Caballero Cosmos

Capítulo 77 (V2)

    El mariscal observó el monitor, prestando atención al Gigax Ofiucus usando su espada gigante para destruirlo todo a su paso, y solo dejó escapar un leve suspiro mientras miraba el diamante.
   Los temblores se hacían mayores a cada segundo que pasaba hasta que llegó el punto en el que las paredes del búnker empezaron a agrietarse. En unos pocos segundos, el mariscal junto al diamante fueron sepultados bajo tierra.

 

   Muchos héroes y heroínas lanzaban sus ataques hacia el Gigax Ofiucus sin hacerle ni un rasguño. Entre ellos, Lady Rose hizo crecer una rosa gigante alrededor del cuerpo del Gigax Ofiucus, clavándole en su cuerpo las espinas, aunque con solo moverse adelante la rosa gigante se deshizo.
   El ejército disparaba hacia el Gigax Ofiucus toda la munición que poseían, tales como ametralladoras, tanques, misiles, lanzacohetes... aunque ninguno le hacía nada. Era como intentar penetrar un bloque de hierro usando papel.
   El Gigax Ofiucus levantó su espada e hizo un corte vertical, haciendo que los héroes que recibirían el golpe, entre ellos Lady Rose, no reaccionaran debido a la impresión de enfrentarse a una criatura inmune al daño, por lo que cerraron los ojos rindiéndose a su destino.
   Tras unos segundos, al sentir una corriente de aire, abrieron los ojos solo para ver a Allen vestido con un traje verde deteniendo la espada con su florete.
   Allen pateó el filo de la espada y la impulsó hacia atrás mientras él aterrizaba en el suelo.
   —¡Está vivo, por lo cual puede morir! ¡No arregláis nada si os rendís!
   Tras sus palabras, Allen sacó el ónix blanco y volvió a su estilo del Caballero Radiante con una espada en cada mano.
   —¡Quien no desee perder su vida está a tiempo de retirarse, pero por favor, escoltad a los civiles fuera de la ciudad!
   Allen saltó hacia el Gigax Ofiucus usando toda su fuerza con las puntas de sus espadas frente a él. Cuando logró impactar en su cuerpo, las espadas se rompieron, aunque Allen empezó a golpear usando sus propios puños con sus guanteletes brillando intensamente en rojo y amarillo.
   Los militares fueron los primeros que tomaron el consejo de Allen, yéndose a la ciudad rápidamente. Los héroes, en cambio, miraron a Allen de una manera extraña. La compañera de Lady Rose miraba a Allen con su cuerpo dando espasmos repentinos.
   —¿Es la misma persona a la que nos ordenaron capturar?
   Lady Rose asintió, aunque no respondió directamente, mirando los estallidos de luces que creaba Allen al golpear el cuerpo del Gigax Ofiucus.
   —Si Allen hubiera luchado con nosotras igual que lo hace ahora...
   —Habríamos muerto...
   Lady Rose terminó por su compañera su oración.

 

   Tras unos golpes más, Allen se impulsó hacia el cielo, haciendo brillar sus grebas en amarillo dorado y verde jade.
   —¡Meteoro de la Estrella Arcana!
   Usando su talón, Allen impactó directamente en la frente del Gigax Ofiucus, sintiendo en ese momento como los huesos que estaban en su talón se rompían. Los ojos del Gigax Ofiucus se giraron hacia él, dándole a Allen un escalofrío.
   —¡Oye Aegis, esa técnica pudo demoler una cordillera, no lo hagas ver tan fácil de detener!
   Las serpientes que formaban su cabello se abalanzaron hacia Allen como una marabunta, por lo que creó una cúpula a su alrededor usando llamas.
   Al disipar la cúpula, Allen poseía en sus manos una bayoneta que brillaba en amarillo dorado y rojo que apuntaba directamente a los ojos del Gigax Ofiucus.
   —¡Cometa de la Estrella Arcana!
   Cuando disparó, la bayoneta se rompió, haciendo que los fragmentos dañaran al propio Allen. El disparo tomó forma de taladro amarillo rojizo que intentaba penetrar en el ojo izquierdo del Gigax Ofiucus.
   Antes de que pudiera darse cuenta, el Gigax Ofiucus usó su espada y cortó todo el torso de Allen verticalmente. Mientras Allen caía al suelo sangrando, el Gigax Ofiucus cerró la pestaña izquierda, rompiendo la técnica de Allen.

 

   Cuando Allen llegó al suelo, expulsó un gran bocado de sangre de su boca. Sonriendo segundos después.
   —Por este tipo de cosas ser héroe está muy mal pagado...
   El Gigax Ofiucus alzó su cola de serpiente y la golpeó contra el suelo, creando un terremoto y desestabilizando a Allen que se levantaba del suelo, aprovechando el momento para golpearlo de nuevo con su espada gigante.
   Cuando la espada estuvo a punto de dividirlo en dos, Allen detuvo la espada con sus manos aunque sus guanteletes se rompían a un ritmo cada vez mayor al igual que el suelo se agrietaba y la sangre empezaba a caer de sus brazos.
   Allen miró a los pocos héroes a su alrededor, los cuales no hacían nada y solo observaban el aguante de Allen frente al Gigax Ofiucus.
   —Esta claro que estas personas no son héroes... están lejos de ser héroes... pero...
   Allen sonrió mientras ponía más esfuerzo en evitar que el Gigax Ofiucus lograra matarlo.
   —¡Pero...! ¡Eso no es nuevo para mí!
   Gritando, Allen miró al cielo, fijándose en las tres personas que miraban desde las alturas con superioridad. A la vez, con sus palabras, en las ruinas del búnker el diamante brilló por un leve segundo como si hubiera palpitado.
   Allen agarró la hoja y dió un paso adelante, rompiendo el suelo con ese paso.
   —¡¿Dolor?! ¡Esto ni siquiera hace cosquillas!
   Con otro paso adelante, Allen logró repeler unos centímetros la espada del Gigax Ofiucus, sonriendo mientras la sangre caía de los bordes de sus labios.
   Junto a ese paso, en el área del suelo a unos 30 metros detrás del Gigax Ofiucus que estaba agrietado y desigual empezaron a emerger pequeñas luces que atravesaban las grietas.
   —¡Un héroe se hace más fuerte con la adversidad! ¡Si no se enfrentan a nadie más fuerte que ellos mismos nunca podrán crecer como héroes!
   Con el siguiente paso, Allen logró hacer que el Gigax Ofiucus se deslizara hacia atrás unos milímetros.
   —¡No sé de qué tenéis miedo! ¡Esta cosa es solo eso! ¡¡¡Un bicho grande!!! ¡Puede morir igual que cualquiera!
   Allen no dio otro paso, sino que saltó, repeliendo la espada del Gigax Ofiucus y rompiendo sus guanteletes durante el empuje aunque al llegar frente al rostro del Gigax Ofiucus, le dio un puñetazo que aunque no le hizo daño, desahogó gran parte de la impotencia que sentía por ser el único que se enfrentaba a él.
   En ese momento, el área que emitía un leve brillo formó un enorme pilar de luz que llegaba al cielo, y a la vez, la transformación de Allen se deshizo sola, quedándose en el aire frente al pilar.
   Del pilar emergió una gota de luz que envolvió a Allen, que al apagarse, apareció un niño con el pelo negro y los ojos verdes. La ropa que vestía le quedaba grande, aunque no demasiado.
   El niño sonrió y caminó hacia el pilar de luz siendo ignorado por el Gigax Ofiucus que intentaba romper el pilar con su espada.




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