—Es difícil convivir con ella, es impredecible pero si le das un poco de tiempo te acostumbrarás.
—Debiste decirme que era chica.
—Si te lo hubiera dicho ¿eso hubiera cambiado en algo?, Como quiera debias ir a algún lado, así que ese es el menor de los problemas.
—¿De dónde la conoces?
—Sus padres son ricos, son médicos y aparte socios que invierten en grandes negocios de esta ciudad, yo buscaba salir de la miseria así que cuando salí del pueblo corrí hacia donde ella estaba, fue difícil hacerme su amigo, pero al final ella me ayudó a estar estable en la ciudad.
—¿Te la cogiste?
—No —se ríe de una manera suave—, le gustan las mujeres, así que la ayudé a conseguir a alguien y también a poner ese lugar en la playa, al final parece que yo tenía las cosas planeadas, pero nuestra amistad fue lo que menos esperaba y todas las cosas que logramos juntos.
—¿Ella sabe que la usaste? —pregunto algo preocupado.
—¡Claro! Tiene una personalidad como el culo, nadie se va a acercar solo porque sí, pero en el fondo es buena o lo intenta cuando quiere agradar así que dale tiempo.
—Oye —separo todo lo que me ha dicho y hago un poco de silencio, nostálgico abro mi boca aunque después opto por quedarme callado, y al final solo se lo dije, lo menos que puedo hacer ahora es mostrarme agradecido—, muchísimas gracias por todo esto, de verdad, sin ti no sé a dónde coño estaría en este momento.
—Tranquilo, no hago nada que no harías por mí.
Luego de esta conversación Mae colgó, me preguntó cómo estaba y fue bueno escuchar su voz, me siento raro en este lugar y a lo mejor un poco asustado por no saber que va a pasar con mi vida ahora, pero al mismo tiempo bien, esto es una locura, estoy en un apartamento que quien sabe cuántos años tendría que trabajar para pagar por algo así yo solo.
Salgo a donde está Axel, en la mesa hay un lindo plato decorado con panqueques, miel y guineos mal cortados.
—Agradecería que comas rápido, entiendo que estés cansado pero quisiera que vieras el lugar en unos minutos, necesito a alguien que trabaje como mesero, ya mañana tendrás todo el tiempo para dormir, puesto que la hora de entrada es a las cuatro de la tarde hasta las 2 de la madrugada y por cierto, no quiero que en ningún momento se te olvide que esto no es un hotel…
—Está bien, ya entendí —contesto de mala gana, dando todo mi esfuerzo por escucharme agradecido e intentando no poner mis ojos en blanco por lo mandona que es.
—Te espero abajo.
—¡¿Qué?! —pregunto alarmado cuando veo que es verdad que no me dejará ni reposar la comida unos segundos.
No llego ni a saborear la textura del panqueque, cuando ando echándome todo a la boca, para ir corriendo a lavarme un poco la cara para ver si despierto y salir preguntándome si Axel se habrá llevado la llave, a lo que solo cierro la puerta y me dirijo al ascensor.
Estando aquí, al fin siento como la comida baja a mi estómago, por suerte alcancé a beber un poco de agua. Con todo esto me he puesto algo nervioso, solo espero que no me de dolor de barriga a dónde sea que Axel pretenda llevarme.
—Al fin bajas, ¡Sube ya!
—Ahora todo tiene sentido, con que tú le pegaste esa maña a Mae.
—¿Qué maña? Solo sube, antes de que te toque ir caminando.
Yo solo levanto mis manos a modo de rendición y me subo detrás de ella. Este lugar ya empieza a oscurecer, al parecer no es muy caluroso de noche. Me siento aliviado en cuanto siento un poco de aire frío rozar mi cara así que cierro mis ojos sintiendo una sensación de tranquilidad, así que me quedo así por unos minutos, presenciando como el aire acaricia mi cara y revuelve mi pelo.
—¿Podrías dejar de hacer eso? Me hace sentir en la película del Titanic o algo así.
—Que amargada que eres —pongo los ojos en blanco, viendo como Axel logró esfumar tal momento que no recuerdo cuando fue la última vez que sentí algo similar, y luego veo que solo me observaba por los espejos retrovisores de la Vespa.
—Deja ya de mirarme, al menos que quieras que lleguemos accidentados a tu trabajo.
Ella parece hacerme caso, porque se enfoca en el camino y no se atreve a decir nada más. Y lo he celebrado en mi mente, de nuevo un poco de paz hasta que su pelo empezó a molestar en mi cara.
Es que en serio ¿No podía Axel sacarme más rápido de quicio?
Así que tomé una de mis manos y agarré su pelo sin hablarlo intentando agarrarlo hasta llegar a su trabajo.
Por suerte ya no faltaba mucho, Axel está manejando y se ha entrado en la arena, el sonido del mar está presente mientras la playa se ha oscurecido, en este lugar hay muchas luces, muchos lugares a donde pasar un buen rato.
—Es aquí —menciona, para quedar de frente a un lugar que parece una casa con un enorme patio, y en el patio hay muchas sillas y personas charlando y tomándose fotos, empecé a caminar detrás de Axel, es lindo ver cómo todo es en la arena, muy poca gente lleva zapatos, debe de sentirse liberador, tal vez. Dentro de lo que parece una casita hay una sala con un televisor y más mesas, luego un enorme bar y detrás una cocina donde preparan aperitivos y no tienen mucha variedad en comida.
Aunque no esperaba que hagan comida ya que desde que llegué aquí no paro de escuchar "mini bar", me imaginaba un puesto pequeño en la playa, con un bar y una barra donde apenas caben 2 personas, pero ha sido todo lo contrario.
Axel me ha presentado ante todos los cocineros y bartenders, yo solo les he dado la mano y les he dedicado una sonrisa de labios cerrados mientras escucho sus especialidades, estoy tan perdido en lo que pienso que soy oído sordos, pero me mantengo detrás de Axel (como si eso me protegiera de alguna manera), mientras me presenta como un chico al que va a despedir en dos días, y probablemente así sea.
Luego de haberme presentado a medio mundo me ha dejado en la cocina para que empiece a repartir, he mirado el número de mesas en la pantalla de las personas que han ordenado y cruzo los dedos esperando no equivocarme. Tomo la bandeja en las manos, siento que son demasiadas y me pregunto dónde están los demás, me hablaron de dos camareros pero soy el único aquí así que intento ir con lo que puedo.