Capítulo 60

La maldición tentoria era la única maldición suprema a la que las brujas tenían acceso; se necesitaba alrededor de veinte brujas para ejecutarla; incluso ellas no sabían que ésta era una maldición suprema hecha por los demonios, solo la conocían como “el hechizo letal”.

Aquella maldición fue usada por las brujas de la Rebelión cuando atacaron las demás academias, para así, deshacerse para siempre de las brujas que estuvieran ahí presentes. El hechizo letal era capaz de eliminar en su totalidad el alma de una bruja o demonio, no sobrevive en ningún reino, no reencarna, simplemente se muere para siempre, no hay posibilidad de que alguien pueda vencer aquella maldición. Incluso a los demonios que la han ejecutado les lleva la mitad de sus fuerzas, dejándolos débiles, por lo que casi siempre es el último movimiento que utilizan.

Astoreth sabía que si encerraban a su parte masculina en la vasija maldita, ella tendría una muerte lenta y dolorosa, ya que al encerrar a Astaroth sus poderes comenzarían a drenarse lentamente, hasta que no quedara nada de ella. La mujer al ver que las brujas estaban por lograr su cometido, no le quedó de otra que apoyar a Astaroth, de esa manera trataría de redimirse ante los ojos del demonio, aunque quizá aquello no fuera suficiente. Además, Sally Dorman la había traicionado, había utilizado su idea en su contra, para los ojos de Astoreth era justo llevarse a Sally con ella, tanto Astoreth como Astaroth conocían el lazo que tenían las tres brujas, asesinar a una sería un buen golpe antes de irse de ese lugar, por lo que Astoreth no hesitó al utilizar aquella maldición suprema en la chica, además, Sally ya casi estaba por morir, tenía todo su cuerpo quemado en aquel momento, lo podría considerar un acto de piedad, algo que sus hermanas no entenderían en lo absoluto.

La vasija maldita había sido hecha para maldecir cualquier objeto, una conexión directa entre el mundo demonio, con las brujas, no había nada que pudiera asemejarse a tal vínculo. Pero para lograr aquello, la Legión había encerrado en ella tantos demonios como pudieron, por lo que la vasija estaba llena de seres repugnantes y malditos, condenados a vivir juntos por toda la eternidad. Cuando la Legión sintió la fuerza de la vasija, se aseguraron de que solo pudiera ser abierta una vez más, nadie nunca podría volver a abrirla después del único intento sobrante. Quedaría sellada con sangre de Taris y de Lucifer para la eternidad.

Cuando las brujas junto con Jason y Alejandro abrieron la vasija, Astaroth y Astoreth quedaron encerrados pero divididos, el cuerpo de Sally desapareció de la existencia y la vasija se selló en su totalidad. El tótem aún emanaba un poco de magia oscura, pero era débil, y cada vez se debilitaba más, era como si la vasija estuviera perdiendo su fuerza, de cierta manera, así era.

Dentro de la vasija había un pequeño mundo, en el que los demonios se quemaban por la mitad de la eternidad, la otra mitad eran congelados, y cuando esto terminaba, se volvía a repetir. El sufrimiento dentro del tótem era insoportable, pero no letal, casi al punto de asesinar, pero no tan profundo como para hacerlo. La Legión se había asegurado de que los que estuvieran ahí encerrados sufrieran por el resto de sus vidas, era lo que ellos se merecían, aunque solo hayan querido ser los protagonistas de su propia historia, como es el caso de Astoreth, la mujer va a sufrir toda su vida, por el simple hecho de querer ser reconocida y exaltada, no vivir en la sombra de Astaroth.

La vasija fue enviada al mejor lugar donde quedaría escondida, Alejandro Zarzakovich en persona la fue a entregar a manos de las restantes sirenas del lago Ness, una de las mujeres recibió el objeto y se sumergió en lo más profundo del lago, para finalmente colocarla ahí, nadie nunca preguntaría por ella, nadie sabría su historia, estaría escondida por el resto de la eternidad, hasta que su historia se vuelva una leyenda, y luego nada más que un mito, hasta que sea completamente olvidada en las profundidades del lago.

Los chicos después de terminar la lucha, se marcharon al apartamento por un portal hecho por Jess, pasaron las horas, ninguno se cambió su ropa, simplemente permanecieron sentados. Jess y Eva se recostaban una contra la otra, ambas tenían sus mejillas húmedas, aunque las de Jessica ya estaban secas y pegajosas. Alejandro estaba acostado a lo largo del sofá más largo, con su cabeza recostada en la pierna de Jason, mientras él le acariciaba el cabello. Kevin y Annie se encontraban en las sillas del comedor, ninguno decía ninguna palabra. Todos estaban descansando, repasando lo que habían vivido una y otra vez, las imágenes de Sally siendo atravesada por la espada de Jason se repetía en la cabeza de sus hermanas cuando intentaban cerrar los ojos. Todo aquello parecía haber dejado una marca en la mente de los chicos. Las hermanas nunca habían perdido a ninguna en todas sus misiones, pero ahora, no volvieron tres, sino dos.

Pasaron varias horas, Jess y Eva fueron ayudadas por Annie para limpiarse un poco, luego se cambiaron de ropa y se acostaron a descansar, ambas en la misma cama, querían estar juntas. Ninguna de las dos pensaba en recuperar a su hermana, sabían que era imposible, pero los miles de recuerdos que tenían con ella atormentaban sus cabezas, todas las sonrisas y carcajadas de Sally no dejaban de repetirse. Jason y Alejandro se fueron para la otra habitación sobrante, ambos se bañaron y se acostaron en la cama, el cuerpo de Alejandro estaba maltratado, tenía golpes y moretones por toda la espalda y pecho, Jason tenía varias cortadas, pero no tenía tantos moretones, el chico Wintt estaba más acostumbrado a ese tipo de luchas. Kevin y Annie se quedaron en la sala de estar del apartamento, Annie no quería ir a ninguna parte, pero Kevin quería salir corriendo de ahí y nunca volver a escuchar sobre todo lo que había pasado, aunque no quería dejar a Eva sola.