Búscame en las estrellas

Capitulo 5 La Ardilla

Capítulo 5 La ardilla y la princesa

Capítulo 5 La ardilla y la princesa.

De cuando hay una ardilla roja y una chica tipo Disney.

Leonard estaba saliendo de su clase de historia continental cuando los vio.

Zach, a su lado, hizo amago de querer intervenir. Francis lo detuvo diciéndole que no es sensato hacerlo

—Esperemos un poco— fue lo que dio como explicación.

Frente a ellos, un grupo de chicos sometían a uno mas pequeño. De 13, supuso el rubio.

No pueden escuchar bien que dicen. Solo distinguen las palabras "caridad" "nobles" "empire".

¿Que caridad hacen los nobles al colegio?

Donación de fondos,  patrocinan en concursos, pagan colegiaturas de estudiantes con bajos recursos, pero prometedores...

Becas, están molestando a los becados.

Eso fue lo que supuso Leonard sin tener más información que esas dos palabras. Francis tiene razón, no es prudente meterse, después de todo ¿así funcionan las cosas, no? los que tienen dinero pueden hacer lo que quieran, y los inferiores deben someterse.

Así debe ser.

Así le enseñaron que debía ser.

—Vengan, quiero escuchar mejor— Zach los jaló hacia un árbol, a dos metros de la escena e impulsandose por la escalera de a un lado, se sujeta de una rama y brinca hacia arriba, logrando subir sin problema—. Suban— les incita.

Francis se encoge de hombros y sigue a su aventurero amigo. Leonard duda antes de hacer una mueca y seguirlos. No representa ningún problema aparte de que arrugó un poquito su uniforme, a veces trepa los árboles de su mansión.

Una imagen de Lane llega a su cabeza. Ella también es becada...

Y por lo que ha visto, nunca ha molestado con intención. Osea si, su tonito es medio irritante, y su tranquilidad permanente es frustrante, su mera presencia es molesta pues. Pero ella no tiene la culpa de existir.

Nadie la tiene.

De pronto, lo que están haciendo no está tan justificado.

Y como si la hubiera invocado con el pensamiento, la castaña apareció.

Su distraída mirada pronto fue a dar a la escena en cuestión, y su expresión pareció suavizarse un poco más, si es que eso es posible.

Con una sonrisa pequeña, Lane se aproximó a los más pequeños, saludando con la mano y una pequeña sonrisa a los mayores, que la miran como si fuera una basura en su zapato. Leonard conoce perfectamente esa mirada, porque es exactamente la misma con la que la mira él.

— ¿Qué haces? Miras a los animalitos, ¿verdad? Son bastante lindos ¿Ya has visto a las ardillas rojas? Llamé a una Tip ¿Quieres conocerla?— habla, sin darle tiempo al chico para decir algo.

—Lane, tú sí que estás chiflada—se burló uno de los mayores.

—Ella viene cuando me escuchar silbar—siguió, como si no hubiera escuchado el comentario del mayor. El chiquillo la mira con interés en sus ojos lagrimosos—, escucha.

Solo por curiosidad, los tres en el árbol agacharon la cabeza para ver, trastabillando un poco, pero sin llegar a caer.

Lane silbó cuatro notas, una breve cancioncita.

Y si, efectivamente la ardillita hizo acto de presencia apenas escuchó la melodía.

— ¡Hola Tip! —la ardilla fue a posarse en la rodilla de Lily, mirándola fijamente—. Te llamo para presentarte a un nuevo amigo ¿quieres? — entendiéndola, la ardilla asiente con... ¿eso es una sonrisa? ¿Las ardillas sonríen? Al parecer sí— ¿Cuál es tu nombre? — le pregunta al niño.

—Y habla con los animales... ¿que te crees? ¿una princesa de disney?

—Interrumpir conversaciones es de mala educación— reprende, con suavidad, como si tratara de hacer entrar en razón a un niño berrinchudo.

Nada en su expresión demuestra que le haya afectado, o que haya entendido lo que dijeron.

—¿Entonces?— se dirige al niño, otra vez.

—Todos me dicen Ricci— responde, tímido, sobándose los ojos.

—Encantador— alega, sonriéndole al niño—. Tip, él es Ricci. Ricci, el es Tip.

La ardilla brinca hacia la rodilla del pequeño rubio oscuro. El repentino movimiento asustó al chico, pero se relajó al sentir la cabecita peluda de la ardilla en su mano.

—¿Cuantos años tienes?

—14

—Estás en cuarto, ah.

—Ujum.

—¿Qué te parece la escuela? A mi me encanta, el Empire siempre me pareció un sueño inalcanzable— acerca su dedo meñique hacia la barbilla de la ardilla, y la acaricia. El pequeño rubio mira fijamente el acto por unos segundos, con extrañeza, su ceño se frunce ligeramente y en su boca forma una mueca, acaricia el mismo su dedo, examinándose. No se toma el tiempo de pensar en el "porqué", pues el chico reacciona y vuelve a hablar.

—¿Porqué? 

—No vengo de familia rica— dijo, sin nada de vergüenza— de hecho, soy becada.

—Ya veo, yo también...— al pequeño si se le asoma un rubor en sus mejillas.

Lily le sonríe, con dulzura.

—Artes. Me gusta mucho pintar y en mi anterior escuela dijeron que era diestra en ello ¿Y tú? ¿En qué eres bueno?

—Cambió el tema para no incomodar, que considerada— dijo Francis.  Leonard asintió en respuesta.

—Diseño— respondió el pequeño.

—Otra rama de las artes— asiente— ¿Diseño de qué?

—Me gusta dibujar planos para casas, yo mismo dibujé el plano de mi casa del árbol, y ayudé a construirla— se nota orgulloso de eso, y Lily, tan empática como es, comparte el sentimiento, sonriendo en grande.




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