Siguiendo a Allen, Sombra pensaba en todo lo que ocurrió: el traidor de la Unión, la falsa pérdida de las habilidades de Allen, el amatista de Archibald...
—¿Entonces estuviste fingiendo desde que te enfrentaste contra Lektor?
Allen siguió sonriendo y caminando, sin responder a la pregunta de Sombra.
—Siempre me ha parecido extraño... ¿Cómo era posible que robaras la información de la Federación sin ser descubierto? A no ser que la propia Federación hiciera la vista gorda, sin darle importancia alguna a esa filtración de archivos, o podría ser que fueran avisados, dejando que consiguieras la información necesaria para que los planes avanzaran.
Sombra se detuvo y miró la espalda de Allen.
—¿Insinúas que mi hermano o Titán es el traidor?
—Jajaja. En ningún caso Sombra, tu coartada es evidente y sólida como el acero, al igual que la de Shinobi y la de Titán.
Allen se detuvo y miró a Sombra.
—Cuando estuvimos en el mundo negativo, en vez de ayudar a Elisse a vencerme, la dejaste de lado, e incluso me pediste que la matara. Titán ama la justicia hasta la raíz de su corazón, y Shinobi buscaba la oportunidad desesperada de desenmascarar la corrupción en la Federación incluso si tenía que perder la vida en ello.
Al recordar a Elisse, Sombra no pudo evitar suspirar y recordar el suceso del mundo negativo y cuando se enfrentó contra el clon de Elisse en Ciudad A.
—El traidor siempre ha pasado desapercibido, básicamente... da igual...
Sombra agarró la manga de Allen, intercambiando miradas.
—¿Entonces el traidor qué es lo que quiere?
Allen sonrió.
—Vivir.
Extrañado, Sombra miraba a Allen sin comprenderlo. A lo que Allen, en respuesta, sonrió y miró las estrellas en el cielo.
—En la vida, los pobres desean dinero para vivir, y los ricos desean vivir más tiempo, al fin y al cabo, ya tienen todo lo que podrían querer a excepción de una cosa. Tiempo de vida.
—¿Insinúas que el traidor está muriendo?
—Jajaja, ese es tu problema Sombra, piensas en lo más básico cuando deberías pensar como el "villano"... Primero piensa los tres primeros pasos del enemigo y prepárate en consecuencia, luego, piensa tres pasos en los que puede actuar después, y por último, piensa en lo que puede hacer ahora mismo. ¿Qué conclusión tendrías?
Sombra pensó, pero no pudo llegar a ninguna conclusión.
—Es muy fácil Sombra. El enemigo se ha infiltrado, por lo que sus tres pasos anteriores fue viajar a Ciudad F, actuar de villano falso y unirse a la Unión de Héroes.
—¿Por qué debería actuar de...? Un momento...
—Bingo.
Allen aplaudió y le guiñó el ojo a Sombra.
—Con tu gremio de villanos era fácil actuar, ya que vuestra misión era incordiar a los héroes no afiliados a la rama de la Federación en Ciudad F. Luego solo tendría que mejorar y escalar posiciones... la respuesta es sencilla Sombra.
—Es uno de los líderes de departamento de la Unión.
Allen chasqueó los dedos.
—Correcto. Por lo que su primer siguiente posible paso sería, ahora que está en Ciudad A, junto con la Unión y los civiles, enviar un informe de estado a Archibald, destruir toda evidencia del Proyecto Perfección, o quizá...
—¿Buscar lo que le prometieron?
Allen sonrió y siguió caminando, seguido por Sombra.
—En cualquier caso, su segundo paso sería huir, y para el tercero tengo dos posibilidades... y ninguna de las dos no tiene violencia... Si le prometieron una copia del gen evolutivo, para huir arrasará con todo frente a él o ella, si fue otra cosa, cuando vea que no está entrará en estado de furia y lo destruirá todo.
—¿El gen evolutivo se puede copiar?
—Los integrantes tienen una copia, permitiéndoles acceder a su forma monstruosa y mejorando su habilidad. El único caso de varias habilidades fue Gigax Aries, pero porque fue el primero en tener la primera copia del gen y estaba defectuoso.
—La ingeniería genética es terrorífica para poder hacer copias del gen evolutivo...
—Te sorprenderías de lo que puede hacer el gen evolutivo real...
Sombra se quedó dubitativo unos segundos y preguntó.
—¿De qué es capaz el gen evolutivo real?
—Todo y nada.
Allen se señaló a sí mismo y continuó.
—Tardé en que me hiciera caso, pero logró sellar mis recuerdos, al menos una gran parte de ellos, como mis técnicas o evitar que dijera que todo mi ADN ha sido reestructurado para que sean genes evolutivos. Por lo que pude fingir perfectamente que no tenía habilidades.
—Entonces tu... ¿reestructuraste tu composición genética para este caso?
—Ya lo he dicho, un héroe debe anticiparse a todo. Simplemente me preparé para el caso de que Aegis lo reclamara.
—Pero si todas tus células son genes evolutivos, ¿eres capaz de llegar a evolucionar indefinidamente? Como alcanzar la inmortalidad, volverte un dios o algo por el estilo.
—Si te digo la verdad, no lo sé. Ni siquiera sé si hacer lo que he hecho tiene consecuencias a futuro... y mucho menos sé si me convertiré en un monstruo en contra de mi voluntad. Pero de momento...
Allen miró el ónix blanco y sonrió.
—Si el ónix representaba mi odio y el elemento oscuridad, ahora debería representar mi perdón y, quizá, el elemento luz. Lo que me preocupa es el diamante y el amatista que tiene Archibald... ese amatista no lo recuerdo, no sé de dónde ha salido.
Allen se quedó en silencio a la vez que en ese momento se escuchó un gran estruendo junto a un temblor de tierra que desestabilizó a ambos. Cuando Sombra miró a su espalda, pudo ver una enorme hoguera en la que se había convertido la Ciudad F, pasto de las llamas por la destrucción de Aegis.
—Dime Sombra, ¿sabes por qué los que tienen poder para cambiar las cosas nunca hacen nada?
—La ciudad... la ciudad está...
Allen suspiró y noqueó a Sombra, sujetándolo en su hombro izquierdo.
—Porque están apegados a su estado de vida... supongo... je... no espero tu respuesta, menos ahora que estás inconsciente... pero al menos así mantengo mi cordura en este mundo de locos.
Allen flexionó sus piernas y comenzó a correr sin detenerse a una velocidad increíblemente rápida.
A los pocos segundos, Archibald apareció donde Allen y Sombra habían estado.
—Maldito mocoso escurridizo.
El ceño fruncido de Archibald se volvió una sonrisa mientras sujetaba en su mano el amatista.
—En tu sueño pudiste obtener el perdón del inconsciente de Seira, pero... ¿podrás ganar contra el idiota de Calibur?
La amatista empezó a vibrar y palpitar, emitiendo ondas imperceptibles que alcanzaron todo el bosque. Esas ondas llegaron a un hombre desaliñado que estaba parado frente a una hoguera.
El hombre rugió de dolor a la vez que sus ojos se volvían completamente negros y crecía en tamaño.
Editado: 11.05.2023