal. ¿Cómo podía pensar de esa manera en sí mismo?
¡Demonios!
??
—Hasley, ayúdame —mi madre rogó.
—¿La psicóloga necesita ayuda? —me burlé y ella me dio una mirada fulminante—. Voy, voy.
—Tengo que ordenar unos expedientes y agregar lo que he avanzado con mis pacientes —comentó
dándome unas cajas.
—¿Ya hay avances?
Puse sus cosas en el suelo de la sala y la miré, ella tomó asiento en uno de los sillones y dio una bocanada de aire demasiado profunda. A veces me sentía mal por todo lo
que trabajaba para sacarme adelante, esa era una de las razones por las cuales intentaba seguir en
el instituto.
—Afortunadamente sí, he visto dos de mis pacientes más relajados, regalándome sonrisas y
dejando de hablar con monosílabos. ¡No sabes que frustrante es que hagan eso!
—Oh, créeme que lo sé…
Sabía perfectamente cómo se sentía aquello, Luke era mi ejemplo de eso. Es querer tirarles un
ladrillo para que dejen de ser tan secos y hablen con la misma naturaleza. La comunicación es
algo fundamental para que dos personas se entiendan, y así, una de ellas ayudar a la otra, pero
Luke no era un humano equitativo.
De tan solo recordar lo que ocurrió en la mañana, mis entrañas dolieron y sentí como mi pecho se
presiona. Joder, me había vuelto tan sensible con todo lo que tuviera que ver con el rubio.
—¿Por qué esa cara? ¿Ha ocurrido algo? —preguntó en un tono suave.
Negué unas cuantas veces y dejé salir un suspiro—. Hasley…
Sabía que no la puedo engañar, por dos cosas, una de ellas es que soy su hija y me conoce muy
bien, mientras la otra es que su especialidad estudia con mucha paciencia los comportamientos de
las personas.
—Lo odio —mascullé refiriéndome al chico que era dueño de mis pensamientos en estos
momentos… y de todo mi tiempo.
—¿A quién? ¿Zev? —Al oír decir mi madre el nombre de mi mejor amigo sentí como mi ser
decayó y quise tirarme al suelo a llorar, fruncí los labios y me dejé caer al sillón a un lado de ella —. ¿Están peleados?
¿Ahora qué ha ocurrido?
—Creo que invadí su espacio —comenté sin pensarlo.
—¿Por qué dices eso cariño? —La mano de mi madre tocó mi pierna dándome pequeñas
palmadas.
—Exigí que me dijera de que habían hablado él y… —No sabía cómo definir a Luke, enojada aún
por el incidente rodé los ojos y dije lo que se me vino a la mente—, alguien. Solo quería saber, no
era para que me gritara.
Mi mamá dio un suspiro y me miró. —Hasley…
—¡Sé que no debí exigirlo, pero igual era de importancia para mí! —
grité desesperada.