— Creo que será mejor que dejen de verse y se quiten de la mesa... — Comentó Nigel a los otros dos, tomando el papel en su mano. Valiant volteó hacia arriba; con un movimiento rápido aventó a Noah, provocando que se cayera hacia atrás con la silla; él tuvo tiempo de moverse sin problemas. Una enorme ventisca absorbió el cuerpo del caído hacia el techo, después la corriente lo devolvió al suelo sin piedad. La mesa se quebró, sus patas se partieron a la mitad por la fuerza que cayeron las dos personas que se quejaban de dolor. Minerva fue la primera que cayó sobre la mesa y el peso de Nathan y Lakatos la sofocó dejándola sin respiración; por lo cual, al llegar a la casa de Nigel, la chica estaba inconsciente.
— ¿Qué demonios te hicieron, Lakatos? — Preguntó con fastidio Valiant; quién caminó lentamente hacia su amigo, que empezó a toser; lo ayudó a ponerse de pie y dedicó una sonrisa de medio lado y dolida ; se limitó hacer una mueca. — ¿Quién es él? — Preguntó Valiant. A la vez que Nathan se ponía en pie y tomaba a Minerva en sus brazos.
El joven suspiró derrotado; miró que el pecho de la chica subía y bajaba, lo cual, fue un alivio para él. No había sido un buen aterrizaje.
— No tengo idea… — Responde Lakatos con dificultad, siguiendo el juego. — Apareció de la nada…
— Tiempo sin verte, Valiant.
— Conoces mi nombre…
— Soy Nathan, Valiant, ¿qué te has olvidado de mí?
Lakatos estaba apoyado en el cuerpo de Valiant; su amigo miró a Nathan de arriba abajo, tenía un par de años que no lo veía y era completamente diferente a la última vez que lo vio; pues ahora tenía un cuerpo físico musculoso y no flacucho a como lo recordaba.
— Qué ha sido todo es alboroto? — Dégel, corrió a ver lo sucedido, pues él, se encontraba en la cocina sirviendo un poco de agua a un vaso, ya que la conversación que tenía con Noah, Valiant y Nigel lo había agobiado. Mirar a Nathan y Lakatos golpeados llenos de sangre y raspones sobre el rostro y el cuerpo, le plasmó una sonrisa socarrona en sus labios.
— ¿Qué me perdí?
—Una pelea de dos contra uno… —, contestó Lakatos, tajante.
—Cuéntenme todo…con detalle…
—¿Bromeas, Dégel? Me siento puré… salí volando de una motocicleta, me impacté en el suelo, se rompió el casco que llevaba y esta joven cayó encima de mi…luego, convertí en cenizas a un matón y de sorpresa, Liam intentó machacarme contra un muro. — Nathan miró a Noah como advertencia que sabía que tramaba al estar ahí, por otro lado, el secuaz de Liam levantó la ceja impresionado mientras le observaba.
Nathan seguía dialogando que Lakatos fue su salvador inesperado, dejó a Minerva recostada sobre el sofá más cercano, pidió disculpas a Nigel por la mesa y con sutileza, alevosía y ventaja, sacó la espada de la funda una vez más, poniendo la punta de su arma sobre la yugular de Noah.
— ¿Por qué estás aquí? No creo que escapes de Liam. ¿Dónde está Safira?
— Quiero saber lo mismo que Nathan... — interrumpió Lakatos, dejando de sostenerse en Valiant, para caminar sigilosamente al lado del chico de la espada, amenazante. Él había encontrado a su primo de pura suerte, porqué después de meditar por muchos días las palabras de él, decidió que era tiempo de volver a encontrarse con su madre, pues, ya había madurado bastante para hacer preguntas que necesitaban respuestas con la versión de su progenitora, porqué, fue testigo de la atrocidad con la que su madre atacó a su padre, provocándole una gran pérdida de memoria. Su padre no recuerda a la mujer que alguna vez fue su esposa.
Noah se mantiene tranquilo entre la espada y la pared. Fue en busca de Dégel para protección. Todo este tiempo ha sido un doble espía, su misión siempre ha sido cuidarle la espalda a Anael; no lo hace por que sea una orden, estima y respeta demasiado a aquel hombre, lo ha admirado desde que tiene memoria y de verdad, él, con todo su corazón, quiere regresar a casa y para hacerlo, debe hacer un gran sacrificio, dedicar su vida a proteger a quienes más valora en este mundo; sin embargo, cruzar camino con Safira hace unos años ha sido un gran problema, su error fue hacer un trato con ella para poder salvar su pellejo; sino hubiese aceptado el trato, su vida pudo haber terminado hace mucho tiempo; no está huyendo de Liam, sino de la madre de Lakatos.
— Noah —, habló Lakatos seriamente en voz baja. — Noah…Ya fue suficiente — El aspecto de aquel hombre era terrible. Su rostro pálido combinaba con los pómulos amoratados. Todo el cuerpo le temblaba por cansancio y debilidad.
— ¿Aún te quedan fuerzas?—Preguntó Nathan sarcásticamente.
— Cállate.
Noah aventó a Lakatos con fuerza alejándolo de su cuerpo; sin perder de vista la espada de Nathan. Su primo cayó al suelo al instante de sentón, hubo un momento de tensión en aquel lugar. Excepto por Dégel, que entusiasmado veía la escena que se presentaba en su casa. su amigo, unos segundos después de caer, se puso de pie y con enojo, observó a su oponente.
— Noah — Dijo Lakatos.
— Esto está mal. — Interrumpió Nathan mirando a su primo. — Estás demasiado débil.
— ¿Que vamos a hacer contigo, Noah?
— ¿De qué hablas?
— ¿En serio? — Preguntó Nathan, irritado. Quería respuestas y Noah, solamente evitaba contestar con la verdad. — ¿Dónde está Safira? Responde... ¿Qué fue lo que hiciste?
Valiant esperó el momento adecuado para atacar a Noah, claro, si se le daba esa oportunidad.
— Maldición...— Alegó Noah, en voz baja.
— Entonces ¿no dirás nada? Tendré que sacártelo a la fuerza. — Valiant comenzó el ataque; se abalanzó al cuerpo de Noah, impidiendo que fuera herido por la espada de Nathan, quién atónito, miró a su amigo de la infancia con desaprobación. Su oponente evadió los golpes que iban directo hacia su rostro mientras Valiant, lanzaba puñetazos a diestra y siniestra intentando hacer impacto en el rostro de su enemigo. Nathan tuvo que quitarse del lugar donde esperaba respuestas, impaciente, pues, ambos sujetos se movían en toda la sala comedor. Estuvieron a punto de caer encima del sillón dónde Minerva estaba inconsciente, lo esquivaron con agilidad. Este acto peligroso, lo empujó a quitar a la joven de ahí y optó por cargarla entre sus brazos, mientras aquellos inconscientes tomaban la iniciativa de salir del pequeño espacio de la casa; no obstante, Nigel, se acercó sigiloso hacía Lakatos recargándolo en su cuerpo, y sin decir más, se encaminó hasta la salida de su hogar; Dégel que disfrutaba de aquella pelea insignificante, siguió a su hermano. Noah y Valiant peleaban por el pasillo de la casa que daba a las habitaciones del piso de abajo.
Editado: 08.04.2021