Cachorros Secretos Del Alfa #1

CAP. XXV

El olor del agua del lago y la tierra húmeda se adhirió a la piel de Danika, despertando un hambre primordial dentro de mí. La golpeé contra la áspera corteza de un tronco caído y mis dedos se clavaron en la tierna carne de su cuello.

El sabor de sus labios, salados por el sudor y el agua del lago, sentí una descarga eléctrica en mis venas.

—Te odio —gruñí contra su boca—. Odio la forma en que me haces sentir.

Pero incluso mientras pronunciaba las palabras, mi cuerpo me traicionó. Mi lobo se sintió impulsado a aprobar, la bestia dentro de mí, reconociendo la conexión que surgió entre nosotros. El propio lobo de Danika respondió de la misma manera, la energía entre nosotros crujió como un cable con corriente.

Ella gimió mientras la besaba a lo largo de su cuello, mis dientes rozaban el punto sensible justo debajo de su oreja. La necesidad de marcarla, de reclamarla como mía, era casi abrumadora. Pero no pude: tenía que casarme con Aurora.

Las manos de Danika se cerraron en puños en mi cabello, acercándome más mientras nuestros lobos bailaban juntos en un frenesí de lujuria y deseo. Pero entonces, tan repentinamente como había comenzado, ella me empujó.

Tropecé hacia atrás y aterricé con fuerza en el suelo del bosque. Danika estaba de pie junto a mí, con los ojos brillando con una mezcla de ira y deseo. Se giró de prisa y salió corriendo.

¿Qué me estaba pasando? Me pregunté, ¿qué era esta energía que Danika me causaba? Me levanté del suelo y caminé de prisa hacia el castillo, faltaba poco para la boda de Sansón.

—¿Dónde estabas? —fue la pregunta que me lanzó Aurora, quien se encontraba de brazos cruzados en el umbral de mi puerta.

—Salí a dar un paseo. —respondí al mismo tiempo que buscaba ropa para ponerme.

—¿Un paseo? Justo cuando falta tan poco para la ceremonia de tu hermano,

—Lo sé, pero lo necesitaba.

Lo que necesitaba era terminar el vínculo con Danika, eso era lo que necesitaba con urgencia.

(...)

La ceremonia transcurría bajo el cielo azul, con el murmullo del viento acariciando los árboles del jardín del castillo. Desde mi asiento, observaba cómo mi hermano Sansón y Olga, la hermana de Danika, intercambiaban votos. Sansón tenía una sonrisa fingida, además de que había una tensión apenas perceptible en su postura. Sabía que estaba cumpliendo con su deber, pero no podía evitar sentir cierta incomodidad por él.

Mis ojos, sin embargo, no podían apartarse de Danika.

Ella estaba de pie entre los reunidos, su cabello rojo fuego cayendo en cascada como hojas de otoño por la parte posterior de su vestido: un magistral tapiz de tela tallada para acentuar su resistencia.

El vestido se ajustaba a su forma de una manera que rendía homenaje. Sus penetrantes ojos verdes estaban iluminados de alegría por su hermana, pero aún contenían las sombras de su corazón cauteloso.

Mi pecho se apretó mientras la miraba, el lobo dentro luchando contra los confines de mi piel. La sintió, la deseaba, con una intensidad que arañó mi control. Apreté los dientes, deseando que la bestia dentro de mí se rindiera. Danika era intocable, un recordatorio constante de todo lo que no podía tener, ni siquiera debería anhelar.

Pero era imposible ignorar la atracción que sentía hacia ella, intensificada por el recuerdo del beso que habíamos compartido momentos antes. Mis pensamientos se arremolinaban en torno a ese instante, reviviendo la sensación de sus labios sobre los míos, el calor de su cuerpo tan cerca del mío.

Mi lobo interior estaba inquieto, un murmullo constante en mi mente que me preocupaba. Era como si una parte de mí reconociera algo en Danika que no podía entender del todo. Ese beso había desatado algo profundo, algo que no podía ignorar ni reprimir.

La ceremonia llegó a su fin y todos nos dirigimos al jardín del castillo, donde la recepción continuaría. Sansón y Olga se unieron para su primer baile como esposos, sus movimientos suaves y sincronizados aunque la incomodidad de Sansón aún era evidente para mí. Mientras los observaba, Aurora se acercó y me tomó de la mano, llevándome al centro del jardín.

—Vamos a bailar, Noha, —dijo con una sonrisa. Asentí, tratando de centrarme en el momento presente, aunque mis pensamientos seguían volviendo a Danika.

Mientras bailaba con Aurora, mis ojos seguían buscando a Danika entre la multitud. La encontré de pie a un lado, observando el baile de su hermana con una mezcla de orgullo y melancolía. Nuestra mirada se cruzó por un instante, y sentí una conexión inmediata, un lazo que no podía romper ni ignorar.

No podía entender pro qué mi vínculo con ella era tan fuerte, se supone que cuando había un rechazo, era eso y podías continuar con tu vida, pero ahora que regresé a verla convertir en una mujer, no era capaz de sacarla de mi cabeza.

—¿Estás bien? —preguntó Aurora, su voz suave y llena de preocupación.

—Sí, estoy bien, —mentí, forzando una sonrisa. Pero mi mente estaba lejos de la pista de baile, ocupada con pensamientos sobre Danika y el beso que había cambiado todo.

Terminé el baile con aurora y me encaminé en dirección a Danika, quería un baile con ella, era peligroso, puesto que mi lobo se estaba sobresaltando con su presencia, pero me gustaba el peligro y mejor aún enfrentarlo.

Sus ojos verdes me miraban desafiantes, ella ya no era una niña. Solté una risa mezquina y justo cuando iba a tomar su mano, dos palmas varoniles se posaron en sus ojos.

Ella se giró y gritó.

—¡Liam! —Una sonrisa se formó en su rostro y lo abrazó.

Sentí una punzada de dolor y el deseo incontrolable de matar a alguien, dicho en otras palabras: Eran celos.

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CUMPLÍ LO PROMETIDO, AL LLEGAR A LOS SUSCRIPTORES IBA A SUBIR CAPÍTULO. CUANDO LLEGUE A LOS 75 SUSCRIPTORES LES REGALARÉ UNA MARATÓN DE 4 CAPÍTULOS




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