Sebastián Vettel
Desde que tengo uso de razón, mi papá siempre fue serio, frío, distante y ambicioso, muy ambicioso. Pero nunca creí que seriá capaz de algo asi, No creí que sería capaz de matarla.
Me costaba respirar, no sabía dónde estaba y mi vista estaba nublada por las lágrimas. No sé si por la frustración o por la bronca, empecé a estirar mi cabello. Dolía, si, pero en ese momento poco me importaba
-Eres un genio, Sebastian Vettel-Susurre sentandome en una piedra, con lágrimas en los ojos y un hilo de voz, sin soltar ni por un momento mi pelo, aunque sabía que me estaba lastimando.
-Así que te llamas Sebastian-Volte mi vista para encontrarme con esos hermosos ojos color carmín, que ahora no puedo evitar odiar-Con un padre Asi, quien quisiera s- Me levanté bruscamente y por la sorpresa dejo de hablar, y cuando iba a decir algo nueva mente...
-Tu callate, No sabes Nada de mi ni de mi familia-Le reclame mientras le picaba el pecho con un dedo en cada una de mis oraciones.
⚜︎Un día antes⚜︎
-Levanta mas los brazos, sosten la espada con más seguridad, Sebastian-Oia las indicaciones de mi entrenador, el general Jonathan Vettel, líder y héroe del Reino de Inaluria, y mi padre-CONCENTRATE-Su grito y ataque me sacaron de mis pensamientos, para mi suerte, logre cubrime a tiempo.
Mi padre es muy estricto con mi educacion y con mi entrenamiento, quiere que sea como el, Quiere convertirme en un mejor general para el ejército que el y su Majestad el rey crearon con tanto esfuerzo hace años. Y hablando del rey, este entro al salón de entrenamientos y se dirijio a mi padre quien luego de un Cruze rápido de miradas con su Majestad, volteo así mi, dejándome a entender que tenia que retirarme.
-Continuamos luego de la boda, Sebas
-Si, padre-cabisbajo asentí, volte hacia su majestad-con su permiso, su majestad-dije haciendo una leve reverencia para luego retirarme a mi habitación a distraerme.
Llegue a mi habitación y junto a mi cama había un lienzo en blanco con pinturas a un costado, sobre el lienzo,una nota. Justo en el momento en el que iba a tomar la nota, Sabana, mi hermana mayor, aparece desde la ventana. Me asuste al inicio pero luego me relaje al ver que era ella, le encanta hacer eso porque sabe que a mí me molesta, ¿y cual es el pasatiempo favorito de todo hermano mayor? Exacto, fastidiar al menor.
-¡FELIZ CUMPLEAÑOS HERMANITO! -Dijo ella mientras se hacercaba a mi extendiendo los brazos para abrazarme.
-Bany, sabes que no me gusta el contacto físico-dije y ella apreto más el abrazo-y me estas Asficciando-ella me soltó y se alejó unos centimetros.
-¿Ni el Día de tu cumpleaños te vas a comportar como un hombre normal?-Dijo ella con un tonito burlón bastante irritante si me lo preguntan.
-SOY, un hombre normal-dije asiendo énfasis en el "Soy"
-Si si si, lo eres-dijo moviendo la mano de ariba abajo restandole importancia-Te tengo un regalo mas-dijo mientras sacaba algo de su bolsillo, una carta-Mamá me dijo que te la dira cuando cumplieras los ciento dieciocho años, nunca antes y tampoco después-exclamos nostálgica, iba a abrirla allí mismo pero Bana me detubo-Abrela cuando estés solo, ahora vamos a festejar tu cumpleee-Dejo para luego agarrarme la muñeca y arrastrarme a algún lugar.
Me encontraba sentado en una de las mesas de aquel bar que frecuentaba con mi hermana, y mientra ella sacaba los prohibidos en la pista de baile, yo, me dedicaba a observar a la gente y criticar su ropa mientras tomaba de mi fernet. Es una bebida de un Imperio de nombre raro, "Argentina" se llama, y la princesa de dicho Imperio es una buena amiga mía.
Note que se me acabo la bebida, así que fui hasta la barra a pedir otro. Mientras me lo preparaban, observaba la pista de baile, pude distinguir a un chico, bastante apuesto;con el pelo medianamente largo dividido en dos colores, negro y Rubio, una playera negra con una campera de este mismo color, unos jeans color azul marino con cadenas enganchadas en el bolsillo del lado derecho, y un par de lentes en su cabeza. Me quedé mirándolo fijamente por unos minutos sin darme cuenta. Hubo un momento en el que nuestras miradas se cruzaron, y sentí como si ya lo conociera de alguna parte, sus ojos, esos ojos color carmin, los había visto en alguna parte, pero no conseguía recordar en donde.
-Joven ¿Se encuentra bien? Se ve muy palido-la vos de la señorita a la que le había pedido mi bebida me saco de mis pensamientos y al fin corrí mi vista.
-Eeh? Si no se preocupe -dije agarrando mi bebida y volviendo a mi mesa.
Volví a dirigir mi vista a donde anteriormente se encontraba aquel chico, pero ya no estaba alli. Pase parte de la noche viendo a la gente bailar hasta que mi querida hermana fue hasta donde me encontraba única y exclusivamente, para sacarme a bailar aunque sea un ratito, con la excusa de que "es mi cumpleaños" debo admitir que hacerle caso por una vez en mi vida fue divertido.
Luego de haberle dado a Bana una paliza que jamás olvidara en una batalla de baile, volví a la barra a pedirme un trago.
-Bailas mejor de lo que disimulas-Hablo una voz a mi lado, voltee para ver de quie se trataba, y grata fue mi sorpresa al ver a aquel chico de antes.
-Que haces acá?-dije con el tono más seco que jamás había usado mientras volvía a centrar mi vista en mi bebida.
-Uyyy, que carácter-dijo acomodandose de espaldas con los codos en la barra-Desde allá no se te ve lo pasiva.
Le dedique una mirada de reporoche y el se volteo a verme, nos vimos a los ojos por unos segundo, que a mí se me hicieron siglos. Fui el primero en correr la mirada disimulando mi ligero enrojecimiento tomandome el trago y pidiendo otro.
-Más despacio, hadita-dijo con una sonrisa burlona-No creo que un soldado deba enbrigarse tanto un día antes de la boda de la hija del rey
-Es mi boda tambien-Dije volviendo mi vista a mi vaso vacio, y pude sentir su mirada confusa clavada en mi perfil-Esroy obligando a casarme dentro de unas horas-y digo dentro de unas horas porque seguramente ya eran como las una o dos de la madrugada.