Caballeros De Oscuridad

CAPITULO VI

Mis primeros meses en las montañas no fueron nada fáciles, constantemente sufría por la comida, o el aseo personal, Lidia bajaba a un pequeño pueblo para abastecerse de alimentos y poder asearse en un hotel.

Regularmente, ella me traía la comida de aquellos pueblos mencionados anteriormente, pero a mitad de año y medio, eso cambio, Lidia me explico, que en las guerras a muerte con los guerreros oscuros, no tenían la suficiente comida, y pasaban algunos días en ayuno, entre más rápido acabará la guerra, era mejor. Me explico que hay semanas en las que no pruebas ningún bocado.

Los primeros meses me enseñó a defenderme correctamente con la espada y como podía contraatacar después de cubrirme, al primer año, practicamos como mejorar los ataques primarios, y como encajarle esta última, a tu rival, al año y medio, obtuve el conocimiento de usar mejor mi magia, y como disfrazar códigos mágicos que son prohibidas, así para evitar problemas con la academia nacional de la magia mística.

A los dos años que estuvimos alojados en las cumbres, aprendí rápidamente a degollar con las dagas y con la magia, esto ya lo sabía con los códigos mágicos que aprendí anteriormente, pero sin duda, esto es más rápido.

Ya en a 6 meses de salir de mi entrenamiento, por último, aprendí a moverme más rápido con mis movimientos, no soy como Carla, pero creo que con estas acciones, puedo darle pelea sin problemas.

Cuando cumplí mis 3 años de entrenamiento, más que agotado, estaba en mejores condiciones. A unos pocos días de irme de las cimas, vinieron un grupo de personas que eran de la organización, los Caballeros de Luz.

—¿Estás agotado, Aiden?

—pregunto Lidia.

—Por el momento si, ¿Podemos descansar un momento?

—Por supuesto, descansa, iré por un poco de zumo.

Unos pasos de armadura de estaban acercando, no eran los de Lidia, eran como de 4 chicos viniendo hasta aquí.

En efecto, llegaron 3 chicas, y un chico, sinceramente, es el primer varón que veo dentro de el grupo de los guerreros internacionales.

—Hola, ¿Eres Lidia?

—dijo una voz desconocida.

—Depende, a veces soy Lidia, y en veces, cuando logran hacerme enojar, no me doy cuenta quien soy yo.

—Ladeé la cabeza para lograr ver su rostro, oculta por un sombrero.

—Ruda la niña, ¿Eh?

—La verdad, no logran intimidarme, me pueden platicar, ¿Que hacen aquí?

—Nada más y nada menos que por tu cabeza.

—No puedo tomarme en serio una orden de la fundación mientras vistas así, con ese ridículo sombrero.

Absolutamente todas las chicas tenían su mano en la empuñadura, el chico solo me daba de vistazos, y el con pequeños pasos, se acerca a mí sin quitar su mirada.

—¿A dónde crees que vas, Mario?

El chico solo hace caso omiso a la pregunta que hizo aquella chica con sombrero y siguió caminando.

Saca su espada y me apunta su hoja de acero a mi rostro.

—¡Tú! ¡Ten un duelo contra mi!

—grito aquel joven llamado Mario.

Sinceramente no esperaba que mencionara eso, pensé que diría alguna otra estupidez.

—Retrocede, si no quieres que te mate también.

—exclamo Lidia.

—¡No te hablo a ti, maldita!

Me levanté enseguida, y de igual manera saqué mi espada, pero, pensé en divertirme con este chico, y no cortándole en dos como siempre acostumbro hacer.

—Lidia, yo y este chico tendremos una batalla, les pido de favor, que nadie intervenga a ventaja de nadie, será un enfrentamiento honrado entre dos espadachines.

—le dije a Lidia.

La chica del sombrero saco su hoja de acero y de ese modo estará presente todo el duelo.

—Si ella saca su maldita espada, yo de igual manera sacaré la mía.

—dijo Lidia.

—¿Tanto quieres a ese mocoso?

—Si vuelves a repetir algo como eso, no dudaré en cortarte en dos.

—Cuando acabe está batalla, iremos por la cabeza de esa perra, ¿De acuerdo?

—menciono una chica del grupo.

—Ustedes me dan lástima, ¿Ya se quieren suicidar?

El chico rápidamente me ataco con la espada y con mi velocidad pude bloquear, desafortunadamente, me hirió con un corte superficial en la mejilla.

—Mis primeras impresiones de ti, es que eres un cobarde por atacarme sin darme cuenta.

—mencione exaltado

Estaba cansado, justamente antes de que ellos llegaran, estuve entrenando con Lidia.

El chico bruscamente trata de atacarme con el viejo truco de esconder la espada y procurar hacer alucinaciones.

Cómo tengo buena visión, me acerque a el, y de un momento a otro, le hice un corte en el estómago, la herida no era superficial, si hubiera atacado con mayor fuerza, ahora estaría partido en dos.

Solo se coloco de rodillas viendo como su sangre caía.

—Mátalo ya, queremos ir por la cabeza de Lidia, y por la tuya, no vendría mal.

Me incliné donde estaba el, quería saber su estado de salud, pero todo fue una trampa.

El espadachin encajo levemente su espada en mi hombro.

Saque la espada con rapidez y velozmente le di una patada. El sangro un poco de su nariz y coloco nuevamente mi espada en mano.

—¿Así con esas condiciones quieres luchar?

—le dije.

El chico no respondió nada ante la pregunta hecha, mete su mano al bolsillo, y lanza apresuradamente dos navajas que impactaron en mi.

—¡Aiden!

—exclamo Lidia.

El joven solo se acerca a mi para robarme mis dagas, intente forcejear un poco, pero fue en vano.

—¿Tan mediocremente acabaré?

Repentinamente, la sangre de el estaba en mi cuerpo, en el momento que volteé a ver qué sucedía,

el joven tenía una navaja entre de sus dos ojos.

Le dispense una patada para que se alejara de mi, solo mi vista se fue en dirección a Lidia, ella lanzó la navaja.

—¡Pagarás por esto, Lidia!

—grito una chica del grupo.

Aceleradamente la chica del sombrero empezó a desaparecer continuamente, pero se percibía el sonido de como jadeaba, pareciera que estuviera herida.



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En el texto hay: fantasia, magia, combate

Editado: 28.05.2020

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