Buscando a Akira: Relatos de una desaparición.

Akira y Chris: 5.

Akira Smith.

1 año antes de la desaparición.

Chris había propuesto venir a una laguna que se encuentra dentro de la masa boscosa que rodea la casa de mi madre. Al llegar nos encontramos de frente con una laguna de agua cristalina, enredaderas entrelazadas creando una atmósfera preciosa. Él depositó una manta sobre la tierra para evitar que mi ropa se ensucie y poder comer de lo que trajimos.

—Lo descubrí hace poco y me hacía ilusión que lo vieras.

Él me da una copa con vino tinto y pone frente a nosotros emparedados y una bandeja con queso y uvas, algo ligero.

—Me encanta este tipo de citas.

—Le llamaría cita si tuvieras la valentía de confesarle a tu madre que sales conmigo. —. Farfulla con reclamo.

Vale, no lo he hecho y pretendo extender la conversación lo más que pueda para evitar que ella se encabrone conmigo por desobedecer una orden.

—¿Y tú crees que Adriana me haya aceptado?

—Ella siempre me decía que mientras haya amor de por medio vale la pena ganarse el lío.

—Tremendo lío en qué te metiste por mi. —. En parte se que le ando ganando varios problemas con Ana Bárbara, ella me odia desde el suceso con Ares.

Y de eso han transcurrido varios años…

—Tu vales la pena, Akira. —. En su mirada había añoranza, amor y compromiso.

¿De que manera le confieso que aún no he terminado con Eduardo para poder estar con él? Es la razón por la que aún no tengo la conversación con mi madre y padre, ambos van a enfadarse cuando sepan que me he estado viendo con Christopher a escondidas.

Me han enseñado que es malo mentir y engañar a las parejas pero no sé de qué modo expresar con palabras que no siento amor por Eduardo y que lo que en realidad siento es miedo.

No creo que sea normal sentir miedo de tu pareja.

—Gracias por eso. —. Giro mi rostro impidiendo que pueda besarme, no me sentía cómoda recibiendo muestras de cariño de su parte.

—¿Gracias? —. Murmura algo confundido.

—Sabes que no puedo.

—Y al menos esperaba una mejor explicación. —. Bufé, es un intenso en ocasiones.

—Solo no me siento cómoda por el momento.

Él parece comprenderlo y decide que caminará un poco para darme mi espacio, y aunque quiera seguirlo tomo esta oportunidad para apartarme un poco y poder realizar una llamada. En lo que va de tarde ya mi madre me ha llamado varias veces preguntando por mi paradero y si me encuentro bien.

—Relájate, solo ando con unos amigos pasándola bien. En cuanto acabe con la salida me iré de volada a casa contigo, por el momento pídele a Alex que se quede contigo. —. Deje el mensaje de voz en su chat y pasé a guardar mi teléfono.

Inhalé profundamente y visualice a Christopher con intenciones de nadar en aquel estanque que no me da buena pinta.

—¡No creo que sea buena idea! —. Grité con todas mis fuerzas y él no me hizo caso.

Él se sacó la camiseta y su pantalón quedando únicamente en su ropa interior. Tomó impulso y se aventó de clavado en el agua turbia. Tras varios segundos emergió del agua aplacando sus cabellos negros para atrás. Me quedé a la orilla observarlo.

—Te lo dije

Él nadó hasta donde me encuentro, toqué su mano y está helada.

—Valió la pena.

Sonreí viéndole.

—Tu haces que cada cosa que quieres hacer, sin importar que tan peligroso y mortal sea, valga la pena.

—Yo vivo como si mañana me fuera a morir. Cada día es uno más cerca del ataúd.

He tenido un miedo irracional a la muerte desde que me abrazó con fuerza aquel día de agosto donde perdí más de lo que podría admitir. En ese momento que el agua me cubrió de pies a cabeza pudo sentir el frío susurro de la muerte soplar en mi cuello.

Y un dulce llamado implorándome vivir mi vida.

Christopher me saca de mis pensamientos al quedar a mi lado en la orilla sentado, elevó una de sus frías manos para tocar con gentileza y dulzura mi mejilla. El simple toque de su piel contra la mía hace que mi cuerpo se erice completamente y entre en un estado de tranquilidad y serenidad absoluta.

Nunca en mi vida me había sentido tan bien ahora que estoy con Christopher.

—Te amo tanto, Akira, que por ti puedo esperar hasta el matrimonio.

Su confesión me toma por sorpresa. El miedo al compromiso se remonta desde el divorcio de mis padres y a sus incontables peleas desde que me enfermé de gravedad, me prometí a mi misma nunca enamorarme para no pasar por lo que ellos en aquel momento.

—¿Lo juras?

Él sonrió y asintió, bajó la mirada a mis labios y pude sentir como ahora el ambiente cambió de atmósfera por una más tensa.

—Por mi vida, Akira Smith.

Y le creo, ha demostrado ser mejor que Eduardo y eso es de agradecer.

Sin embargo mi guardia no bajara tan fácil, y mi miedo a volver a ser maltratada emerge. Eduardo me lastimó tanto física como emocionalmente y la verdad no sé cómo actuar ante lo que estoy sintiendo por Christopher.

Él hizo nuevamente el intento de besar mis labios y como pude y con todo el dolor de mi alma giré mi cabeza recibiendo la suave presión de sus labios en mi mejilla. Y prontamente él estaría resoplando confundido.

—Yo en ocasiones… —. Él se debatió entre decirlo o no y la final…—, si de verdad me quieres como yo a ti, o si sientes algo así sea mínimo.

—El contacto físico no es lo mío.

“¡Si le dices la verdad le daremos asco!”

—Lo comprendo, pero esa es mi manera de hacerte saber y entender que me vuelves loco de amor.

¿De qué manera le puedo hacer comprender que aquello que él quiere darme no puedo aceptarlo por qué simplemente no lo merezco? Inhalé profundamente y quité su mano de mi rostro y marqué distancia entre los dos. Él lo notó y pasó a echarse un poco para atrás dándome espacio.

—Sino me amas puedes decirlo. —. Fue rápido en hablar nuevamente.

—Hay cosas que me mantienen inquieta y entre ellas está la relación que tienes con mi abuela, y… y que hace no mucho acabé con una relación abusiva.




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