Eva está en mi mente pero no siento necesidad de gritar o deprimirme, el dolor está en el pecho pero siento que puedo con esto.
Miro mi celular el cual se ha apagado, me había dormido con el Bluetooth encendido y la música sin parar toda la noche. Rumbo a cargarlo y al fin encenderlo me di cuenta de que me había despertado dos horas antes para ir al trabajo. Mis pies aún duelen así que he proporcionado leves masajes con mis manos, para luego ir al baño y ducharme por largos minutos.
Siento el agua recorrer todo mi cuerpo, puedo decir que hoy me siento en el abismo, es como si estuviera ausente mientras mi cuerpo está presente, empiezo a lavarme con jabón y mi mente solo siento como si nada de lo que hago ha valido la pena, ¿Por qué o para qué? Y si no lo sé entonces ¿Por qué estoy aquí?
Comparando con los cocineros, yo no tengo familias que mantener ni hijos a los cuales pagarle la escuela, últimamente ni siquiera pago renta y si quisiera solo puedo volver a la ciudad, y si el primo de Eva volviera solo resolver la situación de una puta vez pero ¿Y luego qué?
No tengo ningún plan, nada interesante ni nada genial por hacer. Una vez, con Mae en la escuela participe en una pelea de tres chicos que apuñalaron a Mae solo porque él se atrevió a insultarlos cuando claramente esos bastardos se lo merecían, recuerdo estar tan enojado que no quedó ni uno de los tres a quien no le destrozara la cara, a quien no atormentara lo suficiente como para que no nos volvieran a molestar en nuestras vidas y recuerdo que ese día Mae y yo prometimos que nos iríamos de ese lugar, confiados de qué algún día seremos mejor de lo que fuimos en el pueblo.
Él lo está logrando, pero yo sigo aquí, sintiéndome solo la sombra de alguien más, alguien que se arrastra para poder seguir porque siente que ya no puede ni con el propio peso de su cuerpo y lo único que busco es alguien a quien amar, alguien que haga de mis días apagados unos más ruidosos pero sin ser molestia y coloridos, alguien que al llegar a casa tenga el rostro iluminado de felicidad y que yo pueda sentir lo mismo cuando llegue a abrazarle o simplemente besar su frente, busco justo esa sensación de la que sientes al ver una película, dónde no dudas ni un segundo y simplemente te lanzas al vacío pero cada vez que lo intento creo que solo tenemos películas y libros que nos venden el amor muy diferente a lo que es.
En la vida solo he visto que las parejas de verdad se construyen, deben elegirse cada día y son a bases de discusiones y soluciones, algo de verdad y sólido, dónde es normal dudar y estar en desacuerdo, dónde es normal solo decir lo que sientes y no sentirte que suspiras por esa persona todo el tiempo, en la vida real aún no he sentido lo que busco y me rehuso a no sentir las mariposas, a morirme sin saber que alguien de verdad me amó y yo amé con la misma intensidad, alguien que no me haga cuestionarme con lo que siento porque siento que si me cuestiono entonces no la amo, porque creo que el amor de verdad es ese cuando no piensas ni dos veces para lanzarte al vacío solo por la persona a quien amas.
«Claro, que yo de amor no sé ni un pepino, pero voy por la vida pretendiendo que sí».
Salgo del baño y me pongo una ropa descuidada y cómoda. Mi panza cruje del hambre, así que giré el pomo de la puerta quitándole el seguro. Pensé que Axel podría estar durmiendo hasta que la he visto paseando en la sala con algo en manos y el humo que bota es demasiado.
—¿Qué es?
—Pensé que dormirías como tronco hasta la hora de irnos, que raro —comenta para luego verla con un moño desordenado y alto, lentes, pies desnudos y una pijama de pantalones cortos y un suéter de tirantes un poco revelador, que de verdad le queda demasiado bien.
—No puedes decir que es raro, cuando no llevo aquí ni una semana —digo caminando a la cocina y viendo como tiene muy poco en la nevera.
No hay muchas opciones para preparar, solo sándwiches o una pasta con salsa blanca de dudosa procedencia. Así que solo me hice un sándwich para después sentarme en el desayunador enorme y observar como ella se sigue paseando por la casa con esa cosa en manos.
—Huele bien —digo captando su atención.
—Sí, es un sahumerio hecho a mano con lavanda, es para sacar cualquier mala energía que hayas traído, limpiar la casa de malas energías y que quede con un buen olor.
—No sabía que eras espiritual o que te gustaban esas cosas—respondo haciendo notar mi sarcasmo.
—Como dijiste: no llevas ni una semana aquí.
—Sabes, cuando —trato de callar mi bocota, dándole grandes mordidas al pan delante de mí, hacer lo mío pero ya es demasiado tarde, creo que el desayuno seré yo servido en la mesa, cortado en rodajas mientras ella me observa sin ninguna pizca de emoción mientras se lleva un trozo de mí a su boca— quiero decir, que cuando no estás en el trabajo, vestida con el uniforme o perfectamente peinada, no pareces tan mandona o gruñona.
—¿Mandona o gruñona? —para de andar con el sahumerio por la casa para enfocarse en mí— ¿Esa es tu percepción de mí?
—Sí —contesto casi inaudible llevando un pedazo de jamón a mi boca con miedo de que ahora me cobre hasta por respirar o me pague menos.
Pero fue extraño, ella solo me dedicó una sonrisa de labios cerrados y luego se fue a su habitación. Yo estuve alerta por un rato, por si ella aparecía de nuevo, pero no pasó, actuó como de costumbre, se cambió para ir al trabajo, me esperó y luego fuimos juntos.
Empecé a limpiar mis áreas y estuve pensando que una disculpa estaría bien, «tal vez».
Ella salía y entraba del minibar y la miraba de reojos cada que podía y se ve completamente normal.
Que puedo decir, Axel es demasiado impredecible, no sabes nada de ella, ni siquiera cómo actuará, que está haciendo o que hará. No sabes si cuando te mira está triste o feliz, si le duele el pie o la boca. Lo único que he podido notar es preocupación cuando sale del minibar y es por la prisa de estar presente en todos sus negocios, luego, lo siguiente que vi es la sonrisa de labios cerrados que me ha dedicado. De hecho, esta mañana sentí que podía acercarme más a ella mientras vi su enorme y largo pelo recogido, sus pijama descuidada y reveladora y tan metida en su creencia de sacar las malas energías, mis malas energías de su casa, «ojalá y lo haya logrado».