Elisse se levantaba tambaleándose, a la vez que su piel se rompía y mostraba sus músculos. Allen miraba seriamente con el ceño fruncido, en contra de lo que estaba por ocurrir.
—Espero que estés satisfecho Archibald.
Allen no necesitó darse la vuelta para sentir a Archibald detrás de él.
—Ohhh... no soy tan mala persona Allen, lo ha hecho bajo su propia responsabilidad. Aunque es verdad que será un grave problema ahora que Elisse va a adoptar su forma Gigax Virgo con el impulso de la Esencia de Oscuridad.
El cuerpo de Elisse se dobló hacia atrás, su estómago fue atravesado por la ruptura de su columna vertebral antes de volver a su estado anterior.
—Archibald, yo en tu lugar me iría, porque una vez acabe con Elisse serás el siguiente...
—¿Sí? Estas demasiado seguro en matarla, ahora se volverá una categoría 8, ¿y aún así me amenazas?
Archibald sonreía, aunque Allen solo miraba a Elisse, fijándose en que del ojo derecho salía una pequeña y minúscula lágrima, haciéndole apretar el mango del florete.
—No es ninguna amenaza, señor. Un caballero nunca debe amenazar a un anciano, pero nunca pasará por alto si alguien hace llorar a una mujer.
Con las palabras de Allen, Archibald dejó de sonreír, pero antes de que pudiera contestar Elisse soltó un gran chillido que levantó una leve corriente de aire.
Allen sacó el topacio y lo incrustó en el broche dorado, guardando la esmeralda en su bolsillo a la vez que su traje verde se volvía amarillo casi instantáneamente.
—El cambio de estilo es más rápido que antes.
Allen no solo se percató de que su cambio de estilo era más rápido que cuando usaba el bastón, sino que era también más sencilla acortando así el tiempo de preparación.
Elisse chillaba mientras que de su espalda crecían dos alas emplumadas rojas.
—Elisse, deja que me presente. Soy un héroe, puedes llamarme Caballero Cosmos, y al igual que con Seira, déjame llevar sobre mis hombros el dolor que sientes.
Archibald miró estupefacto mientras Allen sacaba la ónix y la ponía en el broche dorado, siendo bañado por llamas negras.
—Estilo del Caballero de la Tristeza.
Elisse rugía, aunque Allen la miraba con tranquilidad.
—La tristeza y el amor van unidos de la mano, siempre serán dos caras de la misma moneda. Un caballero puede sentirse triste, afligido, e incluso decaído hasta el extremo... No obstante, aceptaré esas emociones, y te ayudaré a salir de la oscuridad en la que estás sumergida.
Con un brillo rojo, Elisse rugió bañada en el brillo. La figura de Elisse, cubierta por la luz roja, se deformó hasta que parecía un ángel en una pesada armadura con complicados patrones sobre ella.
—Gigax Virgo...
Allen llamó su nombre frunciendo el ceño a la vez que Elisse emergía del brillo rojo, impactando a Allen ya que los ojos de Elisse eran humanos y en el casco, donde debería estar la boca, había una gran grieta con afilados dientes.
—Está claro que es un categoría 8...
Los ojos de Elisse se fijaron en Allen, haciéndole sentir una enorme presión sobre su cuerpo.
—Si... definitivamente lo es...
Allen enderezó su espalda y puso el florete frente a él, en una posición en la que mostraba su respeto.
—Elisse... ahora soy el único capaz de aliviar tu odio.
—¡Idiota! ¡Allen, ¿de verdad crees que en tu estado actual puedes vencer a un categoría 8?!
—No se trata de vencer o perder... se trata de que ningún inocente muera.
Archibald desapareció, aunque Allen siguió en la misma posición frente a Elisse.
—Las señoritas primero.
Como si aceptara su reto, Elisse hizo aparecer en el aire siete lanzas rojas que lanzó contra Allen, que las desvió con el florete mientras saltaba e intentaba perforar el hombro de Elisse, que bloqueó el florete con su guantelete izquierdo, brotando chispas del choque.
—Dominio del Odio.
En mitad del empuje mutuo, Allen activó la habilidad del Dominio del Odio perteneciente al Ónix del Odio, formando varias criaturas humanoides oscuras que atraparon las grebas de Elisse.
—¡Maldita sea!
Aunque el refreno de las criaturas no fue suficiente para que Allen pudiera prepararse para usar su ataque más fuerte, la Explosión de la Estrella Mayor, ya que Elisse se deshizo de las criaturas girando una de sus múltiples lanzas rojas y apuntando a Allen como su último enemigo a batir.
Viendo como se acercaba el filo de la lanza, Allen giró la mano, haciendo que impactaran la lanza y el florete con miles de chispas que saltaban del choque. Aunque el problema no residía en el florete, ya que era duradero y aguantaba la dureza de la lanza, sino el propio brazo de Allen que temblaba intentando aguantar la fuerza bruta de Elisse.
Frunciendo el ceño, Allen desvió la lanza usando el florete, aunque le rozó levemente el traje.
Allen empuñó el florete verticalmente frente a él y empezó a activar su ataque, aunque extrañamente, no ocurrió nada y en su estupor recibió un golpe de Elisse que lo envió varios metros volando.
—Maldita... sea...
Levantándose del suelo, Allen escupió sangre con las comisuras de sus labios sangrando. Aún intentaba comprender lo que le ocurría al florete, pero Elisse apareció frente a el y volvió a golpearlo enviándolo volando otros tantos metros de distancia.
—¿Pero qué... pasa aquí...?
Allen no terminaba de comprenderlo, si Elisse consumió la Esencia de Oscuridad debería tener la fuerza de una categoría por encima suya y controlar sólo una habilidad, sin embargo, había contado un total de dos habilidades.
—Creía que solo podía invocar esas lanzas de luz roja, pero también... ¡Mierda!
Antes de que pudiera seguir con su hipótesis, al mirar el lugar donde se encontraba Elisse, vio como ella se teletransportaba justo frente a el golpeándolo con su puño. Aunque Allen pudo protegerse usando sus brazos, siguió siendo enviado a volar varios metros.
—Tiene su maldito... control sobre... el espacio...
Tambaleándose, Allen se levantó y miró a Elisse, convertida en el monstruo Gigax Virgo, que lo miraba a través de la rejilla del casco con el interior irradiando una luz negra.
—Bueno... me lo tomaré como una toma de prueba para cuando me enfrente contra los demás... je... jeje... Bien Elisse, empecemos la segunda ronda, espero que no hayas usado toda tu fuerza, porque yo todavía tengo algunos ases bajo mi manga.
Allen habló firmemente y con confianza, haciendo que Archibald que los miraba desde lejos empezara a mirar a Allen de forma distinta, sobretodo al broche dorado que tenía el florete, fue entonces cuando tuvo un presentimiento que le erizó la piel y le hizo sonreir.
Editado: 11.05.2023