Cadenas de Sangre

6

 

— ¿Nathan? — Preguntaron todos al mismo tiempo al ver al joven entrar a la casa. El muchacho sonrió de lado a lado. Le fue grato saber que las personas dentro de ese lugar, aún lo recordaban. Se encaminó hasta la cocina dónde seguían Iván, Anael y Dylan. Hizo una reverencia a la joven que esperaba a su amiga de regreso y miró a Anael y a Iván. Ha concluido el tiempo de estar en este mundo mortal, para esos dos, ambos deben regresar al mundo que pertenecen.

— Nathan...es tiempo de volver a casa. — Afirmó Anael. — Por eso estás aquí; lo difícil será convencer a mi hija que debe venir conmigo y este viaje será más largo de lo que esperaba. Regresar a mi hogar será difícil con la vida tan mecánica que llevo ahora. Tras la muerte prematura de mi segunda esposa entre en depresión por mucho tiempo y tuve que encontrar la forma de equilibrar mi ser; no obstante...la promesa que le hice antes de morir me ha traído más problemas, buscar a June no ha sido fácil para mí...en el pasado debía llevarlo conmigo, pero ahora, es un adulto y supongo que podrá decidir en qué mundo vivir; sobre todo, en esta vida y en la otra tengo enemigos y no puedo bajar la guardia otra vez.

— Así es…Anael. — Concluyó Nathan. — Los hijos del Dragón deben nacer antes que sea demasiado tarde.

— La has encontrado, ¿verdad? — Anael frunció los labios.

— Sí… — Nathan sonrió. — Con todo el corazón te digo que daré hasta mi última gota de sangre.

— Cállate, Nathan. No estoy listo para escuchar este juramento. No creo que lo esté en mucho tiempo. No lo he estado desde que lo vi…

— No me apetece saber que lo has visto, Anael. Se supone que… apenas…lo acabo de saber, por el amor de Dios. Tú has sentido esto…

— Y por eso debes andar con cuidado…

— Lo sé…

— Basta de charlar… — Interrumpió Iván mirando fijamente a Nathan. — ¿Cuántos días has hecho hasta aquí?

— ¿Bromeas? — Nathan se sentó en una silla vacía a lado de Marina, que solo veía a todos sin decir nada. — Si fuera Lakatos no hubiese hecho un mes de camino. Tuve que andar por diez días, luego, lo demás lo dejé a la voluntad del señor; estuve en camiones de carga y coches por cinco días, luego conseguí una bicicleta, con la que anduve otros cinco días y hace poco, un viajero empedernido, me trajo hasta aquí; hoy se cumple el mes... Me tardé un mes. Lakatos ha de estar burlándose de mí, porque no lo pude convencer de traerme. Y se lo dije, le dije que Safira está aquí.

— ¿Qué? — Iván mira a Nathan con sorpresa. — ¿Cómo lo sabes?

— Iván, ella…siempre ha estado en tu sombra. Casi mató al tío Kessler y a Lakatos por ti…esa mujer haría lo que fuera por ti, Iván; está loca por vos.

— ¿Tan loca que también estuvo a punto de matarme?

— Te ama tanto que prefiere que estés muerto a que te pierda de la manera que debe perderte…— Afirmó Nathan. — Cuando salí de casa tuve una visión… el abuelo…bailaba con ella un vals en el bosque; me partió el corazón. Ella es tan mala como el abuelo…y vi al maldito cuervo blanco de ojos rojos.

— Me da asco solo de recordarlo. — Alegó Anael. — No sé quien es más perverso, si Liam o tu abuelo.

— El abuelo. — Afirmó Nathan. — Si Liam fuera enemigo de mi abuelo, habría muerto hace mucho tiempo, Anael, pero, nunca se te ocurrió presentarlos.

— ¿Me pueden decir, que demonios está pasando aquí? — Atajó Minerva desconcertada. El desconocido número uno, que es Nathan, está sobre la mesa platicando con su padre y el desconocido número dos, que era Uziel, se había quedado en la sala otra vez.

—¿Recuerdas que está mañana hablamos de June? — La hija de Anael afirmó con la cabeza. — De acuerdo...él —, apuntó a Dylan que se había recargado en la barra que hay en la cocina, que es la que separa la sala-comedor. — Es Dylan.

Todos voltearon hacia él.

