Cadenas de Sangre

12

Anael e Iván han salido del tráfico de la ciudad y el pequeño coche en dónde viajan en compañía de Dylan y Uziel, iban a toda velocidad por el asfalto de la carretera. El chofer iba un poco frustrado, mordiéndose los labios una y otra vez, sin perder la atención en el camino, voltea cada tanto en las orillas, esperando encontrar a su hija y a Nathan; pero han recorrido varios kilómetros y no hay rastro de los dos. Después de perder la comunicación con el joven que se llevó su motocicleta ha estado muy inquieto, tiene un mal presentimiento y no quiere consultar, pues debe estar relajado y lejos del volante.

Iván hizo un movimiento para mirar a sus acompañantes en el asiento de atrás, quedó estupefacto al mirar una silueta humana correr a una velocidad sorprendente, Dylan, quién observó inquietante el rostro de su amigo, viró la cabeza hacía atrás moviéndose un poco de su asiento para tener un mejor ángulo.

 ¡Anael, acelera! — Gritaron estrepitosamente al mismo tiempo. Aturdido, el conductor del pequeño coche no tuvo tiempo de preguntar, por el retrovisor observó la silueta a punto de aventarse sobre el pequeño automóvil; sin dudar movió el pie apretando con toda su fuerza el acelerador del vehículo el cual, a pesar de los años que han pasado desde que lo compró, su estado es el mismo, todos sintieron el empujón de la velocidad que el coche había tomado y Anael, comenzó a berrear una y otra vez palabras altisonantes con educación.

 Dylan se quitó el cinturón de seguridad y acomodó su cuerpo con más libertad en el asiento, buscó su espada entre el asiento del copiloto y sus piernas, la sacó de su funda y abrió con rapidez el vidrio; mientras tanto, Uziel miraba asombrado a la criatura que los perseguía, nunca en su vida había mirado a un humano correr a tal velocidad anormal. El coche siguió aumentando de velocidad e Iván dispuesto a darlo todo en una pelea, se levantó de su asiento quitando el cinturón de seguridad y abrió el quemacocos del auto. Pidió con presura y estirando el brazo, la espada de Dylan.

— ¿Crees que le dé a esta velocidad?

 — Sí, sólo no me distraigas mucho, a esta velocidad la transmisión no es muy estable.

 —Mejor usa el arco, Iván. — Interrumpió Dylan, quién no quería que alguien más tocara su espada. —Me costó demasiado recuperar mi arma…

 Iván chasqueó los dientes mientras miraba a Liam acercarse cada vez más al automóvil. Espero pues, que su compañero de armas buscara el arco en la cajuela. Estiró el brazo para coger el arco, luego, tomó el arma y se acomodó para mantener el equilibrio. Liam observó al hombre y sonrió; llevaba tantos años sin tener ese tipo de acción que la euforia comenzó a invadirlo nuevamente.

  — Anael, disminuye la velocidad, solo tengo tres flechas...y por lo menos tengo que fallar una vez. — El arquero ya se encontraba apuntado a Liam.

 — Será mejor que no falles una vez...y si lo eliminas ahora...tendremos menos problemas que resolver.

 — Estás moviendo el auto de un lado a otro imbécil, claro que voy a fallar más de una vez si sigues manejando de esta manera.

 — Lo estoy haciendo para arrollarlo.

  — Anael, ni siquiera estás viendo por dónde está, idiota. Te estoy estorbando…

 El conductor dio un suspiro de derrota, apretó sus labios frunciéndolos en una mueca de reproche y comenzó a disminuir la velocidad del automóvil, dándole la pauta a Iván de volver a colocarse en posición de ataque. Liam, por su parte sonreía de lado a lado al mirar que el coche disminuía la velocidad, comenzó a acelerar su carrera pues ya tenía el auto a unos pocos metros de distancia; pudo observar que Uziel le miraba atónito, ya que era la primera vez que miraba una criatura de tal maldad.

 Iván inhaló el aire de sus pulmones por la nariz al mismo tiempo que soltaba la flecha de sus dedos, el arma viajó a una velocidad sorprendente rozando levemente la piel de su enemigo, el cual, al sentir la herida en su cuello gritó. La pequeña herida que sangraba ardía terriblemente. Clavó con furia sus ojos azul oscuro en su enemigo, quién arrugó la nariz al ver que había fallado, volvió a alistar otra flecha en el arco, ingeniándoselas para que la ráfaga artificial del automóvil no le quitara su preciada arma.

 — ¡Trata de darle en la cabeza!—Exclamó Anael sarcástico.

 —No es tan fácil. Cállate y no me distraigas...—Iván cerró el ojo derecho, esta vez, apuntó al pecho de Liam.

 La criatura se percató del intento de Iván por asesinarlo, como el ataque anterior lo atrasó un poco, alcanzó a dar un gran salto que lo impulsó más cerca del coche colocando su mano en la cajuela del auto, allí, encajó sus dedos con mucha fuerza aboyando el acero. El arquero disparó sin piedad, Liam tomó impulso y saltó hacia él, la flecha quedó estancada en el acero del auto y Anael ante tal acción, aceleró.

 Iván, dio un grito ahogado, pues su agresor estaba por encima de su cabeza, Dylan trató con desesperación salir un poco por la ventana de su lado, tomando con mucha fuerza su espada, la cual tomó entre sus dos manos y con la ráfaga del viento moviendo sus cabellos con ferocidad y aturdiendo sus oídos, cerró los ojos, intentó concentrarse en su corazón y con fe pidió al Padre que le diera la fuerza para poder exterminar a su enemigo de la única forma posible en ese momento.

 — Salamandras del fuego, os ruego avivad el filo de mi espada. —Con alevosía y ventaja, al mirar su espada envuelta en fuego, clavó el filo en el hombro de Liam mientras se disponía a atacar a Iván en el aire, aquella estocada hizo que perdiera el equilibrio y se ladeara fuera de su vista para caer sobre el asfalto y dar vueltas una y otra vez, provocando que los vehículos que viajaban en carretera se desviaran estrepitosamente creando accidentes menores, los conductores alcanzaron a salirse de la carretera o a cambiar de carril con ventaja de ser arrollados por otros autos.



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En el texto hay: magia

Editado: 08.04.2021

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