El charco de agua

Me desplazo con ligereza por superficies lisas, sin embargo, a veces he sido absorbido por elementos porosos agregando humedad…, sé que soy parte de un todo que sin embargo escapa a mi comprensión…, yo solo sé que soy yo.

Sé qué existo pues mi ser refleja la luz dentro de la cavidad temporal que me alberga. Y Justo en este instante se refleja el rostro de un ser pequeño que se ha acercado con una rama penetrando mi integridad.

Él moviendo su rama ha dispersado y ha removido todo mi ser, ahora me desplazo desbordante en esta concavidad en donde antes yacía inmóvil, ¡Ay! y ahora se acerca y posa sus ojos tan cerca de mí de modo que puedo reflejar sus pupilas llenas de una vitalidad que me es absolutamente desconocida, ahora su rostro se reverbera en todo mi ser. Este ser viviente es un ejemplar infantil de su especie.

Mirándome con detenimiento a la par que sumerge la rama en mi interior dice:

—¡Mira, Mira, agua! y…, ¿ese soy yo?

Vagamente recuerdo que una parte de mí en un tiempo distante y olvidado ha sido digerido y absorbido por estos seres extraños de vida efímera.

También vagamente recuerdo que he habitado en el cielo, en el mar, en las entrañas de la tierra y he sido parte de tantos seres que he perdido la cuenta…, el tiempo es un concepto inexistente para mí, sólo soy espacio, volúmen y permanencia.

Pero este diminuto ser se afana en hacerme parte de su juego…, ¡Ay!…,ahora escucho una voz lejana que le dice en tono imperativo…

—¡Carlitos, Carlitos! ven enseguida, deja de jugar con el charco que te vas a mojar la ropa…

El niño respondé enseguida:

—Ok, mami, ya voy… — corre lejos de mí sin darse la vuelta.

Veo desaparecer de mi vida aquel diminuto rostro de ojos penetrantes y curiosos que se reflejaban en mi y ahora nuevamente he quedado en la soledad de mi ser reverberando algunos árboles, el azul del cielo surcado por nubes y pájaros veloces, otra vez estoy en calma, otra vez vuelvo a ser solo un charco de agua.

Fin