Caballero Cosmos

Capítulo 78 (corregido)

Lady Rose miraba el pilar de luz al igual que todos los héroes remanentes, notando los temblores que producía el choque entre la espada del Gigax Ofiucus y el pilar. El Gigax Ofiucus gritó a la vez que atacaba de nuevo el pilar mientras que el suelo bajo su parte inferior serpentina se agrietaba, y Lady Rose, sin darse cuenta, comenzó a temblar.
 —¿Q-Qué es lo que ocurre dentro de esa luz?
 —Oye Sunrise, ¿es seguro que nos quedemos aquí?
 —¿Aegis no puede romper esa luz?
 —¿Dónde está Allen?
Los héroes hablaban entre ellos y Lady Rose miraba con atención el interior de la luz con los ojos entrecerrados.
 —Muchos están pensando en huir, ¿qué debemos hacer ahora?
Al no apartar la mirada de la luz, Lady Rose logró ver un parpadeo en su interior.
 —Obviamente debemos huir, no quiero quedarme encerrada en una lucha entre dos poderes que pueden destruir el mundo.
Lady Rose, así como los demás héroes comenzaron a correr a todas partes lejos de allí, fue entonces que ocurrió una ráfaga de aire que los expulsó a todos. Cuando se quisieron dar cuenta, estaban a varios kilómetros de distancia del Gigax Ofiucus junto a los civiles.
Extrañados miraron a todas partes, entonces se dieron cuenta de que el pilar de luz había encogido hasta volverse una esfera.

 

La espada del Gigax Ofiucus volvió a golpear la esfera de luz, creando una enorme onda en el espacio a su alrededor.
 —Tranquilo Aegis, ya salgo.
En menos de un segundo, la espada retrocedió y Allen, que había salido de la esfera de luz, llevaba una armadura blanca metalizada de una única pieza en todo su cuerpo con un casco blanco. En el casco había dos cristales azules, mientras que la armadura, que parecía que no poseía una abertura, poseía líneas doradas.
La esfera de luz se unió al cuello de Allen y se extendió hasta sus pies, tomando la forma de una capa negra que poseía en su reverso los doce signos zodiacales formando un círculo y en el centro de ellos,  se encontraba el signo de ofiuco, todos en un color blanco brillante.
 —Creo que sé cómo llamarlo... Estilo del Caballero Cosmos... ¿o le queda mejor cósmico?
El Gigax Ofiucus gritó y cortó a Allen por la mitad, aunque las dos mitades desaparecieron lentamente.
 —Tendrías que ser más rápido Aegis, así no lograrás partirme en dos.
Girándose, el Gigax Ofiucus vio a Allen levitando tranquilamente a su espalda sonriendo.
 —Ni siquiera necesito el casco para una velocidad tan mísera. Aunque debo advertirte de que no sé cuál es el límite de mi capacidad en esta forma.
Allen volvió a desaparecer y justo después el Gigax Ofiucus comenzó a poseer pequeñas heridas y cortes leves en la piel de sus brazos y torso. Tras dos segundos, Allen apareció detrás del Gigax Ofiucus, sudando y respirando pesadamente.
 —Una velocidad cercana a mil kilómetros por segundo es mi límite sin la protección del casco... aún así es insuficiente para traspasar su habilidad de defensa absoluta... Mmm...
Allen sonrió haciendo aparecer en sus manos dos espadas y las envolvió en llamas.
 —Probemos entonces algo diferente... y un buen nombre...
En tres segundos llegó al límite de la capa de ozono, intercambió miradas con Archibald aunque pronto lo ignoró.
Colocó ambas espadas a su derecha y comenzó a girar mientras se dejaba caer sobre el Gigax Ofiucus.
El Gigax Ofiucus notó el calor que desprendía Allen y miró al cielo, golpeándolo con su espada y chocando con el pequeño tornado ardiente que era Allen.
 —¡Tormenta...!
Allen giró su cuerpo en el momento que chocaron sus espadas y logró dividir la espada de Aegis, acercándose a sus ojos.
 —¡... del Cosmos Ardiente!
En el momento de la colisión, tanto la cabeza del Gigax Ofiucus como Allen se inundaron en una explosión de llamas.
El Gigax Ofiucus gritó a la vez que se deslizaba hacia atrás con su rostro quemado y sus ojos sangrando, Allen en cambio miró seriamente al Gigax Ofiucus y se abalanzó sobre él de nuevo, deshaciéndose de sus espadas y envolviendo sus puños en llamas. Golpeando su mentón, Allen logró hacer caer al Gigax Ofiucus.
 —Bien... ¡Ahora otro golpe y lo lograré!
Allen creó en sus manos un martillo con un mango de metro y medio y una cabeza del tamaño de tres personas. La cabeza del martillo la envolvió en llamas y las avivó con una corriente de aire a su alrededor.
 —¡Nova del Cosmos Caótico!
Igual que un meteorito, Allen golpeó el pecho del Gigax Ofiucus con la zona de impacto del martillo, produciendo un terremoto y una onda de calor y llamas a su alrededor.
Allen apareció en menos de medio segundo a una distancia de cinco kilómetros del cuerpo del Gigax Ofiucus y lo miró seriamente con el martillo en sus manos hecho pedazos.
 —Si esto no funciona no sé cómo demonios matar esa cosa... así que tendré que dejar mi suerte en manos de la dama Fortuna.
El cuerpo del Gigax Ofiucus tuvo un gran espasmo y empezó a abrirse, literalmente, rompiendo los huesos y músculos de su pecho a la vez que un pequeño hombre salía de su interior, dejando a Allen impresionado y abriendo los ojos de par en par.
 —No me jodas... este es el peor resultado posible... odio mi suerte...

