Cada Latido De Mi Corazón.

Capítulo 4: Escritores Aficionados.

Hoy me levanté más temprano que de costumbre, voy al baño, me desprendo de mi ropa de dormir y me meto a la ducha. El agua tibia cae en cascada sobre mi cabeza, deslizándose así por todo mi cuerpo, recorriéndolo centímetro a centímetro con mi ayuda.

Después de unos minutos salgo y me visto, me coloco frente al espejo y veo mis ojos hinchados gracias a las miles de lágrimas que derramé. <<Que patética soy>>. Bufo ante tal pensamiento.

                                                          
Hoy es sábado. Me dirijo a la cocina a tomar desayuno, pero antes voy a buscar mi móvil que no dejó de recibir notificaciones, llamadas que no he contestado ni he visto ya que cuando iba a hacerlo, la batería se había agotado.

Lo tomo desconectándolo del cargador y lo enciendo. Como sospechaba, son muchas llamadas de él, mensajes de él y tres notificaciones de nuevos seguidores en una plataforma donde escribo y publico cosas que se me vienen a la cabeza.  

   Me doy cuenta que hay algunos usuarios a los que les gustó el nuevo poema que publiqué, también veo que las ladies han actualizado sus obras. <<Son chicas realmente talentosas, ya tengo todos sus libros en mi estante, me los he leído más veces de las que puedo recordar>>.

Este pensamiento me hace sonreír; son chicas de diferentes países que he conocido gracias a la plataforma.

Sigo leyendo los casi 1048 mensajes de WhatsApp hasta que llego a los últimos, un mensaje de Isidora, una amiga que también está publicando cosas en esa plataforma y el otro, del grupo de escritores aficionados de WhatsApp.
 
        

Hoy 16 de Julio 2016.

 

Damiela:  ¡¡Hola Preciosuras!!                  
                                                          √√8:1

 

Luz:
¡¡Hola!! 
Recién desayunando                
                                                          √√8:17

 

Damiela: Hay reunión del grupo hoy a las 14:00 pm y va ser muy interesante((   
                                                           √√8:18

 

 

April:  ¡¡Hola, yo me apunto!!          

√√8:19

 

 

Luis: ¡Cuenten conmigo!
                                                            √√8:19

 

 

Roberto: ¡¡Fantástico!! Pero no encuentran que para ser día sábado están muy temprano levantad@s?                                                                                                      √√8:20

 

 

Luz: Yo siempre me levanto temprano, y ¡por supuesto que voy!, ya que en estos momentos es lo que más necesito ¡¡Libertad de expresión!!                                                         
                                                     √√ 8:24

 

 

Damián: ¡¡Yo pienso igual!!
                                                    √√8:25

 

 

Raquel: ¡¡Allá nos vemos!!
                                                    √√8:26

 

 

Damiela: Llamaré a los que no están conectados, ¡nos vemos!  Habrá algunas sorpresas ☺                          
                                                           √√8:29

 

 

****Damiela se ha desconectado****.

 

****Raquel se ha desconectado****.

 

****Damián se ha desconectado****.

 

****Luis se ha desconectado****.

 

****Luz se ha desconectado****.

 


Después de leer aquello, mi ánimo sube porque esta es una de las cosas que más amo.

Dejo mi móvil en la mesita de la sala y me voy a desayunar para luego ordenar el desastre que tengo en el departamento.
 
 

***

 

Voy en mi auto hacia el lugar donde siempre nos juntamos: La librería de Adela, una escritora de unos cuarenta y nueve años de edad. Una mujer admirable.

Fue madre soltera muy joven, y pese a la insistencia para que abortara del hombre que la embarazó <<porque ni siquiera merece ser llamado padre>>, ella se negó rotundamente a deshacerse de la vida que llevaba en su vientre. Su negación ocasionó que el susodicho la abandonara, desapareciendo así del mapa.

Ella fue madre y padre para su hijo, y hoy en día se siente orgullosa de ello, porque su hijo es un hombre exitoso. Se convirtió en un escritor muy reconocido cuando sólo tenía diecinueve años de edad.

Adela siempre habla de él, es su adoración, pero nadie del grupo lo conoce. Bueno, sólo Raquel, aunque Raquel conoce a Edmundo y a todo el mundo.

Sonrío mientras piso a fondo el acelerador; las aceras van pasando a mi lado muy rápido, pero la velocidad no está por sobre lo prohibido, y en pocos minutos estoy delante de la librería. Conduzco al estacionamiento que hay enfrente y apago el motor de mi auto. Me remuevo en busca de mi bolso hasta que lo tengo en mis manos y observo la librería; este es el único lugar que me hace olvidar lo malo, ¡adoro venir aquí!

 

 

 

☆☆☆

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Un abraxo virtual😉




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