— ¿En serio? — dijo con sarcasmo. — ¿ Y qué tiene que ver con June, papá?

— Son vampiros. — Afirmó Marina con seguridad.

—¡Bah! ¡Mi padre siempre me ha dicho que esas cosas no existen! — Exclamó Minerva. — Pero nunca le he creído…

— ¡Con ustedes he visto cada cosa que ya no sé en qué mundo vivo! — Rezongó Marina.

— Y yo…—Interrumpió Minerva. — Nunca lo he creído…

Minerva ve a su amiga indiferente, sabe que en ese momento tiene las pruebas de que no está loca; pero, no pueden ser vampiros porque, esas criaturas chupasangre no existen. Minerva observó a Uziel, como si en su cabeza, estuviera describiendo una escena que solo ella puede ver en su mente.

Iván se levantó de la silla; miró a Anael algo fastidiado.

— ¿Dónde está Safira? — Preguntó Iván. —Me dijeron que está viva. — Clavó la mirada en Nathan y Dylan que suspiró fuertemente.

— Precisamente… — Contestó Dylan. — Vine a caminar por estos lugares… — Su voz era seria; se quitó las gafas de sol para ver a Iván a los ojos. La sangre de su interlocutor comenzó a subir por su rostro, saber que su esposa seguía con vida y qué June o él fueron los últimos en verla, lo enfureció. — Cuando Anael le dijo a June que debían huir de Dana, corrí por lo menos cinco kilómetros; ya estaba muy cansado y no podía seguirlos. June llevaba a Aurora en brazos y estos ya estaban entumecidos le temblaban; ella estaba despierta, lo sé porqué la escuché llorar. — Dylan miró a Iván melancólico, siente que se le parte el corazón y le da un vuelco en el pecho, Iván ya no recuerda el rostro de su esposa; siente culpa porqué lo ha olvidado. — Un hombre muy amable los dejó aquí. Tuvo que mentirle para que los trajera. En el camino alguien me dio aventón y pude alcanzarlos; June caminó sin rumbo hasta llegar a un callejón donde se refugió para pasar la noche. Alguien nos seguía y me acorraló a mi primero, me golpeó con el puño en el rostro. Caí al suelo inconciente; pero, tiempo después, escuché el llanto de Aurora, empezó a llorar muy fuerte; se había asustado, pero, seguía ilesa, me deslicé con sigilo hasta el callejón, ya era noche y no había personas caminando por esos lares; así que escuché al sujeto que hablaba con June. Al fin te he alcanzado —. Me quedé inmovil. — Por ahora Liam no se puede tragar la historia que le está contando Dana —. Me estremecí sólo de escuchar los nombres de Dana y Liam, June, le preguntó qué era lo que quería. — Quiero a tu hermana, June…sí no me das a tu hermana; los perseguirán hasta matarte…— En ese momento me confundí más, por lo tanto, interrumpí la conversación de Noah con June, al verlo frente a frente, supe que se había involucrado con Safira, porqué un cuervo blanco de ojos rojos estaba sobre su hombro. — Noah, ¿dónde está Safira? — Él también se confundió por mi pregunta, pero, tenía que asegurarme. Me contestó que tal vez estaría buscando a su esposo. Entonces las preguntas me invadieron. ¿Qué hizo Safira?, ¿qué paso contigo?, ¿dónde estabas? —¿Qué tienes que ver en esto?— Me preguntó. —¿Acaso el venía contigo? — Ni contesté. Yo hacia mis preguntas y él me contestaba igual. Comentó que le daba igual, si June moría porque Dana había fallado en matar a su hermana. Y siempre cantaba victoria antes de tiempo. Se alegraba de haber seguido a Anael. Así que Noah nos contó toda una infinidad de cosas del porque quería a Aurora. Me dijo que Liam podía criarla, lavarle el cerebro en contra de su padre y que después, la mataría ante sus ojos. Y Noah la quería para dejarla con Lakatos hasta que fuera tiempo de volvernos a reunir, me juró que no mataría a Aurora porque estimaba mucho a su padre…pero, luego, llego aquí, y tu Iván, me reiteras que Aurora está muerta… Ahora mi pregunta es… ¿quién demonios era el bebé que cargaba June en brazos? Le ayudé a escapar...



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En el texto hay: magia

Editado: 08.04.2021

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