En una tarde gris y lluviosa, con música de fondo, exactamente sonaban melodías melancólicas de piano. Victoria estaba sentada en el balcón de su casa, con un simple abrigo que era de su hermano, era un abrigo tejido de dos colores que a él le gustaban mucho: gris y azul. Y con él tenía puesto unos jeans que estaban algo desgastados, que ya tenían tres años con ella. Se encontraba descalza y sentada en la mecedora de su padre con su pierna fracturada estirada sobre una pequeña mesita, solo estaba allí, abrazando su otra pierna con su barbilla sobre su rodilla.
Desde el balcón de su casa contemplaba como caían las gotas de lluvia, como el viento azotaba su rostro y levantaba las ramas de los arboles de una manera amenazadora y expectante. Justo en momentos, así, deseaba que su hermano estuviese allí para asustarla y luego calmarla del susto. O que su padre se dignara a llegar y la consolara, pero desde que supo lo de la tragedia simplemente desapareció sin dejar rastro y sin dar aviso.
A pesar de estar agotada, tener frío, hambre y sueño, no quería por nada del mundo moverse de allí. Con la trágica noticia solo deseaba que todo fuera una pesadilla, una muy mala pesadilla y que su sueño estuviese muy pesado como para despertarse y que pronto su madre llegara a su habitación a despertarla y todo estaría absolutamente normal.
Victoria era una chica totalmente alegre, pero luego de la tragedia que azoto a su familia ahora es una chica deprimida, con ojeras, sin ganas de nada cuando antes tenía ganas de todo. Solo se está llenando de culpa.
Ahora solo está siendo consumida por una pesadilla que no es nada más la realidad que no quiere aceptar.
La tragedia solo ocurrió hace tres días y ella siente que lleva todo un año sumergida en ese dolor, que es tan fuerte que el tiempo parece haberse detenido para torturarla con las imágenes y el sufrimiento.
No quiere dormir, no quiere comer, el aptito es el menor de sus problemas.
Tiene dolores de cabeza constante y tiene algunos rasguños y uno que otro moretón por sus piernas, sin olvidar su pierna fracturada. Ella no sufrió nada en comparación al ser que mas amaba. Es como si todo esto fuese sido planeado, nada encaja. Todo, como lo pensó antes; parece una pesadilla.
Nada parece real. Aunque sabe que lo es.
Las imágenes de aquella noche trágica se repiten en su mente una y otra y otra vez. No dejan de seguirla y llenarla de dolor, odio, furia, tristeza... y culpa.
Pero hay algo que no se ha permitido hacer, Victoria no se ha permitido llorar. No se permitirá llorar hasta encontrar respuestas a todas sus preguntas y para ello debe recordar todo lo sucedido los últimos días, las últimas semanas, la última noche.