La boca me sangra, pero sigo de pie, hace unos minutos sentí como los puntos de la cara me salieron disparados, Mae se estaba encargando muy bien de esos niños, estaban eufóricos, hambrientos por pelea. Mientras yo me aferro a mi llave, y voy justo a por el líder de esta payasada, aunque se me hace un poco difícil ya que cada vez que voy a por él alguien se entra en el medio.
Solté la llave y me agarré el estómago, me habían dado una buena paliza pero me defendí a los puños, el sudor, la locura, todo me brota por la piel, un idiota no para de golpear a Mae, son muchos pero he visto al payaso de este puto circo.
—¿Te parece divertido esto? ¿No tienes nada mejor que hacer con tu vida? —empiezo a deshacerme de toda la rabia que siento, quería reventarle la cara pero esto era demasiado, le di dos puñetazos y lo agarré del cuello— ¿Nunca pensaste que conozco a toda tu puta familia? Que estoy muy cerca de ellos en cada momento ¿No, verdad? Que conozco a tu hermana, a tus primas, a tus padres y encima vienes a buscar problemas creyendote la gran mierda cuando solo eres un niño, cuando sabes muy bien que esta vida en la que intentas meterte a la fuerza no es para ti, así que haznos un favor a los dos y detén esta mierda ¡Ya!
Él se ríe —No serías capaz de hacer tal cosa.
—¿Me estás probando? No te has dado cuenta de que somos solo dos personas para tu pandilla de monos, y aún así no han logrado siquiera arrodillarnos, no te metas en cosas de las que no sabes y detén esto ya —le digo esto cabreado, ahora es cuando empieza a tener miedo, su nariz sangra, solo siento asco y quiero irme a casa.
—No puedo detener esto —dice con lágrimas en sus ojos. Yo solo respiro profundo y le estampo otro de mis puños a la cara, haciendo que cayera por completo al piso.
La sirena de la policía se escucha, todos empiezan a correr.
—Espero que controles a tus monitos, hablaré con Mae y con suerte dejaremos pasar esto, espero que haya sido más que suficiente esto para ti, otra sorpresa más y te caigo en la puta casa ¿Entendiste? —el pobre chico solo asiente con la cabeza, lo suelto y uno de sus monos se lo lleva.
Con la mirada busco a Mae, está apoyado de un muro, se ve fatal pero está con vida, alguien lo apuñaló pero ya pasamos por esto una vez en la escuela, levanto uno de sus hombros para pasarlo por mi cuello, lo ayudo a caminar para luego conducir en su moto hasta un hospital.
Mi auto parece haber pasado por una trituradora, le he pedido a Greta que lo dejara en el hospital, y todo por una venganza que empezó tan pequeña, solo espero que de verdad ese chico se detenga, que entienda que lo que hizo es una estupidez, que pudo haberlo resuelto cara a cara.
—¿Usted es el familiar de John?
—Así es —digo poniéndome de pie en la sala de espera.
—Ya se encuentra estable.
—Gracias a Dios —es lo que logro decir cuando aprieto mis manos, siento algo de alivio, llevo mis manos a mi cabeza y puedo decir que respiro con tranquilidad, bueno, eso hasta ver la madre de Mae entrar, está furiosa.
—Tanto tiempo que no te veía John.
—Lo mismo digo —le doy un abrazo, solía siempre verla cuando iba a casa de Mae, de pequeño—, Mae ya se encuentra bien.
—Estoy cansada John, vivo con el corazón en la boca por su culpa, siempre hay una llamada de Mae y nunca es nada bueno, pensé que su decisión al venir a la ciudad era algo bueno, pero empiezo a dudar de ello.
—Mae es un buen chico, él ha cambiado.
—Eso no es lo que veo John, pero de verdad que quiero creerte.
Me quedé de brazos cruzados hasta que permitieran las visitas. Miré un poco mi ropa, manchada de sangre, el sudor aún en mi nuca y espalda, los nervios que he ocultado mientras veía a Mae en una esquina intentando quedar de pie, esto no indicaba nada bueno, no quería poner a Mae en peligro, sabiendo lo mucho que le ha costado mantener su vida en paz.
Se esforzó por mi y por él para tener una vida estable en la ciudad, y míranos, ahora despedidos del trabajo, un auto listo para ir al basurero porque no tengo el dinero suficiente para arreglar todo eso y nuestras caras y cuerpos llenas de heridas y moretones.
«Que maldito desastre».
«Donde estarás Eva, te necesito».
«Que cagada».
No puedo solo volver como si nada, incluso cuando el payaso de su primo ya debió informarle de mis advertencias, «maldición, debí abrazarla muy fuerte en la mañana».
Solo pase ambas manos por mi cabeza, frustrado. La madre de Mae me vio, no dijo nada ¿Qué puede decir? Además de que ya se imagina la cagada que debe estar siendo mi vida ahora.
No necesito a nadie, a nadie más que a mí o eso quiero decir mientras mis ansias, mi cuerpo, mi mente solo piden a Eva. Porque Mae está allí y no estaré tranquilo hasta que no esté a mi lado, caminando e ideando un plan para salir de la mierda.
¡Eso es!
Salir de la mierda.
¿Cómo? Ni puta idea.
Pero no me quedaré aquí mientras sé que por un buen tiempo nadie nos va a emplear y de seguro estaremos bajo la mira de los policías.
Pero si solo nos ponemos a pensar cosas malas, no volveremos a pensar en las buenas.
Así que me despedí de la madre de Mae, esperando que me avisara cualquier mínima cosa.
Llevé mi auto y pedí desarmarlo para vender las pocas piezas que le quedaban. El jefe del restaurante llamó para despedirnos, pero eso ya lo sabía sin una llamada.
Quisiera solo irme de esta mierda pero si Mae estuviera justo a mi lado me diría que no somos cobardes, que debemos seguirlo intentando, salimos de un lugar para triunfar en otro, no podemos solo seguir andando por ahí como vagabundos.
Y mierda, es muy difícil, pero no pierdo nada intentándolo.
Recogí la moto de Mae y la llevé a su casa y me alegré de verlo junto a su madre. Y con toda sinceridad no sé que sera de mí ahora, Solo sé que lo único que quiero es estar recostado en el pecho de Eva, que me regañe si así lo quiere, que me mande al carajo una y otra vez sin parar pero que me deje estar en sus brazos al menos por un minuto.