Brandwell

1. BENSON vs BRANDWELL

Llegó la hora de aclarar algunas cosas que tal vez quedaron en el aire, un punto de vista diferente nunca está de más.

Mi nombre es Brad Benson, hijo mayor de una de las familias más prestigiosas en el mundo de la magia. Un linaje de raza pura formada desde siglos atrás por grande brujas y hechiceros, recordados en la historia desde el gran Baltazar Benson, cofundador del gremio de magia y creador de 5 leyes de la actual constitución. Una de ellas y con el peor de los castigos, la ley anti mestizos.

Dicho esto, supongo se imaginarán el cómo nació la aversión de mi familia hacia los de clase impura. Si, para Baltazar fue casi una obsesión que transmitió a toda su descendencia y ellos a los demás, así en todas las generaciones de los Benson. Sin embargo, nada hasta ese momento justificaba la rivalidad contra los Brandwell.

¿Qué pasó?

Todo empezó con el famoso torneo de magia y hechicería, donde magos y brujas podrían participar por las diferentes categorías y premios, incluyendo la gloria de ser parte del selecto grupo de los Goud: poderosos, respetados e intocables. Estos se encargaban de mantener cierto orden en el mundo mágico, realizaban las tareas más peligrosas y una parte de ellos se encargaban del control de «accidentes», ya sea con criaturas mágicas o hechiceros fuera de control.

Dentro de este grupo estuvo, nada más y nada menos que el gran Count Graham, el primer gran culpable de todo el desastre con el primer mestizo, su propio hijo. Con los Bradwell la cosa fue más personal, Olinto Benson y Bladimir Brandwell estaban compitiendo por la misma categoría, defensa contra magia negra. Era la primera vez en los 20 años de trayectoria del torneo en que un Benson y un Brandwell entraban como rivales, dado que solo uno podía ganar en cada categoría y ambas familias siempre salían victoriosas. A excepción de ese año en que, por desgracia, solo uno de ellos ganaría el privilegio, siendo en aquella ocasión el señor Bladimir.

Desde entonces, y como un reto familiar, los Benson se propusieron competir contra los Brandwell para recuperar el honor perdido durante ese torneo. Sin embargo, todos y cada uno de los que han competido han fracasado, siendo el rival quien se lleve toda la gloria. Hasta que, por sus propias decisiones, los Brandwell fueron vetados por completo del torneo debido a su insistencia por romper la ley contra los mestizos. Aunque eso no fue ningún inconveniente para ellos, ya que a medida que avanzaban las generaciones, se hacían cada vez más poderosos que sus antecesores. Tal vez sea por la mezcla de sangre, no se sabe a ciencia cierta, pero muchos han heredado un poder que sobrepasa los límites de lo natural.

Por ello y otros factores, la rivalidad entre ambas familias crecía con el paso de las generaciones, hasta que Rodolfo Benson y Gregorio Brandwell se conocieron, mi padre y el padre de Lindsay. Entraron a estudiar a la misma academia, al mismo tiempo y con el mismo horario. Al inicio todo era como se esperaba, ambos muchachos no se llevaban nada bien y trataban de sobresalir por encima del otro. Hasta que ese mismo año los juntaron para la salida de campo con los novatos, siendo ellos los primeros y únicos estudiantes en extraviarse durante la expedición en aquellas zonas boscosas.

Nadie sabe qué pasó exactamente, mi padre jamás contó esa parte de su historia y dudo que Lindsay sepa algo al respecto. Pero, desde ese momento, nada ni nadie separaba a ese par. Se habían convertido de rivales a mejores amigos y aliados; estudiaban juntos, competían y se ayudaban mutuamente. Parecía una relación perfecta y el final de aquella rivalidad.

Sin embargo, al entrar ambos muchachos a la universidad conocieron a quien sería su «manzana de la discordia», una chica de gran belleza llamada Matilda Wilson. Por primera vez un Brandwell no estaba mostrando interés romántico por una humana, solo la trataban como una simple amiga, una más del montón.

Sin embargo, mi padre lo conocía lo suficiente para darse cuenta que nunca fue así. La miraba diferente, le sonreía como a nadie lo hacía, era demasiado atento con ella, todo un caballero. Él fue notando como se iba alejando de su palabra, destrozando aquella promesa de evitar enamorarse de una humana. ¿Por qué lo sabía?

Porque ese brillo en sus ojos al verla sonreír, era el mismo demostraba él cuando pensaba en ella. Ambos se habían fijado en la misma mujer, ambos habían roto su promesa y ambos estaban a punto de quebrantar la ley. ¿Sería capaz un Benson de romper la ley que su propia familia creó? Sí, de haber tenido oportunidad alguna con Matilda Wilson, mi padre lo habría hecho y todo lo demás hubiese sucedido de una forma diferente.

Pero nunca fue así, Matilda eligió a Gregorio como su pareja y fue por ello que el corazón de Rodolfo se llenó de resentimiento. Aquella rabia lo llevó a cometer una de las traiciones más bajas que una persona puede hacer, delatar a su mejor amigo. De cierto modo hizo lo correcto, la ley indica que debe ser notificado y penalizado de inmediato. Sin embargo, ¿Qué hacer cuando se trata de tu mejor amigo? Lo que llevó a mi padre hacerlo no fue la ley, no fue el deber como un hechicero responsable, fue el rencor y la tristeza de verse traicionado por su mejor amigo, quien se ganó el corazón de la mujer que el tanto amaba.

Desde ese entonces, Gregorio fue expulsado y mi padre cambiado de universidad. Nunca más cruzaron caminos, no volvieron a saber uno del otro ni quería hacerlo. Un par de años después, mi padre fue obligado a desposar a una dulce muchacha hija del ministro en esos años, todo con el afán de sacar de su mente y corazón a esa mundana. Pero no funcionó, por más que lo intentara nunca pudo olvidarla.




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