—¿Y?, ¿qué te parece?
—No lo publicarás.
El hermoso día que había estado disfrutando había acabado más rápido de lo que esperaba. Nat y yo quedamos en reunirnos al mediodía para “charlar” sobre la propuesta de mi primera novela, pero no me esperaba que se negara nada más encontrarnos.
—¿Por qué no puedo publicarlo? Cumple con todos los requisitos que pediste, es simple, divertida, interesante y realista…
—¿Realista? Alí, esta es LITERALMENTE la historia de cómo nos conocimos.
—Sí, pero no deja de ser una gran historia ¿verdad?
—Quizás… —admitió ella —Pero no por eso voy a dejar que todos mis compañeros de trabajo sepan como fue. Sin mencionar que podría ser aceptada y acabar en las manos de cada habitante del pueblo.
—¿Avergonzada? —Bromeé al ver lo vacilante en su rostro.
—Claro que no —negó, pero no había maquillaje que pudiera ocultar sus pensamientos, al menos no de mí.
—A ver… ¿Qué es lo que no te convence?
—Para empezar, no cambiaste ni los nombres ni las locaciones.
—Es que así era más fácil de escribir…
—Luego está el tema de los puntos de vista…
—¿Cual es el problema?
—¿Por qué incluiste a mi personaje y al de Lorena? Creo que con el del protagonista bastaba, además…
—No hay un por qué, solo pensé que le daría mucha más profundidad a tu personaje, además poner el punto de vista de Lore era una forma de introducir tensión en el momento de mi dolorosa y fallida primera confesión de amor.
—¿Todavía sigues molesto por eso? Ya pasaron más de dos años. Supéralo.
—¿Cómo podría?, si expuse mis sentimientos con total sinceridad, ¿y qué recibí a cambio? Solo rechazo.
—Ay dios…
Lo admito, encontraba muy divertido sacar a relucir el tema del rechazo, pues sabía cómo se ponía ella ante este y la verdad es que disfrutaba mucho verla arrepentida y avergonzada (algo no muy común en nuestra relación). Fue durante una ocasión, en la que estábamos cenando con otra pareja, que salió el tema por primera vez, y allí fue cuando descubrí esa debilidad suya. Y sí, la explotaba bastante seguido últimamente.
—¿Sabes qué? Haz lo que quieras, solo cambia los nombres y ve si puedes modificar un poco el final. Se siente apresurado.
—Pues… pensaba en poner nuestra primera cita y…
—Mejor olvídalo, solo cambia los nombres —me interrumpió con la cara completamente roja.
—Hay algo más de lo que quería preguntar —mencioné mientras la veía suspirar agotada. Todavía faltaba unas horas para la ceremonia y ella ya lucía exhausta.
—¿Qué?
—Es sobre Trish, no te molesta que yo haya escrito sobre…
—No me molesta —dijo rápidamente con una sonrisa que fue tiñéndose de tristeza y nostalgia —. Es más, me gusta la idea de que la menciones. A ella… siempre le gustó destacar, y creo que no hay mejor forma de hacerlo que plasmada en un libro.
«Menos mal» pensé agradecido. Honestamente esa era una de mis mayores preocupaciones, le había estado dando vueltas a ese tema por varios días. Por una parte ella formaba una gran parte del pasado de Nat, y excluirla sería un desastre por completo. Pero por otro lado temía que lo que había escrito fuera inapropiado o incluso ofensivo para ella.
—Bueno, si tengo tu visto bueno entonces podemos empezar con el proceso de…
—No tan rápido, todavía debo corregirlo y editarlo antes de siquiera pensar en llevarlo a las oficinas.
—Tch, y yo pensé que con una novia como editora el proceso sería mucho más…
Apenas dije esa frase sentí los labios de Nat chocar con los míos. Yo no era el único que tenía una forma secreta de hacer que hicieran lo que yo quería, ella había descubierto que sus repentinas muestras de amor me resultaban tan encantadoras como irresistibles.
—Tramposa —susurré cuando nos separamos.
—Tú empezaste.
—¡Hey! hay niños presentes —nos gritó el señor Ross desde la cocina.
El aviso repentino nos hizo volver a nuestras posiciones a la vez que sentíamos todas las miradas de los curiosos clientes que, poco a poco, fueron volviendo a sus asuntos. «Este lugar nunca cambia»
—Bueno, dejando de lado el tema de mi libro… ¿Cuánto falta para la boda?
—Hm… Como unas dos horas, en un rato debería irme, quiero estar preparada para…
—¿Te vas a preparar más? Yo creí que ya estabas vestida.
Observé el conjunto que traía, una remera con rayas blancas y negras, debajo de una chaqueta vaquera de color celeste. Una falda lisa de un violeta algo pálido y sus ya clásicos zapatos negro con tacones. «No importa lo que use, siempre se ve extremadamente hermosa»
—Sé lo que estás pensando y la respuesta es no, no me acompañarás.
—Así que te avergüenzas de mí.
—No lo hago cariño, pero prometiste que concentrarías en la universidad. Además, no conoces a la novia, y la invitación es para uno.
—Una noche no va a cambiar el resultado del examen.
—Ah, ¿entonces quieres que Lorena sepa que desaprobaste un examen? Según sé ambos tienen la misma materia.
—Son carreras diferentes y las materias no son las mismas… bueno, son similares pero…
No hubo excusa que valiera, ella tenía sus argumentos (y bien justificados) y yo los entendía, había prometido concentrarme en mi carrera para poder mejorar como escritor, (aunque ya era bastante bueno). Además, era cierto que no quería que Lore se burlara durante toda una semana de mi nota.
***
Charlamos durante casi una hora hasta que llegó el momento de despedirnos. Sinceramente tenía bastantes ganas de acompañarla a la boda. Desde que éramos novios teníamos pocas ocasiones para asistir juntos a eventos tan grandes como ese. Y no todos los días se celebraba una boda en el pueblo (aunque yo no conocía a la pareja)
—Ahh, me habría gustado ir…
—Entonces debiste haber insistido.
—¡Ah! Lore… mierda, olvidé que estábamos hablando.
—Oye, no me ignores, ¿así es como tratas a tu mejor amiga?