Christopher Smith.
†Antes de la desaparición.
“Sabes que yo no quería tener que acecharte
Pero que escena fantasmagórica”
Entré en la recámara y la encontré viendo con temor la pantalla de su teléfono. Curioso me acerqué a su lado y ella no hizo ningún ademán de esconder lo que leía, al contrario, con sus manos temblorosas me entregó el teléfono.
Iré por ti, Akira, tarde o temprano.
¿Qué clase de broma de mal gusto era?
—No se quién lo ha enviado, vino de un número privado.
—¿Eduardo? —. Ella negó apagando su celular.
—Lo he bloqueado y además Alexis me dijo que él está saliendo con otra chica.
Lo que lo dejaría a él lejos de ser aquel demente que ahora acosa a Akira…
La tomé de las manos y la hice verme a la cara.
—Todo saldrá bien, no te asustes por estás idioteces pero si te aterra podemos ir a poner la denuncia.
Es mi esposa, mi amada esposa y la madre de mi hijo, debo velar por su seguridad, por la seguridad de ambos.
—No quiero más escándalos donde mi apellido este involucrado, preferiría ignorar esto y seguir con mi vida.
Las semanas de embarazo que tiene sus cruciales para determinar si nuestro hijo se salva y para ello ella debe estar en un lugar tranquilo y sereno, evitar los sustos de mal gusto y muchas cosas más que su ginecóloga nombró el día de la consulta.
—Entiendo…
Ella inhaló profundamente deslizando su mirando a otro punto en la habitación.
—¿Has hablado con ella? Vi los correos en tu laptop.
Ana Bárbara desde entonces me ha tratado de buscar por todos lados para hablar sobre la herencia y de los bienes que quiere dejar a mi nombre. Lo cual me parece una locura, es a la madre de Akira a quien le corresponde ese dinero y todas esas propiedades.
No a mí, yo solo soy el esposo de su nieta.
—Sobre lo que leíste…
—Es tu decisión pero me parece una locura que quiera dejarte todo a ti antes que a su única hija… pero tan raro no es, de igual manera se sabe que te ama locamente.
Me ama… Akira siempre tuvo la sospecha de que su abuela me ha amado desde que mi madre me dejó a su cargo pero no sé, me parece muy demente de su parte amarme de tal modo sabiendo que me conoce desde que era un niño pequeño…
—Lo que menos me importa es que me ama. Solo quiero que mi hijo y tú estén bien.
—Lo estamos. —. Ella me sonríe y todo deja de ser horrible y tormentoso. Es increíble que con una simple sonrisa Akira ilumine mi vida más gris.— ¿Y él te volvió a contactar?
Desde hace días mi padre biológico me ha llamado y enviado correos pidiendo hablar conmigo sobre lo que pasó con mi madre hace años y explicar porqué nunca estuvo conmigo cuando más lo necesitaba.
—En la mañana llamó pero Sophia atendió.
Akira frunció sus cejas entre si y bufó.
—¿No estarás pensando hacerle la ley del hielo toda la vida? —. Bueno, sobre eso… Ella me miró sería y negó. Me conoce bien y sabe lo que pasa por mi mente.— Christopher Smith, hazle frente a los problemas para que puedas seguir con tu vida correctamente.
—Mi vida está bien así como va. Me case contigo, tengo un buen trabajo, vivimos bien y ahora seremos padres. No necesito más cuando ya lo tengo todo contigo.
—Pero es tu padre. —. Susurró.— Piensa que nuestro hijo merece al menos conocer al abuelo paterno y tratar de crear un lazo con él. Que nosotros hayamos tenido problemas con ciertas personas o disgustos no quiere decir que nuestro hijo igual, es totalmente ajeno a esos inconvenientes.
—¿Entonces dices que nuestro bebé conocerá a Ana Bárbara?
Ella me miró mal y negó con la cabeza.
Que contradictorio…
—A todos menos a ella.
—Es lo que pienso pero con mi padre.
—Al menos él nunca te intentó asesinar en un huerto de manzanas solo porque le recordabas a tu hermano fallecido.
Dicho eso y sale de la recámara dejándome con aire frío colarse hasta en mis huesos.
Hay ciertos secretos que Akira ha preferido mantenerse para su misma en lugar de decirme y juntos encontrar una solución. No es para menos que Ana Bárbara amaba a Ares y él al dar la vida por Akira sin pensarlo la deja a ella herida, dolida y mal, hasta el punto que ve a Akira como la culpable.
La encontré en el jardín viendo la lluvia caer, no era una torrencial sino unas pequeñas gotas frías caer. La abrazo por la espalda al estar cerca y ella suspira.
—Tengo recuerdos agridulces en el huerto de manzanas. —. Su cuerpo se tensó y no quisiera incomodarla con el tema si le afecta.— Ella a los días del entierro me pidió ir a su casa sin mis padres y sin Alexander, me llevo al huerto y ahí intentó ahorcarme con un saco donde metía las manzanas que recolectaba. No consumó el delito porque uno de sus trabajadores la interrumpió.
—Si no quieres…
Ella negó aún sin mirarlo y siguió hablando.
—Ella dijo: “Lo único que amaba me lo quitaste y es algo que no puedo perdonarte. Lo justo es que lo acompañes a la luz y pagues tu delito.” Por años me culpó de la muerte de Ares.
¿Qué clase de abuela es Ana Bárbara?
—¿Alexander…?
—Por años lo sospechó pero siempre lo negué, no me gustan los problemas, Christopher.
—Es intento de asesinato, Akira. Y ocurrió cuando aún eras menor de edad.
Ella se encogió de hombros y tras una inhalación exclama:
—De niña creía que mi vida no valía nada y ahora que prácticamente soy adulta pienso igual. Vivo anhelando el reencuentro con Ares.
Pasar por estos eventos siendo tan pequeña deja sus consecuencias y he aquí las de Akira el crecer tan de repente tras la muerte de su mellizo, luego pasar por un intento de asesinato y de último tener que lidiar con una relación toxica y obsesiva que Eduardo le hizo vivir.
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Editado: 04.02.2025