Allen explicó lo que ocurrió tranquilamente con una sonrisa de satisfacción, cosa que a los ojos de los demás era una gran tragedia. También repitió las últimas palabras de Lektor, poniendo sobre aviso de las intenciones de Aegis de erradicarlos.
Tras la explicación, Allen se recostó sobre su silla y miró a todos con una sonrisa.
—Se podría decir que ahora mismo no tengo nada que ver con Aegis, ni soy su arma, ni su proyecto, ni nada, solo soy un humano.
Shinobi miró a Allen pensativo y se aclaró la garganta antes de hablar.
—Teniendo en cuenta estos hechos, sería mejor no decir nada para que no cunda el pánico entre los civiles y los héroes.
—No sólo eso hermanito, ahora mismo los aquí presentes somos los héroes más fuertes de la ciudad con la excepción del alcalde y Leid, por lo que a lo sumo, solo podremos vencer a un categoría 5 como máximo si luchamos juntos.
Shinobi asintió dándole la razón a Sombra. Allen se levantó y se dirigió a la puerta.
—¿A dónde vas?
Titán, que no había hablado hasta el momento que Allen se levantó, le preguntó seriamente.
—Es obvio que voy a mi cafetería, no tengo poderes por lo que este lugar no es el idóneo para mí.
La mesa de metal se abolló con el golpe de Titán al escuchar la respuesta de Allen.
—¡¿Dónde está el héroe que nos defendió en el Mundo Negativo, el héroe que plantó cara a Calibur, el que mató al Gigax Leo?!
Allen simplemente se limitó a negar mientras sonreía antes de abrir la puerta y cerrarla tras el.
—Yo nunca fui un héroe, solo una aberración con el código genético de un monstruo.
Allen habló en un suspiro mientras su sonrisa desaparecía y se mantenía serio, pensando en las reacciones de los demás.
Lektor colocó la sangre bajo el telescopio. En ese momento, la pantalla mostró los glóbulos rojos y blancos así como las plaquetas en la sangre, aunque también había una especie de glóbulo negro hueco por el centro, teniendo la forma de un aro.
Archibald, Lektor y los demás miraron el glóbulo con forma de aro, pero en cuestión de segundos, el aro se rompió dividiéndose en dos glóbulos independientes tomando la forma de un aro cada uno.
—¿Se acaba de multiplicar?
Archibald preguntó estupefacto. Aunque el resto no sabía lo que ocurría, Aegis sonrió cínicamente y se rió levemente.
—Correcto, esa es la habilidad del gen evolutivo.
La célula negra original, la que se encontraba a la izquierda, se emblanqueció y evaporó rápidamente, dejando en la pantalla únicamente la célula de la derecha.
—El gen evolutivo posee el poder de evolucionar indefinidamente. Al abandonar el cuerpo de Allen por tanto tiempo, pensó que no sobreviviría sin un anfitrión aceptable, por lo que desechó la evolución principal que le permitió adaptarse a Allen, volviendo a su estado primordial.
Todos se miraban unos a otros a excepción de Archibald, sobretodo porque no prestaba atención a las palabras de Aegis.
—Lord Aegis, ¿a quién le entregaras el gen del Umbralux?
Una mujer ataviada en una túnica negra preguntó, aunque Aegis la miró con desdén por encima de su hombro.
—¿Quién ha dicho nada de entregar? Nunca dije que le entregaría mi gen a nadie, Allen lo poseía para que el gen pudiera adaptarse a un cuerpo humano.
Aegis sacó una probeta y un cuchillo de un cajón en la mesa. Con el cuchillo se perforó el brazo izquierdo, en varios intentos y dejando el cuchillo roto e inservible, dejando que su sangre llenara la probeta, fue entonces que le agregó la sangre de Allen a la misma.
—Vosotros tenéis vuestro propio deber al igual que yo tengo el mío.
La herida en el brazo de Aegis cicatrizó rápidamente. Al percatarse de que su herida estaba completamente curada, sacó una jeringuilla y metió en su interior la mezcla de sangres con el gen evolutivo en su interior antes de inyectarla en su brazo abriéndose de nuevo una herida con un bisturí que se acabó rompiendo en su propia musculatura.
—¿Sabéis porqué titulé vuestras formas de monstruos como los doce signos del zodiaco?
Aegis se giró y miró a cada uno de ellos, especialmente a Archibald y a la mujer con la categoría 9.
—Los doce signos del zodiaco podrían dividirse en cuatro grupos de tres zodiacos cada uno. Dichos grupos representan un elemento de los cuatro primordiales, y a su vez, fueron esos elementos los que controlaba el Umbralux Draco.
Aegis suspiró antes de continuar.
—Si Allen no hubiera matado a tantos de vosotros no habría tenido que llegar al punto en el que estamos ahora, y consecuentemente, mis planes habrían funcionado a la perfección... pero su evolución fue algo que no me esperé...
Archibald miró de reojo a la mujer a su lado, la "Draconis Leo", y sonrió fríamente.
—En un principio, cuando secuestré a Allen junto con Calibur, era el candidato perfecto para experimentar con él y hacer que el gen evolutivo pudiera adaptarse al cuerpo humano.
Lektor dio un paso al frente y miró a Aegis.
—¿Insinúas que Allen era el receptáculo perfecto porque no tenía una habilidad?
—Correcto Lektor. El gen lo vio como su nuevo anfitrión, pero era uno débil, por lo que se vio obligado a evolucionarlo desde el punto más bajo, llenando el vacío de no poseer una habilidad. En el caso de que se lo hubiese transferido a alguien con habilidad, el gen habría luchado por la supremacía en sus genes, provocando un colapso genético.
Aegis se rió secamente, mirando a Lektor que tenía el rostro blanco al escuchar las consecuencias de tener el gen evolutivo y una habilidad al mismo tiempo.
—Mi habilidad se basa en una defensa indestructible, por lo que el gen evolutivo no podría reclamar la supremacía en mis genes.
Al terminar de hablar, Aegis dio un chasquido de dedos haciendo que un científico trajera una mesa con ruedas en la que descansaba una piedra brillante y transparente.
—Este es la única cristalización de las habilidades del Umbralux Draco que Allen nunca vio, la habilidad que representa el elemento luz.
Todos miraron la piedra como si estuvieran hipnotizados por ella, no obstante, Archibald la miraba con asombro y pánico a la vez, ya que nunca supo que en realidad ya existía la cristalización del elemento luz.
Editado: 11.05.2023