Brujalloween

Capítulo 5

—¿Qué piensas hacer con esa lima? —pregunta Kenia, ella realmente se ve preocupada.

—Tu cabello crecerá, pero mi ojo no, Kenia.

Doy un paso enfrente y ella retrocede uno.

—¿Crees que te tengo miedo? No eres capaz de, ni siquiera, hacerme un pellizco.

Kenia intenta mostrarse valiente y despreocupada frente a mí, pero el temblor que nace de su voz me dice lo contrario.

Dolor, miedo, angustia, depresión, he sentido de todo tras perder mi ojo, traumas desatados frente a mi nueva realidad: soy un adolescente tuerto. Ahora tengo que luchar en contra de aquella incomodidad que siento cada vez que las personas buscan verme a los ojos, me toca lidiar con la ansiedad que siento cada vez que lloro y mojo solo un lado de mi rostro con mis lágrimas. Todo esto empezó por la culpa de esta perra, por sus malditos celos, pues, si ella no hubiese torturado a Ángela, yo no hubiese presenciado nada de lo ocurrido.

¿Por qué Kenia debería tener una vida normal y yo no? Tengo la oportunidad de devolverle todas las atrocidades que nos hizo, que también sienta la tortura de tener una vida condenada a la desgracia.

Aprieto la lima metálica que llevo en mi mano derecha, avanzo hacia Kenia dando un par de pasos y con mi mano izquierda la aprieto por el cuello, la empujo hasta arrinconarla en la esquina del aula, justo donde el profesor la tenía sometida hace unos minutos. Levanto la punta de la lima frente a su rostro, pero antes de apuñalarla ella logra darme un rodillazo en mi entrepierna.

¡Puto dolor!

Mientras me sobo en la zona adolorida, veo como Kenia me pasa corriendo a un lado e intenta huir del taller de carpintería, mas no lo logra. Tras mi espalda se escuchan varios taburetes de madera caer al suelo junto con el quejido de Kenia, volteo la mirada buscando la razón del estruendo, y es cuando la veo…, dentro del taller nos acompaña una mujer que lleva puesta una máscara de bruja, no estoy seguro si es Ángela, porque esta vez no trae puesto el disfraz de bruja que llevaba aquella noche de Halloween, hoy trae puesto unos jeans largos, un hoddie negro con la capucha levantada hasta su cabeza, unos guantes negros y una máscara de látex verde que asemeja el rostro de una horrenda bruja. Esta mujer ha impedido que Kenia salga huyendo del talle, la ha lanzado contra los taburetes de madera que estaban parados frente a la mesa de trabajo.

¿Por dónde entró? Solo puedo decir que la puerta del taller que da al jardín está abierta.

—Esta zorra es un escurridiza, ¿verdad? —Esa es la voz de Ángela, sí, es ella.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto mientras observo como Kenia empieza a levantarse de entre los taburetes.

—Solo intento terminar con esto. Cada vez que me la encuentro, ella termina librándose de mí.

Ángela se detiene frente a Kenia, le arranca la peluca de un solo jalón y la deja calva, luego la levanta por la camisa rompiendo, a su vez, unos cuantos botones del uniforme, dejando expuesto parte del sostén color rosa de Kenia. La agilidad de Kenia sale a relucir en el momento en sus manos alcanzan la superficie de la mesa, agarra un formón e inmediatamente lo clava en el brazo de Ángela, haciendo que la bruja suelte un grito el cual reprime para no llamar la atención de nadie más. Kenia vuelve a abanicar el formón frente al rostro de Ángela, pero la bruja logra esquivarlos. Mientras tanto, yo agarro un drill de batería que encuentro sobre el estante de herramientas del taller, lo enciendo y pongo a girar la gruesa broca que tiene instalado el equipo. Kenia escucha el sonido del drill y voltea a verme, y, mientras se espanta al verme ir hacia ella, Ángela aprovecha golpeándola con un martillo en la cabeza. Kenia cae al piso en estado inconsciente.

—Por fin te tengo, maldita —dice la bruja entre dientes y con disgusto. Luego se toca la mancha de sangre que empieza a emanar de la herida que Kenia le hizo en el brazo y se vuelve a quejar del ardor.

—¿A-Ahora que hacemos con ella? —le pregunto a Ángela, aun con el drill en mano y haciendo girar la broca.

La bruja se me queda viendo por unos cortos segundos, luego camina hacia donde está el estante de herramientas y de ahí toma una pistola de clavos eléctrica. Luego voltea a verme y me pregunta:

Tenías pensado matarla, ¿no?

Me está costando responder a eso, el miedo intenta salir a flote buscando arrepentirme, así que, antes de flaquear y dar paso atrás, respondo con el animo propio de un asesino.

—¡La matare!... ¡Yo la matare!

La bruja me asiente, luego regresa hacia donde está el cuerpo inconsciente de Kenia, agarra un puñado de trapos hediondos a querosín y los introduce en la boca de la víctima.

—Ven, Nestor, necesito que presiones con fuerza sobre su boca, que no escupa los trapos, así nadie la escuchará cuando grite.

—Ok.

Hago lo que me pide la bruja, mientras tanto, ella toma una de las manos de Kenia, la presiona contra la madera que conforma el soporte de la mesa, sitúa la punta de la pistola sobre la palma de la mano y dispara. Kenia despierta gritando de puro dolor, con ojos espantados ve la sangre que emana de su mano, y con esos mismos ojos observa como la bruja agarra su otra mano para hacer lo mismo. Kenia intenta librarse del agarre de la bruja, pero yo se lo impido ayudando a la bruja a sostenerla sobre la madera, Ángela sitúa la punta de la pistola sobre la palma de la mano y vuelve a disparar. Kenia grita, mas no lo suficiente fuerte como para ser escuchada.

La bruja lanza la pistola de clavos sobre el piso. Luego vuelve a fijarse en mí como esperando a que yo haga algo.

—Acaba con esto… —Ángela me ordena. Está tan cerca de mí que hasta puedo apreciar sus ojos castaños bajo la máscara.

Necesito valor y coraje, las manos me están temblando.

«¡Vamos, Nestor, tú puedes hacerlo! Solo recuerda…»

Por culpa de esta maldita, Ángela ha perdido la belleza de su rostro; por culpa de esta maldita, yo he perdido un ojo y empeorado mi visión. Ella ha arruinado mi vida, la destruyó por completo.



#40 en Terror

En el texto hay: bruja, asesinato, halloween

Editado: 29.10.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.