Caballero Cosmos

Capítulo 50 (V2)

    Allen aterrizó en el suelo y miró a la imaginaria Seira, suspirando con sus ojos centelleando.
   —¡Venga, dame un buen espectáculo Allen!
   Archibald dijo sus palabras en un intento de provocar a Allen, aunque él simplemente se limitaba a mirar a Seira.
   —Incluso siendo únicamente un recuerdo sigues siendo bella.
   Mirándolo fijamente, Seira corrió hacia Allen y lo volvió a golpear en la cara, pero Allen se mantuvo en el lugar sangrando por el extremo de su labio.
   Archibald bostezó y se rascó la oreja con su dedo meñique mientras miraba, expectante, la reacción de Allen. Aunque a diferencia de lo que esperaba, Allen sonrió a Seira.
   —Aún en tu estado actual sigues siendo única.
   Antes de que pudiera reaccionar, Seira golpeó el vientre de Allen con su puño, dejándolo mareado y con saliva que salía de su boca mientras daba pasos hacia atrás. Aprovechándose de la incapacidad de Allen para reaccionar, Seira lo golpeó varias veces con sus puños en la cara y, por último, lo hizo caer al suelo golpeando su rostro con una patada.
   —Ohhh... Allen, estoy decepcionado, pensaba que serías mucho mejor.
   Allen se levantó del suelo lentamente y sonrió.
   —No lo entiendes, un caballero que se precie nunca debe herir a una mujer, independientemente de lo que haga.
   Al escuchar sus palabras, Archibald sonrió y miró a Seira.
   —¿Por qué no has empezado por ahí? Eso tiene fácil solución.
   Con un chasquido de sus dedos, Seira comenzó a mutar. Le creció el cabello alrededor de todo su rostro, sus dientes se desprendieron por unos colmillos afilados cubiertos de sangre, su boca y nariz sangraron cuando empezaron a estirarse conjuntamente hasta parecer un hocico, su ropa se rompió cuando comenzó a crecer hasta alcanzar una altura total de quince metros, para entonces, Seira era un enorme león.
   —Ahora Allen, sé mi foco de entretenimiento un rato.
   Archibald habló mientras del suelo crecía una roca que tomó la forma de una silla, sentándose en ella mientras miraba, divirtiéndose, la reacción de Allen.
   Cuando Allen vio al monstruo en el que se había convertido Seira se mantuvo mirando el suelo sin atreverse a mirarla, sus manos estaban apretadas en un puño.
   —Archibald, ¿qué crees que es más importante? ¿la capacidad de elección que tenemos los humanos, o el destino de no poder olvidar algo importante?
   Sin responder, Archibald mantuvo su posición como espectador y esperó a que Allen siguiera hablando, controlando a Seira para que no hiciera nada.
   —Ya que te niegas a responder, te comentaré la respuesta que yo comprendí. Cuando uno se ve obligado a cumplir con su deber, pese a perder a alguien en el proceso, siempre tiene la elección de negarse. Por otra parte, cuando una persona llega a cierta edad, subconscientemente guarda en su memoria los recuerdos importantes en su vida, aquellos momentos que lo marcan para volverse en el futuro él.
   Haciendo una pausa, Allen miró a Seira seriamente, sin un ápice del cariño que desprendía hacia ella momentos antes.
   —En mi caso, fui testigo de la muerte de mis padres, Elisse intentó usarme, y Seira... Seira... prefiero recordarla como dijo que era. Siempre fui consciente de quién era Aegis, un "héroe", por eso, al menos cuando podía, me comportaba como el héroe que siempre quise ser. Bueno... Gigax Leo... tiene gracia que digáis que la "forma Gigax" es la evolución de un humano cuando en realidad es lo que ocurre cuando un humano pierde el control de su habilidad casi por completo.
   Al escuchar el último comentario de Allen, Archibald se puso serio.
   —¿Cómo demonios sabes eso?
   —Es algo obvio, Archibald. Ya lo he dicho, la "capacidad de elección" y la "capacidad de recordar".
   Comenzando a recordar todo lo que dijo Allen, el rostro de Archibald se volvió pálido y se levantó de la silla.
   —¿Desde hace cuánto tiempo sabes eso?
   —Un caballero sabe fijarse en los pequeños detalles, como por ejemplo, y sin ir demasiado lejos, el día que Aegis dijo que la forma Gigax solo podía usarse como un último recurso, pero aún así, no le tenéis miedo a morir ya que está Laia con su habilidad de clonación.
   Archibald tembló, con su espalda empapada en sudor frío y sus ojos desorbitados.
   —También cabe destacar el hecho de que, si implementamos la capacidad de elección un humano se convierte en un descontrolado una vez que hace algo en contra de su voluntad, y en cambio, si usamos la regla de la capacidad de recordar, un humano puede descontrolarse más fácilmente si recuerda un suceso traumático o doloroso durante mucho tiempo. Sin embargo, tengo una pregunta, yo no quería matar a Seira, y recuerdo aquél momento a la perfección, entonces ¿por qué no me he descontrolado todavía?
   Allen miró a Archibald con una sonrisa en su rostro al verlo temblar y con su frente cubierta de sudor.
   —T-T-Tú... ¿c-c-cómo sabes eso?
   En medio de sus temblores, Archibald comenzó a rascarse con sus uñas toda la piel de su cara hasta que comenzó a sangrar.
   —Aegis no debe enterarse... mis planes... no me gusta esta línea... por culpa del Umbralux... por culpa de ese maldito gen...
   Cuando Archibald comenzó a pensar cuidadosamente, miró a Allen con su rostro inmutable.
   —Tú, estás muerto.
   Allen se dio cuenta de algo en Archibald, había dejado de hacerse el loco en el mismo momento que desveló su información, y por alguna razón, la actitud real de Archibald le daba una sensación de intranquilidad persistente incluso encontrándose en el interior de su subconsciente.
   —Leo, mátalo.
   Seira, el enorme Gigax Leo, rugió de tal manera que creó una corriente de aire. Allen, en cambio, no estaba preocupado por el Gigax Leo, sino por Archibald, que estaba mordiéndose las uñas arrancándose pequeños trozos de piel y carne mientras miraba al suelo con su mirada perdida.
   Respirando pesadamente, Allen hizo aparecer en sus manos una espada que sujetó con ambas manos, pero por el rabillo del ojo seguía vigilando a Archibald.




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