 

Mientras que a Allen se le escapaba el aliento, Archibald sonreía mirando al hombre que salía del pecho del Gigax Ofiucus.
 —Tan pequeñito que es ahora... y pensar que esta en una etapa evolutiva muy superior incluso a nosotros Veldor, así que deja de ocultarte entre el tiempo irregular y da la cara.
Veldor, el que fue expulsado del tiempo por Allen despertado, apareció al lado de Archibald y miró la evolución del Gigax Ofiucus seguido de Allen.
 —¿Y se supone que ése es Aegis?
 —Ultimax Aegis, la perfección personificada... un humano y su capacidad de aprendizaje ilimitado, junto al poder sin límites de los monstruos y el gen evolutivo adaptado por Allen... verdaderamente digno de ser el objetivo del Proyecto Perfección.
 —¿Eso es todo? Bah... para Allen, matarlo será cuestión de segundos.
Con esas palabras, Archibald sonrió cínicamente.
 —No estés tan seguro Veldor. Puede que Allen sea considerado por todos el Dios del Sol pero entonces Aegis es, en esencia, el vacío que existe alrededor del sol... no subestimes el poder que posee, ni siquiera tu Charibdys podría matarlo.
 —También está Allen despertado por completo. No pienses que tu máquina perfecta puede matarlo... no ahora. Adem...
En ese momento, tanto Archibald como Veldor escucharon las palabras de Allen, una queja que resonó en sus tímpanos durante varios segundos hasta que de la sien de Veldor empezó a bajar una gota de sudor.
 —E-E-Eso que Allen a... a dicho.... ¿era una...?
Archibald siguió sonriendo y mirando como un loco hacia Ultimax Aegis, aunque su frente estaba arrugada, como si estuviera preocupado por algo.
 —Según su estándar... una palabra mal sonante.
 —P-P-Pero si Allen no...
Veldor se quitó las gafas y abrió los ojos directamente a Allen, empezando a llorar sangre.
 —Je... Jejeje... Archibald, vieja ballena... ¿sabes qué? estás totalmente jodido... incluso si logras tu objetivo de devorar la línea temporal, Allen va a limpiar el suelo con cada parte de ti...
 —¿Ohhh? Parece interesante lo que has visto con tu Visión de Odín... ¿Qué has visto?
Agarrando el espacio y encerrándose en él, Veldor miró a Archibald.
 —Nada...
 —¿Nada? Que aburrido...
 —¡No es divertido! Si no puedo ver nada del alma de Allen con mi visión, no puedo distinguir su futuro, y ahora está en blanco... igual que ese ser...
 —Ohhhh venga... son la misma persona pero de diferentes líneas temporales, no sé de qué le tienes miedo Veldor, es solo un asqueroso humano que tuvo la suerte de tener una habilidad que le curaba cualquier cosa.
 —Te arrepentirás de tus palabras, Cetus.
Archibald miró sonriente a Veldor.
 —Lo que quieras... pero el miedo que tienes es que después de mi muerte, eres el siguiente Veldor, ¿o prefieres que te llame con tu nombre real?
Veldor frunció el ceño y terminó de arroparse en el espacio, desapareciendo.
Archibald volvió a admirar al Ultimax Aegis, sonriendo.
 —Fase 2... Ultimax.




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