Caballero Cosmos

Capítulo 39 (V2)

    El edificio del que habló Archibald era un poco distorsionado a sus palabras. No tenía catorce pisos, sino trece, ya que el decimocuarto estaba siendo construido.
   En el interior encontraron las escaleras hacia el sótano, y casi en lo más profundo, encontraron el ascensor que tenía un único botón. Al pulsarlo, las puertas se cerraron y comenzó a bajar.
   —Oye hermanito, ¿no te parece extraño?
   Shinobi miró a Sombra que se rascaba la barbilla por encima del pasamontañas.
   —¿Que esté toda la ciudad abandonada, que Archibald nos haya ayudado, o lo que dijo de que las cosas no son lo que aparentan siempre?
   —Todo... si nos paramos a pensar, la Ciudad A está bajo control de Aegis, sin embargo, está abandonada. Por otra parte, Archibald es uno de los integrantes del Proyecto Perfección y representa el signo zodiacal de Libra, pero al ayudarnos es como si se revelara contra Aegis... en cuanto a su consejo no tengo ni idea.
   Sombra se apoyó sobre la pared con los brazos cruzados mientras Shinobi sujetaba el mango de la ninjato en su espalda.
   Tras unos minutos, el ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron.
   —Somos bienvenidos al interior de la Federación Heroica.
   Sombra habló con un toque de ironía mirando su alrededor. Las paredes eran metálicas con varias tuberías en las esquinas.
   En el techo había bombillas que iluminaban todo el lugar, repartidas cada uno o dos metros. Sombra sacó el mapa y comprobó el lugar en el que se encontraban.
   —Bien. Estamos cerca de la sala de control, si vamos allí, lo único que tendremos que hacer es buscar un ordenador y colocar el USB, instalar el programa, e irnos lo más rápido que podamos.
   Shinobi asintió mientras seguía a Sombra, mirando detrás de él regularmente, pero seguía sin detectar señales de vida. Incluso cuando encontraron la sala de control y se introdujeron en su interior, descubrieron que estaba vacía.
   —Hermanito, monta guardia, yo me encargo.
   Sombra sacó un USB de su cinturón y lo introdujo en el puerto USB del ordenador, comenzando a instalar el programa que en la pantalla se llamaba "Jódete Aegis".
   Al mirar el interior de la sala llena de mesas con ordenadores, Shinobi vio frente a la pantalla principal que cubría por completo la pared frente a ambos a una mujer muy especial, alguien que debería estar muerta.
   —¡Elisse!
   Al escuchar el grito ahogado de su hermano, Sombra miró a Shinobi antes de mirar lo mismo, haciéndole fruncir el ceño mientras se levantaba.
   —Creía que Allen me hizo el enorme favor de no tener que pasar el mal rato viéndola morir... hay que joderse...
   Elisse no respondió, simplemente se limitó a cubrirse de una luz blanca y tomar su forma de monstruo. A diferencia de las imágenes que consiguieron hacer del enfrentamiento entre Allen y Elisse, su forma de Gigax Virgo seguía poseyendo su armadura pero de color blanco y de su casco salían un par de alas blancas. Su espalda poseía, al igual que el casco, un par de alas blancas pero con bordes dorados agregados a ellas.
   Elisse convocó una de sus lanzas de luz, pero no era roja como en el enfrentamiento que tuvo contra Allen, sino de un color azul claro.
   —Hermanito, yo me encargo.
   Al escuchar las palabras de Sombra, Shinobi sintió como su sangre se helaba por momentos.
   —¡Es un categoría 7, sólo Allen podría luchar contra ella!
   Sombra negó y sacó su gancho mientras corría por las paredes, lanzándolo alrededor de Elisse y atrapándola.
   —Creo que se me a pegado algo de Allen... en este caso diría algo como "hay cosas que solo puede hacer un caballero"...
   Elisse formó tras ella un vórtice que la absorbió tanto a ella como a Sombra, cerrándose tras desaparecer.

 

   Encima de la Federación Heroica, en la ciudad, Sombra fue expulsado del vórtice aterrizando en el suelo, frente a él a varios metros de distancia, Elisse lo miraba fijamente.
   —Bien... ahora estaremos solos Elisse...
   —¿No vas a llamarme princesa?
   Sombra se negaba a responder mientras que se quitó el pasamontañas, mostrando su rostro real, a la vez que se quitaba los guardabrazos y los kunais y shurikens, quedándose en su mano únicamente la pequeña katana de alrededor de medio metro, la ninjato.
   —Si Allen estuviera aquí, diría algo como "no mereces un título tan digno"... pero no está... así que te responderé yo mismo... no eres mas que una mentirosa, jugaste conmigo, y le hiciste lo mismo a Allen... y por eso, no te voy a perdonar.
   Elisse se tocó el casco, que tras un destello mostró su rostro humano, y miró a Sombra.
   —Sé realista Ryomaru, solo puedes luchar contra categorías 4.
   —Lo sé... se que soy un Nivel 2 estancado igual que mi hermano, pero si he aprendido algo de Allen es que las habilidades, el Nivel de Crecimiento, la categoría, no significan nada, son solo números... solo eso.
   Elisse sonrió mientras miraba a Sombra con desprecio.
   —Entonces morirás con esos pensamientos Ryomaru.
   —Elisse... no... Gigax Virgo, yo no soy Ryomaru, soy Sombra Carmesí, héroe de la Unión, líder del equipo de infiltración y ninja experto.
   Con su declaración, Sombra apuntó con la ninjato a Elisse.

 

   En uno de los edificios cercanos, Archibald miraba con expectación a Elisse y a Sombra.
   —Entiendo... jeje... así que Aegis ya cree que está en el reino de un Dios porque puede hacer clones... pobre idiota...
   Archibald pensó por unos momentos antes de que comenzara a reírse.

 

   Mientras tanto, en el interior de la Federación Heroica, en la planta más baja tras una gran puerta metálica, sentado en un trono se encontraba Aegis vestido con una armadura blanca con ornamentos dorados.
   —Laia, el clon de Elisse es idéntico al original, tu habilidad a vuelto a mejorar.
   Detrás de su trono, Laia dio un paso adelante y se arrodilló.
   —Sus palabras me congratulan Lord Aegis. En cuanto a Shinobi, ¿qué debemos hacer con él?
   —Dejadlo... ya tengo en mi sangre el gen evolutivo, puedo clonar a los integrantes del Proyecto Perfección, la siguiente fase es que pueda acceder a mi forma Gigax... una vez que ocurra, ni siquiera una supernova podría matarme, mucho menos esos burdos héroes o el indefenso Allen.




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