Decir adiós a Liam siempre era doloroso, pero esta vez se sentía aún más difícil. Su partida significaba un vacío inmediato en mi vida, sobre todo después de la pérdida de mi padre.
Nos encontrábamos en el borde del bosque, donde el sol empezaba a esconderse tras los árboles, bañando todo en una luz dorada.
—Liam, por favor, ten cuidado —le dije, tratando de mantener mi voz firme.
Él me sonrió, esa sonrisa cálida que siempre lograba calmar mi corazón. —Siempre lo hago, Danika. Te espero pronto en la manada.
Lo abracé con fuerza, sintiendo el latido constante de su corazón contra mi pecho. —Pronto regresaré a casa, y cumpliré la promesa que te hice. —le prometí, recordándole nuestro pacto de casarnos.
Liam me besó suavemente, sus labios llenos de promesas y amor. —Seré el hombre más feliz del mundo cuando eso suceda —dijo, su voz cargada de emoción—. Cuida de ti misma y de los niños.
Lo vi partir, su figura desvaneciéndose entre los árboles. Me quedé un momento más, permitiéndome sentir la soledad antes de regresar a la casa.
Al entrar, me encontré con Lidia, y algo en su mirada me dijo que había más de lo que aparentaba.
—Lidia —llamé, tratando de mantener la calma—. Necesito hablar contigo afuera.
Ella me siguió sin protestar, su expresión era una mezcla de nerviosismo y resignación. Caminamos hasta un rincón apartado del jardín, donde finalmente me volví hacia ella.
—Lidia, ¿dónde estuviste durante la boda de Olga? —pregunté, tratando de mantener mi voz neutral. —Y más importante, ¿dónde estuviste cuando nuestro padre falleció?
La culpa en sus ojos era evidente. Se mordió el labio, un gesto que hacía cuando estaba nerviosa. —Danika, lo siento —comenzó, su voz temblando—. Estuve con Sansón.
Sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. —¿Sansón? ¿Qué demonios estabas haciendo con él?
Lidia bajó la mirada, incapaz de sostener mi mirada. —Me odiaba a mi mismo por no ser la mujer que se encontraba bailando de su mano, él siente lo mismo que yo pero fue obligado a casarse con Olga. Él fue mío primero y….
—Lidia, nuestro padre murió, y tú estabas con el esposo de nuestra hermana. ¿Te das cuenta de cómo suena eso? Sé que fue injusto, pero ya no puedes hacer nada.
—Lo sé, Danika. Sé que suena terrible —dijo, levantando la vista con lágrimas en los ojos. —Pero te prometo que no volverá a sucecer. Sansón está pasando por mucho y necesitaba desahogarse.
Mi mente bullía con preguntas y emociones encontradas.—"Esto no puede continuar, Lidia. Debemos mantener la unidad de la familia, especialmente ahora. Olga necesita a su esposo, y ahora el se convertirá en el alfa de nuestra manada y nosotros necesitamos estar juntas.
Lidia asintió, sus lágrimas cayendo libremente ahora. —Lo entiendo, Danika. Haré lo que sea necesario para arreglar esto.
La abracé, sintiendo la fragilidad de nuestra situación. —Lo arreglaremos, Lidia. Pero necesitamos ser fuertes, por nosotras mismas y por la manada. No le digas de esto a nadie. —le advertí
Los trillizos, siempre llenos de energía, interrumpieron mi conversación con Lidia. Sus caritas ansiosas me miraban con esperanza.
—Mamá, ¿podemos dar un paseo alrededor de la casa? —preguntó Aaron, con los ojos brillantes.
Asentí, necesitando también un respiro. —Claro, chicos. Un paseo nos vendrá bien a todos.
Caminamos por el jardín, dejando atrás el peso de las preocupaciones y el luto. El aire fresco me ayudaba a despejar la mente, y la risa de mis hijos era un bálsamo para mi alma. Caminamos entre los árboles, disfrutando de la tranquilidad del bosque.
De repente, a lo lejos, vi a Noha montado en su caballo. Su figura imponente y segura siempre llamaba la atención. A medida que se acercaba, mi corazón comenzó a latir más rápido. Noha detuvo su caballo al vernos y, con un movimiento ágil, bajó de su montura.
—Hola, Danika —dijo, su voz profunda resonando en el aire—. Niños.
Los trillizos lo miraron con curiosidad y admiración. —Su majestad —respondí, con una leva inclinación, tratando de mantener la compostura.
Vi su ceño fruncirse, no le gustaba que me dirigiera hacia él con tanta cordialidad pero ante la presencia de mis hijos, el respeto era importante.
Noha se inclinó hacia los niños, su mirada suave. —¿Son tus hijos? —preguntó
—Sí —respondí con firmeza, aunque sentí una punzada de nerviosismo—. Aaron, Nova y Wolf.
Nova, siempre la más intrépida, miró al caballo con ojos brillantes. —¿Podemos dar un paseo en el caballo? —preguntó, su entusiasmo palpable.
Noha sonrió, una sonrisa que me recordó por qué alguna vez me había sentido atraída por él. —Claro, Nova. Ven aquí.
La levantó con facilidad y la colocó en el caballo, asegurándose de que estuviera bien sujeta. Me quedé un poco atrás, observando la escena. Noha estaba tan cómodo con ella, y Nova parecía radiante. Las palabras de mi amiga April resonaron en mi mente: —Nova y Noha tienen la misma sonrisa.
La observación de April siempre me había perturbado un poco, pero ahora, viendo a Nova sonreír con tanta alegría mientras Noha la guiaba con cuidado, no pude evitar notar la semejanza. Era una conexión que no podía ignorar. Su sonrisa era muy parecida, pero quizá solo era una coincidencia.
La conexión entre Noha y Nova era innegable, y aunque me causaba cierta inquietud, también me llenaba de una extraña paz.
—Gracias por hacer esto, Noha —dije, finalmente, mi voz suave.
Él se volvió hacia mí, sus ojos intensos. —Es un placer, Danika. Tienes hijos maravillosos.
Cuando se volvió hacia mí, sus ojos eran serios, como si quisiera decir algo más, pero se contuvo.
#8 en Fantasía
#7 en Personajes sobrenaturales
regresos de los ex, rechazo amor drama seduccion, hombreslobo mate
Editado: 13.05.2025