Brilthor

1

Miro fijamente la taza de café en mis manos, revolviendo el azúcar de sobre con la pequeña cuchara plateada, de manera suave para que el sonido no me moleste, no me gusta ese sonido. A través de la ventana de la cafetería, se ve el aguacero imprevisto azotar con fuerza, reviso varias veces mi celular en espera de algún mensaje, pero nada.

No importa, aún tenía tiempo libre hasta que el agua terminara de caer o que Oliver consiguiera el registro de la madre adoptiva de Manuel Sánchez, si no lo conseguía, estaba dispuesta a ir yo misma a buscar a esa mujer, aunque me tomase toda la noche y parte de la madrugada.

El sonido de las personas y sus conversaciones a mi alrededor son algo secundario, personas que no son de mi interés y sus vidas tampoco me importan, en estos momentos solo forman parte del ambiente, igual que personajes secundarios en algún videojuego cutre que no sabes por qué te gusta tanto si es una mierda.

La molesta campana de la puerta suena cada vez que entra un cliente, de reojo veo una cara conocida pero la ignoro, reviso unas veces más mi teléfono sin encontrar nada aún, le había pedido a Oliver que me dejara en esta cafetería hace unos ocho minutos para darle algo de "tiempo" de conseguirme la información que él "amablemente" decidió buscarme pero la verdad es que estoy ganando tiempo para mí, después de recibir el mensaje del comprobante de pago del señor G, le escribí un mensaje en el cuál le pedí que nos reuniéramos aquí, solo recibí un emoji cómo respuesta.

Suspiré y bebí de a sorbos de mi taza, estaba molesta, no, molesta no, irritada sería una palabra más exacta, ese hombre terco, le dije expresamente que no me transfiera dinero no necesito su dinero.

Una sombra cayó sobre mi haciendo que levantará la mirada encontrando el rostro sonriente de Asher.

—¿Te importa si te acompaño? — Preguntó coqueto.

Me contuve de girar los ojos y pedirle que le hiciera un favor al mundo y se fuera de excursión a Silent Hill y que por favor no volviera, por el hecho de que era bueno tener un contacto dentro del establecimiento de The Cove.

— Claro, una compañía decente nunca está demás — dije, sonriendo lo menos falso posible.

No me gusta la gente, no me agrada y creo que hay que normalizar el que la gente no te guste, la gente te juzga sin importar lo que hagas.

Por eso prefiero a los animales, ellos también te juzgan, pero se ven lindos cuando lo hacen, pero nunca traicionarían tu confianza solo para llegar a sus objetivos.

—¿Visitas mucho este lugar? — preguntó. Sus manos jugueteando con el sorbete de su té helado.

Está lloviendo y hace frío, ¿Quién coño toma té helado en un día así?

— Algunas veces a la semana, tienen buen café. — Respondí, intentando no mirar la mancha verde entre sus dientes de manera fija. ¿Qué tan imprudente sería decirle?

Pero Asher parecía ser bastante ajeno a cualquier cosa, él parecía no notar nada al tiempo que yo notaba todo. Me molesta, porque es demasiado ajeno o solo me molesto conmigo misma por notar incluso las texturas de la mesa que me causan un repelús inexplicable. No lo sé.

-El ambiente es bueno en este lugar, me gusta, es tranquilo y la iluminación es buena para tomar fotos - dijo, sonriendo de manera tan jovial que casi lo hacía parecer un niño. - ¿No lo crees?

Él tenía un punto en eso, la cafetería es un lugar acogedor con una iluminación perfecta para tomar fotografías muy bonitas, puedo ser bastante amargada y gruñona, pero debo admitir que soy fanática de tomarme fotos cuando me siento linda.

—Es precioso, y en un día soleado las fotos salen incluso más bonitas.

Mi respuesta fue bien recibida por él, se quedó callado un rato, rato que me hizo pensar por un momento que su compañía no era tan molesta.

—Entonces, ¿Tienes algo que hacer mañana en la noche? — preguntó vacilante.

Tenía el presentimiento de a dónde quería llegar con eso, no era que Asher fuera mal parecido, al contrario, lo encontraba bastante atractivo, pero el problema era que nunca fui buena en relacionarme con las personas, soy bastante solitaria y de pocos amigos que considero de importancia y son aún más poco los amigos que considero como mi familia.

¿Las citas? Soy torpe, estúpidamente torpe, me jacto siempre de ser una mujer inteligente, pero en una cita esa inteligencia parece irse de vacaciones dejando solo a mi lado nervioso y alerta ante cualquier movimiento sospechoso.

Además, no confío en los chicos lindos.

— Estaré ocupada con el caso Barton — dije, declinando de manera silenciosa la propuesta.

Los ojos de Asher brillaron con interés.

—¿Por qué estás tan interesada en ese caso? Ya fue resuelto después de todo, el muerto sigue muerto y el asesino está en el loquero.

— Tú trabajas en ese loquero — señalé con una sonrisa.

Quizás estaba siendo demasiado mezquina con el hombre, podría ser una interesante compañía si le daba la oportunidad.

—Eso no significa que no sé qué clase de locos hay ahí adentro—rio, ese sonido profundo y alegre, me gustó.




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