Brujalloween

Capítulo 4

Eso que se escucha en el fondo de mi cabeza suena como al pitido del monitor cardiaco en el que estuvo conectado mi padre hace años cuando estuvo internado en el hospital.

Poco a poco voy abriendo mis ojos, pero solo uno de ellos ha logrado abrir, sobre el otro siento como si tuviera pegado un gran parche, así que llevo mis dedos a mis ojos para comprobar si realmente tengo algo en la cara… Sí tengo pegado un parche en mi ojo.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy sobre la camilla de un hospital, conectado a venoclisis y cables de monitorios, con la boca reseca y mi cuerpo sumamente débil.

—¡MAMÁ, MAMÁ! —grito a todo pulmón, desesperado y asustado por lo que pudo haberle pasado a mi ojo, porque acabo de recordarlo todo, Jafet apuñaló mi ojo izquierdo—… ¡MAMÁ!

No demoran en aparecer las enfermeras, cruza la puerta de mi habitación y luego inyectan algo en la bolsa de venoclisis.

—Tranquilo, muchacho, estarás bien… —dice una de las enfermeras.

—Voy a ir a llamar a tus familiares, ¿ok? Solo trata de tranquilizarte —dice la otra enfermera.

Un leve mareo y la pesades en mi mirada me ayudan a bajar mis niveles de ansiedad, de seguron habrán inyectado algún sedante para tranquilizarme.

A pasar las horas, vuelvo a despertar de otro sueño, es la voz de mi madre la que me ha despertado, ella está sentada a mi lado sonriéndome con lástima y tristeza. No logro ver bien con un solo ojos, pero puedo notar que su rostro ha adelgazado y tiene unas horribles ojeras.

—No sabes lo feliz que me hace ver que por fin has despertado, hijo.

—¿Cuántos años han pasado, mamá?

Mi madre suelta un par de risas y luego responde:

—No seas tan exagerado, solo ha pasado una semana.

—Menos mal…

Mi madre asiente y sonríe con pena y lástima.

—Pronto regresarás a casa —dice ella.

Debería ponerme feliz por aquello, pero en mi mente tengo una pregunta que hace que mi corazón se agite y a su vez quiera detenerse.

—Madre… ¿He perdido mi ojo izquierdo?

Mi madre agacha la mirada y luego deja escapar un profundo suspiro. No hace falta que me responda para conocer su respuesta, sin embargo, ella responde:

—Sí… Ella te hizo esto —Mi madre frunce el ceño y aprieta su mandíbula—… Fue la misma chica vestida de bruja que atacó a tus otros compañeros.

—No, no fue ella mamá, fue Jafet quien me atacó.

—Hijo, tu compañero también fue víctima de la bruja, el pobre fue encontrado muerto aquel día.

—Él me hizo esto antes de que la bruja pudiera matarlo. La bruja me defendió —digo en un tono rozando el disgusto al ver que mi madre muestra un rostro de desacuerdo.

—No hay motivos para que defiendas a esa loca, Nestor… De seguro estás confundiendo todo, y te entiendo, lo que pasaste es muy completo trauma.

—No mamá, sé lo que digo, no estoy inventándome nada.

Mi madre no ha dicho más nada, prefirió guardar silencio y quedarse con su versión de los hechos. Tampoco es que yo tenga necesidad de insistirle más del tema, porque nada gano con ello, me basta con que yo sepa la verdad.

 

Luego de dos semanas de reposo en casa, toca regresar a la preparatoria nocturna, porque la falta de un ojo no me limita a prepararme profesionalmente ni tampoco me impide ayudar a mi madre trabajando durante el día. Es hora de retomar mi vida.

Al cruzar por la puerta principal de la preparatoria, todo el bullicio de las platicas bajan significativamente al notar que yo he regresado, cosa que no pasaba anteriormente, porque yo siempre he pasado desapercibido frente a todos, el cero a la izquierda, un solitario y antisocial estudiante de último año.

Cotilleos y miradas pesadas que caen solo sobre mí, ¿será el parche blanco que tengo pegado en el ojo? ¿qué podrían estar hablando de mí?

—¡Es el sobreviviente del Brujalloween! —escucho un murmuro a lo lejos.

«¿A que se refieren con eso de Brujalloween?».

No es la única vez que llego a escuchar tal nombre, de camino al aula de clases de gramática también he vuelto a escucharlo, en cada uno de los chismes que hablan sobre mí, siempre está la palabra Brujalloween.

Al ingresar al salón de clases, me encuentro con un mural oscuro donde cuelgan varias fotos de los compañeros que fallecieron esa noche de Halloween, están las fotos de Terry, de Rosita con su novio y de Jafet; asco de mural, debería de quemarlo, no merecen que se les honren y recuerden de tal manera, tan solo verlo me provoca ira e impotencia al no poder arrancarlo con mis propias manos. Contengo mis ganas de destruir y me siento en una de las sillas desocupada, me quedo tranquilo en mi silla mientras espero a que el profesor de gramática llegue para que inicie la clase de hoy, pero antes me toca lidiar con la incertidumbre y la curiosidad de mis compañeros de clase

—¡Oye, Nesto, eres toda una leyenda!

—¿De qué carajos estás hablando? —le cuestiono inconforme con tal afirmación.

—Sobreviviste el Brujalloween, muchos dicen que eres el único que ha vencido a la bruja, sino ya estarías muerto.

—Cierto, Nestor, ¿qué paso con la bruja? —a la conversa se une otro compañero, su nombre es Carlos—… ¿Cómo es que no estás muerto?

—Primero aclárame, ¿qué es eso de Brujalloween?

—Es el nombre que se le ha dado a la fiesta de Halloween donde apareció la bruja —responde Carlos.

—Tu debes saber un poco más sobre el motivo que llevó a la bruja a matar a todo el grupito de Kenia —sugiere mi otro compañero, Luis.

—¡No! No sé nada. Ni que conociera a esa bruja —miento sin culpa alguna.

—¡AY, dale, Nestor!

La insistencia de mis compañeros me hace levantarme de la silla, agarrar mi maletín y huir del aula de gramática, tal vez pueda ir a la cafetería y comer algo antes de que inicie a la próxima clase.

Salgo del aula de clases, noto que son muy pocos los estudiantes que han quedado merodeando por el pasillo, y es normal, justo ahora nos encontramos dentro del horario de clases.



#39 en Terror

En el texto hay: bruja, asesinato, halloween

Editado: 29.10.2022

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