Junto a los nombres, había un título. Aunque Allen miró a Serval con cara de póquer.
—Entonces, según esto yo mismo soy un monstruo, Allen "el destructor". Sinceramente... lo cambiaría por Caballero Destructor.
Shinobi vio la lista de nombres cuando Allen dejó el cuaderno en la mesa.
—Veldor nunca se equivocó.
—Claro, un humano como él, que venía de un supuesto futuro, y había repetido incesantemente el mismo encuentro para cambiar el futuro del que provenía, no comete errores.
Allen respondió al instante con ironía. Luego cruzó sus piernas y brazos y miró a Serval.
—¿Y quiénes son estos tipos? El Bufón de Dios, la Encarnación del Deseo, la Mano de Dios, el Devorador del Cosmos... la lista es casi interminable. ¿No tendría Veldor el pasatiempo de difamar a los demás verdad?
—Veldor hacía lo que Aegis quería, nunca se negaba.
Negando, Allen se levantó y suspiró.
—Sigues diciendo lo mismo entonces. Veldor venía de un supuesto futuro. Por mí, el interrogatorio ha acabado, así que según las reglas de la Unión de Héroes, todo villano tendrá derecho a un juicio público con dos únicas opciones a elección del juez al final del mismo, ser encarcelado de por vida o la muerte.
Serval miró a Allen alarmado al escuchar sus palabras. Intentó levantarse pero la ninjato de Sombra descansaba levemente en su cuello, evitando que se moviera.
—¡Pero no he matado a nadie! ¡Ni siquiera soy un villano!
—Te equivocas.
En la esquina de la habitación, un charco de agua tomó la forma de un humano antes de congelarse y romperse, apareciendo Megan del bloque de hielo.
—Las reglas de la Unión son estrictas Serval. Cualquier héroe afiliado que conspire contra la seguridad ciudadana será puesto en vigilancia extrema hasta su juicio, presidido por un juez civil.
—¡¿De dónde demonios sales ahora Megan?!
Megan ignoró a Shinobi y miró a Allen.
—He congelado por completo las estaciones de trenes subterráneos. Así mismo, los muros de hielo han sido cubiertos por capas de cemento, plomo y titanio.
Allen asintió pesadamente. Luego, Megan miró a Shinobi y habló de nuevo fríamente.
—Allen me encomendó la tarea de sellar por completo las aberturas subterráneas para evitar un supuesto caso en el que Lektor, Archibald, o el mismo Aegis nos atacaran con la guardia baja. También he de añadir que los países y naciones están demandando explicaciones sobre la actual forma de Aegis
Allen solo era capaz de asentir. La frialdad con la que hablaba Megan era solo comparable a su habilidad.
—¿Algo más que requiera de mis servicios?
—Avisa de la situación actual respecto a Serval, pero por favor no seas tan... ehh... brusca.
—Entendido.
Megan se disolvió en agua y se infiltró entre las pequeñas grietas de las paredes.
—¡No me has contestado Allen! ¡No soy ningún villano!
Allen miró a Serval a los ojos.
—Claro que no lo eres Serval. Un villano es el que mata, tú eres un simple peón.
—Entonces eso te convierte en un villano, eres un asesino.
Allen negó y suspiró.
—¿Sabes porque impuse la regla de que deben celebrarse juicios contra los villanos? Porque creo que habrá algún momento, por remota que sea la probabilidad, de que se capture a un villano. Antes de villano es humano, y como tal, merece un juicio justo aunque el juez solo tenga dos opciones a elegir. Sombra, lleva a Serval a un aula de confinamiento.
Sombra asintió y agarró los brazos de Serval, llevándoselo fuera de la puerta. Entonces Shinobi miró a Allen.
—¿Y nosotros qué haremos Allen?
—La sala de experimentación en la que me encontré con ese monstruo nuevo todavía tenía una puerta. Si no recuerdo mal, debe llevar al laboratorio.
Allen se levantó y se dirigió a la puerta, siendo seguido por Shinobi.
En la habitación blanca, Shinobi mantenía en su mano derecha su ninjato mientras que Allen miraba a la pared sin decir nada.
—Allen, ¿estás seguro que había una puerta?
—Me acuerdo a la perfección que había una. De todas formas, si no la hay, tendré que hacer una nueva.
