Recuerdos llegan a mi mente, en realidad son solo pequeños fragmentos, sueño con aquello todas las noches y me despierto en un silencioso grito, quiero saber porque ellos acuden a mí, yo jamás he hecho aquellas cosas, todo se ve tan real, su sonrisa e incluso su forma de caminar, es como si estuviese tan cerca pero al mismo tiempo siento que no soy capaz de alcanzarlo, quizá esta fuera de mis limites o mi imaginación me juega malas pasadas. Soy Diane, lo sé un nombre un poco raro para una chica, aunque siento que no me pertenece, empiezo a divagar nuevamente, anhelo que esto pare, quiero completar el rompecabezas y saber qué es lo que sucede dentro de mí, que es lo que esas memorias me quieren decir.
Hay un plato de comida a mi lado, no vi entrar a mi madre, esa mujer por la que daría todo, incluso mi vida, hemos pasado por tantas cosas juntas, si le contara lo que estoy soñando quizá ella me podría dar una respuesta, ese rostro, como puedes ver en tu cabeza a alguien que no conoces.
Hija veo que despertaste, no quise interrumpirte, vi que estabas concentrada en tus pensamientos- era mi madre en la puerta, me sobresalto su voz, no la escuche abrirla, ella, tan joven y a la vez tan cansada, lucha por sacarme adelante, nadie creería su edad, su hermoso pelo rubio no deja ver las pequeñas canas que asoman poco a poco, no le da vergüenza lucirlas, eso me gusta de ella
No te oí entrar, solo pensaba en ese sueño que tengo diariamente, podría ser un mensaje o quizá solo es una tontería, dime madre, ¿alguna vez viste en tus sueños a alguien que jamás en la vida haz visto?- La mire fijamente, su rostro se arrugo a modo de confusión, ha de pensar que estoy loca.
Hija, eso es ilógico, solo eres capaz de solidificar en tus pensamientos a aquellos que has visto, cuéntame ¿cómo es esa persona?- No creí que le contaría esto a mi madre, es una locura, no es como si fuera cierto, solo es un pensamiento pasajero, quizás…
Es un joven, no más de 18 años, alto, moreno y una mirada encantadora, sus ojos son comunes, solo un color café pero que es capaz de hechizar a cualquiera que lo ve, no es el típico estereotipo de chico deportista, aunque juega voleyball, en mi sueño lo veo jugar y grito su nombre mil veces, pero luego de despertar, simplemente ya no lo recuerdo, solo su frente arrugada diciéndome que regrese- explique todo tal cual lo recordaba era complicado decir todo sin parecer una loca, aun peor, decidí ocultar que en realidad anhelaba que ese chico existiera, pues en lo más profundo de mi alma, sabía que lo amaba.
Mi madre se veía sorprendida, arrugaba su cara y meneaba lentamente su cabeza diciendo y repitiendo el mismo movimiento un no suspendido, la sorpresa se fijaba en sus ojos, me observaba como nunca lo había hecho, no dijo una palabra, simplemente se levantó y salió corriendo de la habitación, no la vi en todo el día, creo que ahora piensa que estoy totalmente loca.
Estoy asistiendo a la universidad, soy la más joven de todas, pero no recuerdo que sucedió para llegar hasta aquí, supongo que no fue algo poco interesante o sino lo recordaría. La mañana es monótona, el frío me llega al alma, una suave Brisa hace que las hojas de los árboles se tambaleen y caigan unas cuantas, el otoño se acerca, la época que más amo, los colores tan vivos, todo es mágico.
Las clases pasan lento, a pesar de que todo empezó tan normal tengo un presagio pero no se si es bueno o malo, algo va a pasar, justo hoy, a veces pienso que cuando inicias el día de manera distinta lo que continua va a ser igual, cualquier cosa lograría sorprenderte. Y así fue como sucedió, debíamos asistir a un campeonato obligatorio, voleyball, de veras odiaba ese deporte no entiendo porque debe estar relacionado nuevamente con aquello que deseo tratar de olvidar.
¡Diane!, llevo llamandote al menos unos 5 minutos en que mundo estas nena- Era Louren mi mejor amiga, la que cuida de mi siempre que viajo al planeta de “Diane y sus fantasias”.
Solo pensaba, tuve de nuevo ese sueño extraño, ya no se que significa- agarre mi casa frustrada, odiaba sentirme impotente, que difícil es dejar de pensar al menos unos instan…
¡OUCH!, ¡Disculpa pero que mida 1,60 no te da derecho a pisarme, si miras un poco abajo podrás verme arbol con patas!- Eso había dolido, ese chico ni me miro mientras entraba al coliseo, creo que es un jugador del otro equipo, idiota, ya nadie se fija en nosotras
Parece que hiciste un amigo, bien hecho - Dijo con sarcasmo mi amiga, le saque la lengua cual niña chiquita y entramos al gran salón donde “voluntariamente” estaríamos.
Estaba a reventar, muchos con caras largas, buscamos unas bancas, la únicas disponibles estaban al frente, todos buscaban las últimas para poder estar con sus parejas sin que les dijeran nada, triste soledad. Empezaron a entrar los jugadores, la verdad estaba concentrada en mi teléfono, es más interesante que todo esto, sentí que Louren se tensaba a mi lado mientras miraba al frente, me dio curiosidad y quise levantar la cabeza pero ella rapidamnte se puso frente a mi y me sacó a rastras de allí con la excusa de que se estaba sintiendo mal y quería que la acompaña a su casa, en ningún momento me Dejo mirar hacia atrás. Salimos a los pasillos, estaban desiertos, mi amiga caminaba a paso rápido y decidido, ni parecía estar realmente enferma, dimos la vuelta un lugar por el que siempre he pasado pero ahora algo llego a mi.