Búscame en tu memoria

Prólogo: el chico de mis sueños

Cada vez que duermo, él aparece en mis sueños.

El lugar en el que estamos es un departamento y nunca, jamás, me mira. Es como si estuviese solo y yo no existiera para él. Cómo si yo fuera un tercero que espía su privacidad e intimidad.

Al principio no le presté atención a esos sueños, pero conforme iban pasando las semanas, él seguía apareciendo; y un día, simplemente no pude seguir ignorando ese hecho.

No cuando me la pasaba toda la tarde y la noche encerrado en mi taller pintándolo como un sonámbulo.

Cuando volvía a mis cinco sentidos, contemplaba enfrente de mí, máximo tres cuadros en los que solo aparecía él. En el que solo aparecían esos cabellos rebeldes castaños y esos ojos café oscuro que me hipnotizaban.

Me quedaba sentado en el banco, mirando las pinturas por largos ratos, tratando de hallarle una explicación a esa manía que comenzaba a adquirir por pintarlo sin reparo alguno.

Él no existía.

Era alguien creado por mi imaginación.

¿Entonces por qué pensaba en él todo el día y sentía un nudo en el estómago?

¿Por qué no podía apartar la mirada de esos ojos café que lucían tan brillantes y que parecían contener una inmensa tristeza?

¿Por qué te sientes tan real?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.