Antes de que pudiera preguntar, Allen se transformó en su estilo del Caballero Radiante y cerró su mano derecha en un puño, haciendo que el guantelete ardiera en llamas.
Allen respiró profundamente y golpeó la pared con su puño, formando varias grietas en ella. Usando sus manos, Allen quitó poco a poco trozos de azulejos, cemento y ladrillos hasta que aparecieron unas escaleras que bajaban.
—Extraño.
—¿Qué es extraño Allen?
Allen miró su mano derecha unos segundos, la cerró y la volvió a abrir antes de hablar.
—Nada. Vamos, abajo está el laboratorio... si no conoces el infierno, estás por descubrirlo.
Allen miraba la reacción de Shinobi, mientras que el último miraba con sus ojos abiertos a todas partes. Cuchillos, sierras, martillos, medicinas, drogas... en las estanterías había tantas cosas aptas para la cirugía que Shinobi pensaba que era un quirófano clandestino.
—Tantas cosas...
—Esto es solo lo que Aegis me mostraba. Para volver mi cuerpo más fuerte probó a romperme los huesos, cortarme las venas, rociarme ácido, quitarme huesos con operaciones... por eso hay tantas medicinas, evitaba que desfalleciera o me desmayara y me curaba, con el objetivo de continuar después.
Shinobi no podía creer lo que le decía Allen. Ni siquiera a los presos de guerra se les trataría de esa manera.
Al lado de las estanterías había una cortina llena de sangre seca, Allen caminó hasta ella y la abrió siendo seguido por Shinobi.
El otro lado de la habitación estaba plastificada por completo, con una única estantería en las que había probetas, un microscopio, varias placas de petri categorizadas y un rotulador. Aunque la habitación estuviera plastificada, estaba cubierta de sangre mayormente en el centro de la misma donde había unas cadenas de metal.
Allen respiró profundamente y caminó frente a la estantería. Shinobi cogió una placa de petri y lo colocó en el microscopio, viendo una mancha circular hueca. Luego cogió una probeta y la agitó, aunque el líquido transparente en su interior no tuvo ningún efecto.
—¿Qué son estas cosas?
—Las cosas en las placas son prototipos de la clonación del gen evolutivo. Las probetas están llenas de mi propia sangre, aunque supongo que Aegis intentó averiguar si sus copias del gen evolutivo podían asimilarse en las probetas, de ahí que el líquido sea transparente.
Shinobi dejó la probeta en su lugar y miró a Allen.
—¿Qué vamos a hacer con todo esto?
—Nada...
Shinobi miró extrañado a Allen mientras caminaba hacia atrás un par de pasos, fue entonces que una llama apareció en su guantelete formando una esfera de medio metro, apuntando a la estantería.
—¡Solo voy a librarme de unos cuantos malos recuerdos!
La llama se volvió negra con su interior teniendo una pequeña llama violácea, aumentando la temperatura bruscamente. Cuando Allen la lanzó, la estantería estalló en llamas, siendo seguida por el plástico y el techo.
—Vamos Shinobi. Ese fuego no se apagará hasta que yo quiera o pierda el conocimiento, así que quemará todo el edificio central de la Federación Heroica hasta que solo queden cenizas.
Fue entonces cuando Shinobi pudo ver detrás de Allen, apareciendo de la nada, una criatura humanoide con su cuerpo retorcido, una gran mandíbula en el centro de su cuerpo, y mirando a todos lados.
Shinobi no sabía cómo reaccionar, Allen se giró y se quedó pensativo a la vez que hablaba.
—Entonces... tú eres el Charibdys Temporalis si no me equivoco.
El Charibdys reaccionó a la voz de Allen y comenzó a temblar.
—E...sa voz... no... eres... el doc...tor... Le...vin...der.
—¡¿Qué demonios?! ¡¡Allen vámonos!!
Incluso Allen se conmocionó al escuchar hablar al Charibdys.
—¿A...llen?
Como si recordara quién era Allen, su boca diagonal en medio de su retorcido cuerpo mostró sus dientes.
—¡A...llen... de...be... mo...rir!
El Charibdys se abalanzó sobre Allen y lo sujetó con su mano izquierda, aunque a los pocos segundos, Allen y Shinobi desaparecieron en miles de puntos luminosos.
—To...da...ví..a... usa... su... pri...me...ra... for...ma... ¡Pu...e...do... ma...tar...lo!
Editado: 11.05.2023