(Hailee)
— ¿Qué haces? — la puerta de mi habitación se abrió de golpe y Julia entró, comiendo cereales desde la caja. Se sentó en mi cama con las piernas cruzadas, observando el desorden que tenía en el suelo.
— Nada. Solo... estoy ordenando mis cosas para mañana.
— ¿Estás nerviosa? — asentí —. No lo estés. Ya verás que todo va a salir bien.
— Oh. Wow. Julia. Ahora todo mi nerviosismo desapareció. ¿Haces magia? — dije con ironía y ella me lanzó uno de los cojines, fastidiada —. No te enojes. Debes admitir que tu comentario fue estúpido. — me sacó la lengua —. Pero sí. Sé que todo va a salir bien. Es solo que... pasaré de ser la única persona de mi salón que dibuja, a estar en un lugar rodeada de gente con mucho talento.
— Tú también tienes mucho talento — comentó con la boca llena —. Deja de minimizar tu trabajo. Es genial. Tendrás mucho éxito y te volverás una artista reconocida mundialmente, como es caballero loquito que se cortó la oreja. ¿Cómo es que se llamaba? ¿Vicencio?
— Van Gogh, ignorante. — hizo un gesto con la mano, quitándole la importancia. Comencé a guardar todo y lo dejé sobre el estante. Me senté en la cama, quitándole la caja de cereales, para comer —. ¿Estos no son los cereales de Tamara?
— Sep. Se acabaron los míos. — se encogió de hombros. Que Julia le sacara las cosas a Tamara sin que se enterara, no era novedad. Lo más probable es que mañana se diera cuenta y armara un gran escándalo por eso. Ya se estaba haciendo una costumbre todo esto.
Nos quedamos conversando en mi habitación, hasta que se hizo tarde y ella se fue, porque también debía levantarse temprano. Tomé mi toalla, junto con mi pijama y me fui a la ducha para darme un largo y relajante baño.
Cuando regresé a mi cuarto, escuché la cancioncita que tenía en mi teléfono cuando me llegaban notificaciones. De inmediato vi el nombre de Morgan, la hermana de Cameron. A pesar de que las cosas con él hayan terminado, nunca eliminé mi relación con ella porque... siempre nos llevamos de maravilla y, Morgan no tiene la culpa de nada. Apagué las luces y me acosté, para poder responderle.
MORGAN: ¿Viste las noticias?
No era necesario preguntarle de que noticia estaba hablando, porque ya sabía sobre cual estaba hablando. Admito que, a pesar de haber eliminado todas las noticias que salían en mi barra de notificaciones, seguía entrando a internet para tener un poco de... información sobre Bluish Stroke. O... mejor dicho, para saber qué estaba pasando en la nueva vida de Cameron Nélisse, ahora que ya estaba teniendo éxito.
YO: Algo he leído.
MORGAN: Hailee, me estoy preocupando por Cameron.
Al menos ahora sabía que éramos dos. Desde hace algunos días, las noticias de la banda, giraban en torno a Cameron, siendo visto borracho luego de fiestas.
YO: Lo sé. ¿Has hablado con él?
MORGAN: Ha estado concentrado escribiendo nuevas canciones y, no me ha respondido los mensajes.
YO: Deberías llamarlo.
Bloqueé el teléfono y lo dejé sobre la mesita de noche, sin dejar de pensar en una gran pregunta: ¿Por qué ahora estaba de ese modo? Cameron nunca fue de los chicos que adoraran embriagarse. Solía beber en fiestas, pero nunca tanto como para andar borracho por allí, como lo he visto en las fotos...
***
Abrí los ojos de golpe, luego de notar que mi alarma llevaba un rato sonando. Al tomar el teléfono, me doy cuenta de que son las 7: 13 de la mañana. Me quedé dormida. Me levanto rápidamente y me visto con lo primero que encuentro. Para llegar a mis clases, debía atravesar casi toda la ciudad en el metro, lo que me llevaría al menos unos 30 minutos. Voy al baño que, para mi fortuna está desocupado, para hacer todas mis cosas rápidamente. En la cocina, Julia prepara el desayuno con toda la tranquilidad del mundo, ya que su universidad quedaba a tan solo unas calles de aquí.
— ¡Buenos días, hermosa! ¿Lista para tu primer día en la prestigiosa escuela de arte? — me entregó una taza con café.
— Creo que me voy a hacer pipí de los nervios. — bebí un sorbo, mientras mi amiga se reía —. Se me está haciendo tarde — dije al ver la hora en el reloj de la cocina —. Nos vemos a la tarde.
— ¿A qué hora sales hoy?
— A las 2, pero debo ir a trabajar en la tarde. Estaré aquí como a las ocho.
— ¡Te esperaré para cenar! — gritó mientras yo iba hacia la salida.
Caminé a paso rápido por la calle, esquivando a las personas que se dirigían a sus trabajos, hasta llegar al metro, el cual se encontraba repleto. Terminé en medio del vagón, con gente invadiendo mi espacio personal.
Para mi fortuna, logré llegar a mi destino con 10 minutos de sobra. Podía ver el viejo edificio que correspondía a mi escuela, apenas salí de la estación del metro. Era un lugar muy grande, de color ladrillo, dándole un aire a antigüedad que me ha cautivado desde que comencé a ver academias de arte. Había algunas personas entrando y otros charlando afuera, cosa que comenzaba a ponerme más nerviosa. ¿Qué pasa si no soy tan buena para esto, como he creído?
De seguro si Cameron me escuchaba diciendo algo así, me daba uno de esos sermones que solo él sabía dar. Siempre me apoyó en lo que quería hacer, a pesar de que mi papá y hermanos no estuviesen de acuerdo con lo que deseaba estudiar...
Alejé la cara de mi ex de mis pensamientos y me dispuse a entrar, yendo directamente hacia un gran mesón, en donde había un gran cartel que decía "INFORMACIONES" escrito con un plumón rojo. Según el correo que me había llegado, los estudiantes nuevos, antes de entrar a nuestras clases, teníamos que asistir a una pequeña charla en el anfiteatro del lugar. En cuanto llegó mi turno, una mujer de gruesos lentes negros, pelo desordenado y labios pintados de un rojo muy fuerte, me sonrió. Me entregó un folleto que parecía ser un mapa del edificio, mi horario con todos los ramos que tendría y una bolsa de tela con el logo de la escuela.