Allen, sujetando el florete en su mano derecha y la esmeralda en su izquierda, contrarrestaba los golpes entrantes de Elisse con el florete, si no usara la esmeralda a la vez no podría siquiera pararse frente a ella.
En cambio, Archibald se divertía incluso mas que al principio, ya que miraba sonriente el florete.
—¿Qué demonios es ese florete? ¿Acaso el gen evolutivo ha creado una copia del elemento luz personificándola en un arma?... No... Si ese fuera el caso, Allen no habría tardado mucho en matar a Elisse, ni siquiera habría sido golpeado... ¿qué demonios es ésa cosa?
Por más que intentaba pensar y comprender el florete de Allen, no cayó en la cuenta de que se formó usando los cuatro elementos de la naturaleza y uniéndolos en uno.
Elisse gritó fuertemente, creando a su alrededor varias docenas de lanzas rojas que lanzó contra Allen, que con esfuerzo esquivaba mientras que con ayuda de la esmeralda volaba sobre el cielo negro. Al dejarse caer, Allen golpeó el guantelete izquierdo de Elisse con el florete mientras golpeaba con su puño el casco.
Tras el breve intercambio, Allen aterrizó a un par de metros y agitó su puño sangrante.
—Darle un puñetazo no es buena idea... ¿Y si lo hago con el topacio?
Guardando la esmeralda en su bolsillo, sacó el topacio a la vez que perdía flotabilidad pero ganaba peso, haciendo que la tierra a su alrededor se agrietara. Por cada paso que daba, el suelo vibraba unos segundos pero tan violentamente que las pequeñas piedras saltaban por todos lados. Incluso Archibald se percató de lo que ocurría, haciéndolo palidecer.
—Su fuerza... está aumentando a tal ritmo...
Aunque Archibald sabía lo que ocurría, se negaba a creer que el gen evolutivo estuviera obligando a Allen a superar sus límites una y otra vez.
Elisse empuñó una lanza e hizo el amago de penetrar el vientre de Allen, aunque solo le bastó un giro del florete para desviar su trayectoria antes de correr hacia Elisse y golpear con su puño izquierdo el vientre de la armadura. Allen aprovechó el golpe, ya que dejó a Elisse brevemente desorientada, y cambió el topacio por el rubí bañando su puño en llamas rojas oscuras con las que la golpeó de nuevo en el casco.
El puño de Allen, gracias al rubí, expulsó una gran cantidad de llamas rojas que envolvieron a Elisse y la hicieron retirarse. Allen sonrió pesadamente mientras cambiaba de nuevo el rubí por el zafiro y tocaba con él el florete, haciendo que su hoja se volviera de un azul profundo. Con un giro, el florete evocó una ola de agua cristalina que ocultó a Elisse, a Archibald, e incluso las inmediaciones.
Al desaparecer el agua, Archibald miró a Allen en el cielo, que se mantenía junto a las otras cinco piedras.
—Ya me he acostumbrado. Y gracias por el entrenamiento.
Esas palabras iban dirigidas a Archibald, ya que Elisse no tenía ningún pensamiento ni voluntad.
Allen apuntó frente a el con el florete, con el broche dorado apuntando al cielo.
Las piedras se colocaron en los zócalos del broche dorado. El rubí en el que estaba arriba, el zafiro en el de abajo, la esmeralda en la izquierda, y el topacio en la derecha, dejando el centro siendo ocupado por el ónix.
Una vez que se colocaron, en el extremo del mango del florete apareció un zócalo extra en el que se incrustó el prisma, haciendo que la hoja brillara con diferentes colores como si de un arcoíris se tratase.
Elisse apareció frente a Allen, aunque al entrar en el radio del brillo del florete se quedó petrificada, incluso Archibald pudo sentir con lo que quedaba de su control un leve rastro de miedo.
—Sendero Estelar del Arcoíris.
Allen solo agitó el florete levemente, pero todo se iluminó con una explosión multicolor, llenando el cielo negro del Mundo Negativo con múltiples colores. En el interior de la luz, Allen se acercaba a Elisse lentamente y le dio un leve golpe usando la punta del florete, transmitiendo las luces de la hoja al interior de Elisse.
Aunque Elisse intentó atrapar a Allen, no pudo ni siquiera tocarlo ya que todo su cuerpo desapareció lentamente en miles de pequeñas chispas de diferentes colores que se dirigieron al cielo, asemejándose a las estrellas.
Archibald, al ver lo ocurrido, no pudo evitar exhalar un soplo de aire frío. Pero con su nuevo ataque, Allen no solo venció a Elisse, ya que las estrellas en las que se convirtió Elisse rodearon la Ciudad F y sus cercanías desde el cielo, envolviéndola en un gran pilar de luz.
Cuando la luz se difuminó, Archibald miró al cielo, viendo su color azul y el sol que iluminaba en el.
—Ahora, señor. Le doy dos opciones, ir a la Federación Heroica e informar a Aegis y a Calibur, o atenerse a las consecuencias de atentar contra la vida de inocentes.
Archibald miró detrás de el, viendo a Allen flotar con el florete en su mano y las otras cinco piedras girando a su alrededor. Aunque no le respondió, ya que una luz emergió del interior de su túnica, desapareciendo al instante.
Allen solo se limitó a mirar a la Ciudad F, sonriendo satisfactoriamente, sin darse cuenta de que la mitad del ónix se había vuelto cristalino y transparente.
Cuando Archibald apareció, fue rodeado por los integrantes restantes del Proyecto Perfección y Aegis mismo, por lo que se arrodilló y se excusó.
—Lord Aegis, Allen ha evolucionado de nuevo, sino Elisse lo habría podido capturar.
Aunque al contrario de lo que Archibald suponía que ocurriría, Aegis se comenzó a reír, fue entonces cuando miró a los presentes y los contó.
Había un total de ocho personas, cuando se fijó mejor en una de ellas, sólo pudo maldecir interiormente, ya que sentía que su categoría llegaba a 9 y tenía los genes del Umbralux Draco al igual que Allen.
—No importa Archibald, has hecho bien tu trabajo. En el tiempo que has estado fuera, avancé en el Proyecto Kimera y logré lo mismo que hizo Dios, creé un humano... a diferencia de nosotros, no tiene forma Gigax, por lo que llamé su forma de monstruo Draconis Leo.
Archibald miró la cara bajo la capucha, ese Draconis Leo era la persona que sentía que tenía categoría 9. Pero al ver su rostro, se le ocurrió una forma de entretenerse sonriendo vilmente.
Editado: 11.05.2023